Capítulo 6- Jupiter

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-Emily, abre, por dios...

No sé cuánto tiempo llevo aquí dentro. Sé que es más que de normal. Sé que no quiero salir nunca.

Hasta Norman piensa que fue mi culpa. Hasta él. Todas las expectativas que me había creado respecto a él, todo era mentira. No es ningún ángel, ni me va a salvar de una mierda.

Así de increíblemente estúpida soy. Me creo todo a la primera. Soy una maldita ingenua, pico siempre, en cuanto confío en alguien me entrego cien por cien. Y con Norman no iba a ser menos. Tenía mis reservas, pero caí. Caí, y estoy cayendo, y me caeré, mil veces. Sé que el proceso no ha hecho más que empezar.

Pero no quiero pensar en Norman. Ni en Kyle. Kyle no es nadie comparado con él. Ni en mí.

Quiero pensar en él. En la única persona que realmente ocupó mi corazón.

Llegó, de la nada, como todos, me embaucó con un par de tonterías y frases divertidas, y en dos meses ya era toda suya. Pero no suya en sentido figurado, me poseía de una forma que asustaba. Aún así, yo lo percibía como justamente lo contrario. El único lugar donde me sentía segura era él.

Le conocí en una fiesta, tomamos un par de copas, quedamos una, y dos, y tres veces... Horas y horas incontables, que ahora entiendo como tiempo perdido, a su lado, cuando aún era demasiado inocente y pensaba que una relación se basaba en dos mitades que se complementaban. El problema fue que él sí sabía que una relación no consistía en eso. Él quería ganar terreno, marcar territorio, invadir mi ser, y lo consiguió. Vaya que lo consiguió. Desde el primer "esa falda es demasiado corta" al último "naciste para hacer daño", no sin antes pasar por el típico "te necesito" y "si te vas, me mato aquí mismo".

Cada recuerdo cae por mi mejilla en forma de lágrima, casi tan amargas como mi pasado con Jake. Casi tan miserable como lo que dejó de mí cuando se fue, yo solo era restos, un cartucho de balas vacío, un bolígrafo sin tinta, un depósito seco de combustible y carente de fuego que quisiera inflamarlo.

Mientras lloro, desconsolada, me acuerdo de todos sus insultos y descalificaciones. Me levanto del suelo tambaleándome, y me apoyo en el lavabo. Miro a la terrible imagen que me devuelve el espejo, y cada comentario viene a mi mente mientras la analizo. "Qué fea te has levantado hoy", mientras me presiono las mejillas con las yemas de los dedos. "Vas muy maquillada", mientras me corro el maquillaje de los ojos, mezclado con lágrimas. "Ni se te ocurra volver a hacerte algo así en el pelo, te queda como una mierda", mientras tiro de mis largos mechones rubios. Jake odiaba que me lo alisase, o que lo cortase.

"Estarías mejor muerta" mientras grito de rabia y le doy un puñetazo al espejo, tan fuerte que hago que un lado de éste estalle contra mi puño, clavándome decenas de cristalitos en los nudillos. He roto el espejo tal y como hizo Beth en su primera aparición, y yo misma una noche fría de diciembre de hace un año, cuando decidió irse, definitivamente. Grito, chillo, juro, presionando con mi mano sana mis heridas. Oigo que Norman le da golpes y patadas a la puerta, suplicándome que abra. Mi mano cada vez sangra más, y decido que es momento de acabar con esto, va a echas la puerta abajo.

-¿Quieres verme así? ¿Es que esto también ha sido culpa mía?- le muestro mi mano ensangrentada, y él me mira, con los ojos desorbitados.

Mi respiración se acelera, después de la rabia y el llanto viene la ansiedad, mis ataques son cada vez más impredecibles y variados. Dejo de llorar, tan solo me centro en poder respirar, mientras me muerdo el labio inferior, rabiosa. Deseo romperlo todo, destrozar esta habitación, y deseo destrozarme a mí misma. Por un momento, también deseo destrozarle a él.

-No es bonito verme en este estado, ¿a que no?- grito.- Tranquilo, todo está bien, mañana volveré a ser la Emily dulce y buena de siempre. La Emily que hace bromas, la Emily que canta, la que se arregla para una cena que se suponía que tenía que ser bonita o incluso... ¡Romántica!- no sé lo que digo, pero no me importa.- La misma Emily de todos los días, la que se viste con flores y colores alegres y aguanta la mierda de todo el mundo, la que soporta tus cambios de humor y tus caras. La que desea con todas sus fuerzas que hoy sea uno de tus días buenos, porque le rompe verte en los malos. Pero, ¿sabes qué? Nunca, nunca volveré a ser la Emily que confió. En nadie. Ya no confío en nadie.

Saturn (Normily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora