Esposo.

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Si el Nico fuera tu esposo, te llevaría a ti y a sus dos cabros chicos de vacaciones

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Si el Nico fuera tu esposo, te llevaría a ti y a sus dos cabros chicos de vacaciones.

—Pucha, mamá no quiero ir en auto po—Reclamaba tu hijo.

—Bueno, bájate y andate a pata pa la playa—Dijiste entrando al auto, sentandote en el asiento de copiloto.

—Ya ¿Estamos listos pa emprender el viaje?—Preguntaba el Nico agarrando el manubrio.

—Pregúntale al David po, no quiere ir en auto el perla—Dijiste frunciendo el ceño.

—Ah, se quiere ir a pata parece.—El Nico encendió el motor del automóvil y ¡Se jueron mierda!

Pasaron un rato sin conversar.

—¡Mamá! El David se trajo al gato—Gritaba el Nacho.

—¡¿Qué?! ¿Cómo se va a traer el gato?—Miraste hacia atrás y efectivamente viste al gato.—Conchesumadre... Nico trajeron al gato—Avisaste al moreno.

—Puta, ¿Ven que la cagan? No los traemos más a vacacionar.—Decidió el Nico y todos en el auto guardaron silencio.

El silencio no duró ni media hora.

—Mamá... tengo ganas de vomitar—Se quejó el Nacho.

—Nico, abre la ventanilla un poco que el cabro se nos muere.—Dijiste tranquila.

—Pásale una bolsa mejor, pa que no me vomite el auto.—Reclamó el Nico.

Buscaste una bolsa plástica y se la pasaste a el Ignacio.

Se escuchó como la misión del cambio de aire fue fallida.

—¡Wácala! La bolsa está piteá'—Gritó el David.

—¡Conchesumare! ¡Mi auto weón!—Lloriqueaba el Nico.

Después del vómito, vino pagar el peaje, y el Nico sin saber pasar los lomos de toro.

Los tres, menos el Nico, estaban comiendo un heladito.

Llegaron a saltar cuando el Nico se pasó el lomo de toro.

—¡Puta, Nico! ¡Casi me comí el cono, pedazo de mierda!—Puteaste al Nico.

—Ay, que te quejai si te has comido weás más grandes—Susurró el moreno.

—Pucha, papá aprende a manejar po—Reclaman los dos cabros.

—Sabí, voy a parar aquí.—Informa el Nico.

—¿Qué? ¿Por qué?—Preguntas.

—Voy a mear, esperenme—El Nico va y se busca un arbolito.

—Este weón ya parece perro buscando un árbol pa mear...—Susurras para ti.

Pasaron sus diez minutos y el Nico recién había llegado al auto.

—¿Qué te pasó que te demoraste tanto?—Consultas.

—Me dieron sus ganas de cagar po y aproveché—Rió.

Ahí siguieron adelante y se toparon con sendo taco.

—Están siendo las peores vacaciones y sólo vamos de ida—Susurraste y reclamaste.

El Nico se acercó a tu oreja.

—No se preocupe, mi amor, cuando lleguemos yo le voy a alegrar sus vacaciones—Susurró y tú sonreíste.

Estuvieron en el taco por una hora.

Sus hijos reclamaban.

Tu ya estabas con el colon echo mierda incluyendo al Nico.

¡Hasta que por fin llegaron a su cabañita a disfrutar de las vacaciones que tenían por delante!

O quizá no...

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Si el Nico Fuera Tu...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora