Capítulo 5- Mars

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Salimos de la habitación en dirección al ascensor el cual está situado al final del pasillo. Siempre tenemos que hacer uso de éste porque estamos alojados en la última planta, la décima, y se hace muy pesado bajar tantas escaleras. Pero, ¿qué significa coger un ascensor en compañía? Silencio incómodo, y es todavía más incómodo si el hombre que llevo a mi lado no para de mirarme de arriba a abajo. Le devuelvo la mirada de reojo mientras esperamos al ascensor. Qué bien le queda esa americana con la camisa.
-¿Qué miras?- pregunta Norman al descubrir mis poco discretas miradas.

-Tu fea cara- respondo con una sonrisa.

- Estás graciosa esta noche, eh.

- Al menos yo tengo gracia- río y entro al ascensor el cual acaba de abrirse ante nosotros.

- Veremos a ver si no te tienes que ir andando al restaurante... - dice con tono burlón mientras me mira alzando una ceja.

- No serías capaz.

- No me tientes, señorita Kinney- dice vacilándome.

El momento incómodo pasa a ser un momento de vaciles y frases constantes para picar al otro. Salgo primero del ascensor aliviada de no haber tenido que sufrir ese momento incómodo pues seguro que me habría puesto a pensar en lo de ayer y estaría ahora mismo de regreso a la habitación a por un par de ansiolíticos más. Llegamos a la puerta del hotel y a los dos nos alivia no ver cámaras por ningún lado. De momento preferimos, o yo prefiero, mantener esta cita (si se le puede llamar así) a espaldas de las redes sociales. Norman saca las llaves de su bolsillo delantero y me lleva hasta donde está aparcada su moto.

- Llevas dos cascos, ¿verdad?- pregunto seria.

- Siempre llevo uno de repuesto guardado en la moto, aunque si fuera por mí no lo llevaría- dice, mientras abre el compartimiento donde tiene los dos cascos.

- Reedus el temerario- río, y el me devuelve una mirada graciosa.

- Venga, vamos, póntelo y sube- dice mientras él se coloca el suyo. Me pongo el casco el cual tiene una pequeña pegatina donde pone Daryl Dixon.

- ¿Eres fan de ti mismo?- pregunto subiendo detrás de él.

- Como para no serlo - responde con picardía. Suspiro y ruedo los ojos. Norman pone la llave y el motor de la moto comienza a rugir.

-Agárrate- dice dando una pequeña mirada atrás. Pongo mis manos sobre las dos barras que el asiento de atrás tiene a los dos lados pero Norman no arranca. - Venga, agárrate, no muerdo.

-Norman ya estoy agarrada.- mira para atrás y ríe.

- Ahí no hombre, a mí, estarás más segura que cogida ahí detrás.

Los colores de mi cara pasan de un tono pálido a rojo y si no fuera por el casco Norman estaría partiéndose de la risa, pero al ver que no quedaba otra opción entrelazo mis brazos a su abdomen y Norman comienza a darle al puño de la moto.
La forma en que conduce Norman es espléndida. Esta es una de las pocas veces que montaba en moto pero se podría decir que es la mejor. Con las manos entrelazadas todavía en el abdomen de Norman comienzo a mirar hacia ambos lados de la carretera. El centro de esta ciudad es precioso, todo lleno de luces y de un buen ambiente que se podía respirar desde donde yo estaba, aunque hay algo que también se puede respirar y que me gusta aún más y es ese perfume que Norman lleva. No puedo evitar sonreír, el paisaje y la compañía son geniales y posiblemente el sitio a donde nos dirigimos va a mejorar este "genial". Es todo un detalle que se haya tomado la molestia de mirar un restaurante con menú vegetariano. El paseo en moto no dura más de 20 minutos en los cuales mis manos han estado todo el tiempo cogidas al abdomen marcado de Norman.
Para la moto justo en frente del restaurante. La entrada de este está adornada con lucecitas pequeñas blancas que le dan un toque muy elegante al sitio. Yo bajo primero de la moto y me quito el casco rezando para que los colores rojos hayan desaparecido. Después baja Norman quitándose a su vez el casco de una manera muy sexy (o eso me parece a mi)
- Te has despeinado- le digo riéndome de su pelo.

Saturn (Normily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora