Epílogo

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Un Año Después...

Estaba sentada frente al mar observando a su pequeña jugar con su padre en el mar. Delante de ella dos pequeños jugaban con la arena, mientras intentaban caminar torpemente hacia el agua.

Ana Lucía: ¡mami! Ven al agua, vamos a jugal.

Roberta: mi vida ahora no, tengo que estar aquí vigilando a tus hermanos.

Ana Lucía: mami polfi, que vengan ellos también, ¿queleis il al agua?

Alonso: shi.

Gonzalo: ño.

Ana Lucía: va Gonzalo, vamos y mami viene también.

Gonzalo: ño.

Ana Lucía: pelo...

Roberta: ya Ana Lu déjalo, ve tu con Alonso y con papá, después vamos nosotros.

Ana Lucía: ya que, vamos Alonso.

La niña agarró la mano de su hermano y fue hasta el agua con su padre, los tres jugaban en el agua mientras Roberta tomaba el sol, vigilando a su pequeño.

Diego: niños.

Ana Lucía: ¿que pasa papi?

Diego: ¿quieren que le gastemos una broma a mamá?

Ana Lucía: que bloma papi, luego se enoja con nosotlos.

Diego: no se va a enojar ¿quieren o no?

Alonso: shiii.

Diego: ¿Ana?

Ana Lucía: está bien, pelo si se enoja tú te aguantas el legaño.

Diego: prometido, mira tú sólo ves con Alonso y coges a Gonzalo y le dices a mamá que vais a jugar un poco más cerca del agua que yo os vigilo.

Ana Lucía: ¿y tu que haces papi?

Diego: pues cuando se distraiga tomando el sol cerrará los ojos y yo la voy a ir a mojar ¿vale?

Ana Lucía: se va a enojal mucho.

Diego: pero nos vamos a reir mucho ya verás.

Ana Lucía obedeció a su padre y cogiendo a sus hermanos se acercó un poco más al agua. Diego viendo que su mujer había cerrado los ojos fue hasta ella empapado mientras los pequeños lo observaban riendo divertidos, llegó hasta ella y la mojó haciendo que ella se levantara enojada.

Roberta: ¡Diego!

Diego: (aguantando la risa) ¿que?

Roberta: sabes que me molesta que hagas eso.

Diego: ay mi amor sólo te mojé un poquito, nada más.

Roberta: siempre haces lo mismo, ya me tienes harta, sabes que me enoja.

Ana Lucía: papi te dije que se iba a molestal.

Roberta: osea que ustedes fueron cómplices ¿no?

Los pequeños sonrieron divertidos y ella fue hasta ellos, cogiendolos y haciéndoles cosquillas mientras ellos reían divertidos.

Diego: (abrazandola) yo también quiero cosquillas.

Roberta: (dandole un golpe) tú nada, dejame en paz que estoy enojada contigo.

Diego: no te enojes fue una bromita, dame un beso.

Roberta: no quiero.

Diego: va porfa, nenes ayudarme, decidle a mami que me de un beso.

Siempre A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora