Maratón 4/5 - Cap. 36 - Es Nuestra Hermana

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A la mañana siguiente Diego despertó al oír ruidos en el baño, se levantó rápidamente y al igual que la mañana anterior, encontró a su novia, vomitando en el baño. La ayudó a levantarse y después que ella se lavara los dientes la llevó hasta el salón mientras se acurrucaba contra él llorando.

Diego: mi amor no llores por favor. Ya verás que no va a ser nada.

Roberta: todo apunta a eso, tengo que hacerme a la idea, sólo que me duele demasiado todo esto.

Diego: bebé óyeme no digas eso, ya verás que no va a ser nada de eso. Mira vamos a hacer una cosa, voy a ir con Teo y le pido que nos de los resultados esta tarde.

Roberta: no creo que sea posible. Me dijo hasta mañana.

Diego: lo voy a intentar. Vamos a desayunar y voy y te dejo en casa de tu mamá.

Roberta: no Diego, tengo que ir a trabajar.

Diego: bueno entonces yo te llevo, no voy a discutir contigo por eso, ya sé que no te voy a convencer.

Roberta: ok bebé, vamos a desayunar, me muero de hambre.

Diego: te amo.

Roberta: y yo a ti monstruo, más que a mi vida.

Roberta lo besó tiernamente mientras él profundizaba el beso, haciendo que al separarse Roberta esbozara una sonrisa. Desayunaron juntos entre besos y después de arreglarse Diego la llevó hasta el bufete.
Roberta dio un rápido beso a su novio y cuando iba a bajarse del coche el agarro su mano haciendo que se sentara de nuevo.

Roberta: ¿que pasa?

Diego: no te separes del celular ¿ok? Y si te sientes mal me llamas y vengo por ti enseguida.

Roberta: no te preocupes, voy a estar con Pablo toda la mañana te prometo que si me encuentro mal le digo que te hable.

Diego: promételo.

Roberta: (dandole un piquito) te lo prometo bebé, bye.

Dio un beso a su novio y entro hasta su despacho mientras que Diego arrancó hasta su productora.
Al llegar Miguel lo esperaba en la entrada de su oficina.

Diego: buenos días.

Miguel: buenos días.

Diego: ¿que te pasa? Porque esa cara, pareces asustado.

Miguel: yo lo estaría.

Diego: ¿porque?

Miguel: Mía y Luján están esperándote en la sala de juntas.

Diego: ¿Mía y Luján?

Miguel: ajá y traían unas caras, suerte wey.

Diego: jaja, gracias. Voy con ellas.

Miguel dio una palmada en la espalda a su amigo y se fue hasta su despacho. Diego saludó a su secretaria y después de darle algunas indicaciones fue hasta la sala de juntas.

Diego: (entrando a la sala de juntas) buenos días cuñadas, ¿a que debo vuestra visita?

Luján: tenemos que hablar contigo de algo que le está pasando a mi hermana.

Diego: ah ya, si ya me contó. No sabía que les había contado a ustedes.

Mía: sí bueno, yo fui quien la obligó a ir a la clínica y ayer le contamos a Luján.

Diego: osea que les dijo a ustedes y a mi no. Esto es increíble, no puede ser que sea así.

Luján: bueno no te enojes con ella, sólo quería estar segura para no angustiarte, además lo que cuenta es que ya te contó.

Siempre A Tu LadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora