Donde el Nico podría ser tu pololo, padre, hijo, hermano, amigo, vecino, primo, incluso tu profe.
Imagínate que el Nico fuera algo tuyo, sería la raja.
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Si el Nico fuera tu hermano tendrías que levantarlo ya que tu mamá sólo te despierta a ti por ser mayor que él.
—Ya hija, yo me voy a la pega, abajo está su comida y el desayuno, chao—Se despidió de un beso en la mejilla—¡Ah! Y despierta al Nico, ese flojo culiao, toda su vida ha sido flojo y más ahora que tiene dieciocho años.
—Ya, yo lo despierto, chao mami.
Sonreiste maliciosa, fuiste por una olla, una cuchara de palo, y un altavoz.
Fuiste a la pieza del Nico, este dormía plácidamente, te la ingeniaste para sostener el altavoz.
Te preparaste e hiciste sonar la olla y gritaste por el altavoz.
—¡Conchetumare!, perra culia...—Gritó saltando de la cama, golpeandose en el piso.
—Buen día, Nicolás—Reiste a carcajadas, se escuchó a cuadras, parecida a la risa del Naiko.
—Casi me matai', maraca y la conchetumare.
—Que lata que no te maté weón.
—¿Y mi mamá?.
—Se fue a la pega—Tomaste el altavoz y lo acercarse a tu boca—Así que levantate flojo culiao.
—Para de hacer esa wea, hija de puta.
—Deja de putearme, maricón culiao, ¿Acaso te gusta que te diga eso yo?, hijo de perra, bastardo re culiao...
Lo seguiste puteando hasta que vieron la hora y se hacía tarde, cuando comieron le dabas indicaciones con el altavoz al Nico, este tenía las wéas como sandías, pesá' la culia, pero divertio'.
