Capítulo 3 - Venus

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- I'll give you everything I have, I'll teach you everything I know, I promise I'll do better...
Ya han pasado cuatro días desde que grabé mis escenas en el primer capítulo, Kyle se ha ido definitivamente, Nicotero había pensado en mantenerle unos capítulos más antes de lo ocurrido conmigo, pero después de aquello, nadie le quería entre nosotros. Lo cierto es que duermo tranquila sabiendo que no anda cerca. Además, cada vez tengo un poco más de confianza con Norman. Esta semana apenas hemos hablado, es cierto que he estado bastante más distante, pero él ha sido muy atento y respetuoso con mi espacio personal, y al mismo tiempo ha seguido con sus piques, siempre sin pasarse de la raya. Respecto a Andrew, nuestra relación se ha enfriado bastante, incluso si nos vemos por el pasillo del hotel o en la cena, no nos dirigimos la palabra. Lo sé, sé que la culpa es mía, me porté fatal con él, pero he preferido mantener las distancias hasta que me reconcilie conmigo misma, hasta que me estabilice. He estado bastante triste y poco habladora estos días, he ido a las grabaciones por ir y no quedarme muchas horas sola, sé que es peligroso, y realmente no he grabado nada. Ya hemos vuelto del rodaje hoy, y estoy tocando el precioso piano que tenemos en la habitación, lo cual hace que me sienta un poco mejor al respecto de haber perdido mi preciada guitarra acústica. Solo lo toco cuando estoy sola, como ahora mismo, estoy segura de que Norman ni siquiera tiene idea de que lo hago. Estoy tocando Light, la canción con la que me dormí en la furgoneta el primer día de rodaje y con la cual me he obsesionado. Me representa muy bien, siempre estoy cagándola con la gente a pesar de que intento hacerlo lo mejor que puedo y me dejo la piel con cada relación, especialmente amorosa... Pero siempre acaba mal, a pesar de entregarme por completo, de dar todo lo que tengo y enseñar todo lo que sé, siempre me quedo yo sola prometiéndome a mí misma que lo haré mejor.
- I will always hold you close, but I will learn to let you go, I promise I'll do...
-Lo siento- me giro rápidamente, es Norman, el cual acaba de entrar por la puerta. Me pongo roja como un tomate, estoy segura, se suponía que había salido con la moto a dar una vuelta, y a mi parecer se acaba de ir... Miro el reloj, las once y media de la noche. Lleva casi hora y media fuera, el mismo tiempo que llevo tocando canciones de mi grupo favorito como si me fuese la vida en ello.- Debí llamar a la puerta.
-No, no te preocupes, se me ha ido el tiempo...
-No hables como si estuvieses haciendo algo malo. Por lo que he oído en la radio, tienes una voz bonita, y los dos segundos de música que acabo de escuchar no han estado nada mal- sonríe. Sonrío de vuelta, tímida.
-Jo, de haber sabido la hora que era, estaría preocupada seguro...- se me escapa.
-¿Cómo?- ríe.
-Bueno... No me gusta que salgas a estas horas... ¡Es decir! Puedes hacer lo que quieras, evidentemente, pero me preocupa un poco que salgas tan tarde, ya sabes, es de noche y...
-Ah, así que llevas evitándome toda la semana y resulta que te preocupa mi hora de llegada...- se sienta en el sofá, mirándome, divertido. Sé que se lo pasa bien incomodándome, el muy asqueroso.
-No sé, vivimos juntos, y no me siento bien yéndome a dormir si aún no has vuelto...- me excuso.
-Ah, así que ahora se trata de que no te dejo dormir- levanta una ceja, mientras sigue riéndose. Yo me cruzo de brazos, mirando hacia abajo.
-Bueno, no me gusta que tardes, eso es todo.
-Lo tendré en cuenta. ¿Has cenado?
-No... Llevo toda la noche tocando.
-Yo me bajo ahora al comedor a por algo de comer, ¿qué te subo?
-Ah, no, nada, no importa.
-Emily, tienes que cenar.
-No tengo hambre, Norman.
-Te pienso traer un vaso de leche caliente con Cola Cao con galletas, no acepto un no por respuesta.
Vuelve a los pocos minutos con lo prometido, y un bocadillo de algo que no identifico para él. Yo me he sentado en el sofá, sabiendo que va a sentarse a mi lado. Por algún motivo, necesito algo de cercanía con alguien, llevo toda la semana evitándome hasta a mí misma (sobre todo, a mí misma), y Norman se está portando muy bien conmigo, no es tan idiota como parecía. Cenamos en silencio, yo mucho más lentamente que él, sujetando el vaso caliente entre mis manos, heladas. Norman está viendo la tele, pero ni siquiera me fijo en lo que hay en la pantalla, estoy tratando de reprimir la horrible y familiar sensación que se está originando en lo que parece mi estómago, pero que sé que realmente es mi cabeza. "Todo está en tu cabeza, Emily", me repito, una y otra vez. Intento centrarme en lo que aparece en el televisor, es un programa de coches tuneados, algo que me resulta realmente aburrido. Lo aburrido también me provoca ansiedad. Todo me la provoca.
Siempre que estoy lejos de casa, desde que soy pequeña, me ocurre esto. Es algo que me viene desde siempre, pero más aún a raíz de mi adolescencia y la muerte de mi tía, que fue como una segunda madre para mí. Estoy tratada con ansiolíticos, pero estoy intentando dejarlos, lo cual no me está saliendo nada bien. Cuando estoy rodando, ocupada haciendo algo que me divierte, la ansiedad me deja en paz, es como si no existiese y, por unas horas, yo fuese normal. Por eso siempre trato de mantener mi mente centrada en algo, especialmente si estoy sola, canto, toco el piano, escribo, veo alguna serie... Cada vez que siento que voy a tener un ataque y está Norman en casa me voy corriendo al baño, poniendo como excusa que voy a darme una ducha, y creo que ya empieza a sospechar de mis seguidas escapadas al baño ya que, de hecho, me ha llegado a decir que me ha oído llorar.
Siento que la leche que acabo de tomar va a ser expulsada de mi cuerpo, que se me van a salir todos los órganos por la boca, comienzo a respirar más deprisa y me clavo las uñas en las rodillas para soltar mi rabia. Sé que se acerca el momento, voy a tener que huir de nuevo. Cuando siento que no puedo más, suelto como un robot:
-Voy a darme una...- me levanto rápidamente pero, antes de poder terminar mi frase, Norman me coge la mano.
-No, Emily. Necesitas hablar de esto.
Mierda. Mierda y más mierda.
-Norman, solo voy a ducharme- río nerviosa, ni siquiera me atrevo a mirarle.
-Y a curarte los arañazos que acabas de dejarte en las rodillas, ¿no?
No ha soltado mi mano temblorosa, sin girarme trato de aguantar las lágrimas que luchan por salir de mis ojos, y me llevo la otra mano a la boca, intentando evitar hiperventilar.
-Emily, siéntate y hablamos.
-No- en un descuido suyo me suelto de su mano y me voy corriendo al baño, encerrándome en este con pestillo. Aún así, me apoyo contra la puerta, para que no pueda entrar.
-Emily, abre, por dios. ¡Emily!
-Estoy bien- mi pecho sube y baja, mi respiración está desbocada, y yo me hago una bolita en el suelo. Siento la imperiosa necesidad de pegarle a algo, cualquier cosa, pero no puedo. También necesito vomitar, necesito romperme y necesito morirme.
-Emily, me estoy asustando, ábreme, sé que no estás bien.
Lloro desconsolada, mientras aprieto con fuerza mis piernas, tratando de no clavarme más las uñas. Sé que se va a pasar. No suele durar más de cinco minutos. Intento pensar en cosas bonitas, al tiempo que sigo respirando tan rápido que el aire no puede llegar a mis pulmones. Siento que me ahogo, que me deshidrato en forma de lágrimas, que me desintegro de la forma más ridícula. Miles de millones de pensamientos negativos asaltan mi mente, me atacan, oigo que Norman habla, pero no entiendo lo que dice.
El ataque va remitiendo, poco a poco, mi respiración se sosiega, y me doy la enhorabuena a mí misma por haber conseguido no vomitar. Sigo llorando, eso sí, me doy lástima a mí misma, me da lástima la chica rubia que hay en el espejo cuando me levanto. Río, irónica. "Y luego te preguntas por qué no aguantan contigo, Emily. Eres una maldita desquiciada."
Descorro el pestillo y, antes de que pueda abrir, lo hace Norman. Le miro, veo el miedo en sus ojos claros, azules como el cielo. Ahora ya sabe quién soy.
Antes de que pueda reaccionar, mi cabeza está apoyada en su pecho, al tiempo que sus fuertes brazos se enredan a mi alrededor. Lloro, lloro desconsolada, ni siquiera le devuelvo el abrazo, solo me tapo la cara con las manos, avergonzada de quién soy. Cuando me termino de calmar, me separa un poco de él, y toma mi rostro entre sus enormes manos, limpiándome las lágrimas.
-Norman, yo...
-No- besa mi frente, callándome de golpe, y yo siento que algo dentro de mí se recompone, que vuelve a estar completo.- Ven conmigo.
Me lleva al sofá de la mano, y nos sentamos, él mirándome, yo huyendo de su mirada, que parece que me lee el pensamiento. Tras unos segundos de silencio, y sin soltarme la mano, pregunta:
-¿Qué es?
-Ansiedad.
-¿Has ido al médico?
-Desde que tengo quince años- respondo, tras unos segundos.
-Y, ¿la medicación no hace efecto?
-He dejado de tomarla. Creía que no me hacía falta- reconozco.
-¡Por dios, Emily! ¿Así, de golpe?- alza la voz, soltándome la mano.
-No me grites, por favor- murmuro, casi llorando de nuevo. Tras un ataque estoy extremadamente sensible, pero no sé transmitirle todo lo que siento ahora mismo.
-Lo siento, pero es que no puedes dejar de medicarte cuando te dé la gana, ¿sabes? No te comportes como si tuvieras diez años, sé adulta de una vez.
-¿Por qué tienes que ser tan desagradable?- me pongo en pie.- ¿Te he pedido yo ayuda, acaso? Si he dejado de tomarme esa mierda es porque ya no la creo necesaria, ¿estamos? Ya soy mayorcita para...
-¡Y una mierda eres mayorcita!- se levanta y me mira de frente.- Estás demostrando ser una cría, si dejas de tomarte lo que se supone que debes tomarte, no vas a conseguir más que volverte...
-¿¡Qué!? ¿Que volverme completamente loca? ¿Es lo que te da miedo, vivir con una loca?- chillo, no mido mis palabras, lo sé, pero no me importa.
-¡Me vas a volver loco a mí, Emily!- se le ve desesperado, se coge el pelo y estira levemente de él.- ¡Llevas días sin hablarme, de vez en cuando te escabulles al baño, y a veces te oigo llorar, y sé que no puedo hacer nada! ¡Pero no pienso...!- hace una pausa, y se acerca un poco más a mí. Relaja su tono de voz, y pone sus manos sobre mis hombros.- No pienso consentir que te autodestruyas. No quiero hacerlo.
-¿Por qué?- me tiembla el labio inferior mientras no dejo de llorar.
-Porque te he cogido cariño, porque eres una buena chica, y desde lo que ocurrió el otro día con Kyle no eres la misma. No sabía que podía llegar a afectarte tanto, no lo sabía, y debí... Debí hacer algo.
-No te culpes. Yo no quería que hicieras nada.
-Pero merecería estar en el hospital.
-No, Norman. No. Así no arreglarías nada- le tomo el rostro con una mano, está frustrado, y triste, y me siento culpable. Su piel es mucho más cálida que la mía, aunque es cierto que mis manos parecen estar bajo cero, y la sensación es agradable. Baja la mirada, cogiendo mi mano libre entre las suyas.- Estoy bien. En serio- le sonrío.
-No lo estás. Necesitas tomarte...
-Lo sé, lo sé. Se me ha ido de las manos.
-Prométeme que lo harás.
-Sí.
-Dilo- me mira, entristecido, y yo acaricio su mejilla. Me da mucha lástima verle así, por mi culpa.
-Lo prometo- susurro. Me atrae hacia su cuerpo, y esta vez sí que me agarro a su cintura fuertemente, casi como si le consolase a él. Como Beth a Daryl.- Todo está bien- digo, en su oído.
Pasan los minutos y nos preparamos para irnos a dormir. Fuera llueve mucho, muchísimo, y se oyen truenos a lo lejos. Mierda, odio las tormentas. Me pongo mi pijama de osos, lo más calentito y menos provocador que tengo, y me meto en mi cama, tapándome todo el cuerpo. No tengo sueño y sé que esta noche no voy a poder dormir, y mañana toca madrugar. Cuando voy calmándome, oigo el primer trueno, y noto la luz de este justo encima de mí. En momentos como este, lamento haber escogido la cama de la ventana grande. Grito inconscientemente, tapando mi cabeza con el nórdico, y oigo la risa en voz baja de Norman, el cual aún está abriendo la cama.
-Emily. ¿Tienes miedo?
-No.
-Entonces nada.
Un nuevo trueno, mucho más fuerte. Me revuelvo en la cama, haciéndome una bola y tapándome los oídos.
-Un poco- admito.
-Desde mi cama se oye menos- me destapo, y le miro, irónica.- Es en serio. Podemos cambiar camas.
-No te voy a echar de tu cama.
-¿Me estás pidiendo que duerma contigo?
-No, te estoy diciendo que nos quedemos así- el tercer relámpago me ilumina la cara, y gimo, asustada.
-Ven.
-No...- me resisto, en verdad estoy deseando ir.
-Vale.
-Voy...- me levanto y, rápidamente, me tumbo en su cama, antes que él. Me deslizo entre las sábanas, tapándome entera, muerta de vergüenza.
-¿Me quedo o me voy?
-De momento, baja las persianas- le pido.
Oigo cómo hace lo que le pido, apagando las luces y, justo después, noto cómo el colchón se hunde a mi lado.
-¿Me quedo o me voy, señorita Kinney?- susurra.
-Quédate- murmuro, con un hilo de voz.
-¿Cómo? No te he oído- ríe.
-Que te jodan, Reedus.
-¿Me voy, entonces?
-¡No!- grito. Ríe y se tapa, quedando nuestros cuerpos bajo toda la ropa de cama, sin nada entre ellos.
-¿Estás bien?
-Estoy bien- sonrío. Me doy la vuelta, para mirarle a los ojos. No veo apenas nada, pero entra una raya de luz por la persiana, que está rota. Gracias a esa escasa luz puedo ver sus ojos azules, y calculo más o menos dónde está su mejilla con las manos para darle un beso de buenas noches.- Gracias.
-Nada, peque. Nada.
Vuelvo a darme la vuelta, y noto sus manos alrededor de mi cintura, primero temerosas de hacer algo que yo no quiero que hagan. Le demuestro que no es así pegándome más a él, acurrucándome contra su pecho, y él me abraza fuertemente. Murmura un "buenas noches" en mi oído y, justo entonces, caigo rendida.





Hola chicos! Estamos muy muy contentas de ver que las leídas aumentan <3 Esta es la primera vez que Emily y Norman duermen juntos, pero no será la última. Esperamos que os esté gustando esta novela y agradecemos mucho los votos y comentarios. Un beso y hasta el próximo capítulo. Att: Nuria y Laura

Saturn (Normily)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora