Saturn (Normily)

Capítulo 8 - Uranus

Norman deja la americana estirada en su cama y entra un momento al baño.
Vuelvo a ponerme nerviosa, ni siquiera sé cómo voy a hablar con él de lo ocurrido. Pero tengo que hacerlo, no quiero terminar siendo uno de los probablemente muchos ligues de una noche de Reedus.
Oigo la manivela del baño y me siento en su cama, dejando el móvil encima de esta.
- Hey, esa es mi cama- dice Norman mientras se quita los dos primeros botones de la camisa.
- Norman, tengo que preguntarte algo.
- Dispara- dice dándole un vistazo al móvil.
- ¿A qué te has referido con "nuestro principio"?- Norman se queda paralizado, no sabe cómo responder.
- Pues, ya sabes... - dice rascándose el pelo.
- No lo sé, por eso te lo pregunto. No quiero que suene borde pero no quiero ser un ligue de una noche - digo con tristeza en la voz. Por alguna razón las ilusiones de hace una hora se están yendo.
- ¿Qué tontería es esa? Emily, te he besado porque lo necesitaba, te necesitaba.
- ¿A mí? Norman, soy un desastre.
- Ambos lo somos, pero qué más da. Mira, estas cosas no se me dan nada bien, pero créeme que el beso de esta noche ha sido lo más sincero que he hecho por amor desde hace mucho tiempo. Y no, no eres un lío de una noche, eres la persona con la que quiero pasar todos mis días.

Los colores de mi cara están cambiando a rojo y él lo nota porque suelta una ligera risa. Se acerca a mí lentamente y vuelve a cogerme las mejillas con los pulgares.
- Este es nuestro principio - dice, y acerca sus labios a los míos, fundiéndolos en un beso todavía más delicado que el anterior. Sus manos me rodean y me aprietan contra él. Nuestros labios van al compás, lento pero apasionado. El estómago se me llena de mariposas y noto como el corazón de Norman está acelerado. Separa sus labios de los míos y me rodea con sus brazos mientras sus manos me acarician la espalda.
Mira hacia abajo y me da un beso en la frente- Voy a ponerme el pijama- dice, separándose.
- Yo también- digo mientras voy hacia mi armario. Cojo el pijama y voy al aseo para desmaquillarme y cambiarme. Una vez he terminado de quitarme el maquillaje, la ropa y haberme lavado los dientes, me pongo mi pijama de invierno que lleva el dibujo de un gato blanco en medio de la camiseta y muchos gatitos repartidos por el pantalón. Salgo y Norman está sentado en su cama mirando el móvil, subiendo alguna foto posiblemente. Levanta la cabeza y suelta una risa pequeña.
- Me gusta ese pijama -dice subiendo el móvil-. Deja que te haga una foto.
- Norman, estoy horrible - digo tapándome la cara con las manos.
- No digas tonterías - dice, mientras hace la foto. - Mira, ven- me hace un gesto con la mano de que me siente a su lado y me enseña la foto.
- ¿Te importa que la suba a Instagram?- pregunta.
- ¿Quieres que explote tu móvil a causa de comentarios de la gente? Creo que ni siquiera saben que compartimos habitación.
- Sería divertido que lo supieran- dice, mientras la edita.- Entonces, ¿puedo?
- Si te hace ilusión...- digo rodando los ojos. Veo cómo le da a "publicar" y cómo al segundo de estar subida la gente empieza a volverse loca y a exclamar que estamos juntos.

Apaga el móvil y lo deja en su mesilla. Gira la cabeza hacia mí y sin decir nada me coge, me recuesta en su cama y comienza a hacerme cosquillas por todo el cuerpo. Yo solo puedo reír sin parar. Se pone encima de mí, y deja recostar su cabeza encima de mi pecho, cogiéndome las manos. Yo cierro los ojos. Tengo una sensación en el cuerpo de felicidad extrema, de amor. Pero también miedo, miedo a que esto no salga bien, a que no podamos estar juntos. Norman nota que vuelvo a ponerme nerviosa y se quita de su posición para ponerse acurrucado a mi lado.
- ¿Estás bien? - pregunta mientras me acaricia la barriga.
- Mejor que bien - respondo mientras pongo mi mano en su pelo, devolviéndole las caricias que el me estaba haciendo. Me giro para quedarme cara a cara a él y cierro los ojos.
- Gracias - susurra Norman.
- ¿Por qué?
- Por estar ahora aquí, conmigo.

Le respondo con un corto beso y me acurruco en su pecho. En pocos minutos los dos estamos profundamente dormidos, como si nada de lo que había fuera de nosotros importase.