8 - Mentira blanca

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POV Severus

Entre en mi habitación sin poder parar de pensar en su voz.

"-¿Me lo prometes?" su voz solo había sido un susurro, pero había tanto escondido en su tono. Era casi una suplica. ¿Y quien se creía el para decir que no a las suplicas de ese ángel? No se podía creer que veían sus ojos la primera vez que la vio.

Sabia que era ella desde el momento en que se encontraron por primera vez. Había cambiado desde la ultima vez que se habían visto. Era solo una niña, con ojos demasiado maduros y asustados.

Aun asi no me costo mucho leer algunos pensamientos sueltos al verla hoy. Sabia que era buena en oclumancia, el primer dia que la vi tenia su barreras altas y fuertes. Pero hoy no, no en mi presencia. Al parecer confiaba suficiente en como para olvidarse de cerrar la puerta a sus pensamientos.

Al hablar con ella, hace menos de veinte minutos, pudo vislumbrar fácilmente pensamientos hacia el. Sentimientos. Al principio se sintió mal, pensar que una alumna podía sentir algo por el, le hacia sentir como si de verdad debían encerrarle. Pero los pensamientos siguieron fluyendo y eran tan maduros. Tan serios. Se sentía segura, comprendida y aceptada cerca del. Anhelaba estar a su lado. En su presencia.

La sensación era embriagadora. Y a pesar de permitirse unos segundos para pensar en como seria tener un futuro a su lado, en seguida se recompuso.

Ella no merecía eso. No a alguien como el. Roto, solo y lleno de cicatrices. Merecía a alguien que luchara por ella, que entendiera su pasado y la apoyara igualmente.

En seguida se le vino a la cabeza el prefecto de su casa, Draco. Se había fijado en que ya tenia una relación, si no de amistad todavía, no habían parado de mirarse en la cena. Y tenia un lugar en los pensamientos de Kim.

El seria perfecto para ella, entendería su pasado. No la juzgaría. Tenia su edad. El haría que cualquier pensamiento dirigido hacia su viejo y demasiado solo profesor desapareciera como había venido. Y el ayudaría a que pasara.

Se puso de pie de un salto y salió sin pensarlo mas de su habitación. Con un hechizo rápido, busco donde podría estar Kimeria. Sintió su mente inquieta cerca de la biblioteca. Se apareció dentro de esta en el siguiente segundo.

No pasaron ni dos minutos antes de que entro casi corriendo. Se dejo caer en una de la silla y se recostó de la mesa. Pudo sentir como su mente se calmaba poco a poco. Draco, su novia y algún que otra idea llego hasta el desde la cabeza de Kim. Antes de que perdiera la oportunidad, movió la varita con cuidado fuera de su manga y mando un hechizo hacia ella. Uno que la haría dormir profundamente.

Cuando se cercioro de que lo hacia, salió de la sombras y conjuro a su patronus para que buscara a Draco. Pasaron cinco minutos antes de que la figura de su ahijado apareciera en la puerta con una cara de desconcierto que no intento ocultar.

-¿Profesor? ¿Qué ocurre?- su cara cambio al ver a Kim a sentada cerca de donde estaba.- ¿Kim? ¿Qué ha pasado esta bien?- se acerco casi corriendo a donde estaba.

-Ella esta bien Draco.- dijo antes de susurrar el mismo hechizo y hacer que se durmiera al igual que ella. Cayo sin gracia en sus brazos. Lo levito hasta que estuvo al lado de Kim y empezó que el hechizo que arreglaría la vida de los tres.

Con pocas restricciones, entro en sus mentes y incluyo la idea.

La idea de que pasaría si sentían atraídos el uno por el otro.

Sabia que si alguno de los dos descartaba la idea, todo esto no funcionaria, pero debía intentarlo. Los dos se merecían ser felices. Se merian amar y ser amados.

Sonrió ante la idea de Lily viendo que estaba haciendo. Se reiría de el durante años, recordándole que tenia corazón debajo de todas esas capas de hielo. Le recordaría esto cada vez que discutieran. Cada vez que el intentara ser cruel con algún alumno.

Suspiro con fuerza, alejando la idea de que jamas volveria a verla. Y que eso solo era un deseo imposible.

Miro por ultima vez a la pareja y se permitio apartar un mechon de pelo rubio de los ojos mas bonitos que había visto nunca.

En otra vida, en otras sircustancias, en otra realidad, lucharía por ella. La amaría como se merecia, la protegería y cuidaría.

En otra vida quizás, pensó con una sonrisa amarga.

Antes de salir, despertó a Draco con un hechizo y le hizo olvidar que se habían visto. Lo mando de vuelta a su habitación.

Ahora solo tenia que esperar.

Volvió a paso lento hacia su habitación, deseando poder vivir en otra vida.

Al llegar se encontró una nota sobre su mesa del director, pidiendo que hiciera algunas pociones para ayudar a la recuperación de Hagrid, que se había herido intentando curar a alguna criatura del lago negro.

Respiro profundo y empezó colocando los calderos en el fuego, llenándolos con agua y esperando a que hirvieran. Leyó en voz alta los ingredientes que necesitaba, repasando su alacena y trayéndolos a la mesa. Era una poción fácil, con muchos tiempo de reposo y algún que otro truco que la haría mas llevadera.

El agua hervía y las primeras hojas de cedro cayeron cambiando el olor de la habitación. Dejo pasar el tiempo mientras su mete se centro en hacer correctamente todos los paso. En los tiempos de reposo corrigió algunos trabajos y preparo algunos nuevos. Los de primeros este año eran sorprendentemente rápidos en pociones y tenia que ponérselo mas y mas difícil para mantenerlos interesados.

Saco un libro al acabar todo lo que tenia en la lista y espero a que la poción terminara su segundo tercio de cocción.

Habían pasado horas desde que dejo a Draco y a Kim cumplir el destino que se merecían cuando sintió una llamada de las habitaciones de su casa quejándose de que alguien había hechizado a una compañera. Se presento lo mas rápido que pudo y encontró a dos chicas peleándose. Al parecer una había dejado calva a la otra y como venganza, esta le había convertido a un animal entre una serpiente y algo con pelo.

Deshizo ambos hechizo y castigo como debía a las dos alumnas, sin quitar puntos a su casa, pero si quitando el permiso para cualquier excursión o salida, con detención hasta que decidiera que no era necesario y tareas extras hasta navidades.

Antes de irse y dejar a sus dos alumnas tranquilizarse y pensar en lo que habían hecho, repaso que los demás estuvieran tranquilos. Después de una fiesta siempre estaban un poco mas revolucionados. Les costaba mas no hacer este tipo de tonterías y estaba seguro que hoy se iria a dormir tarde.

No pudo evitar buscar la magia de Kim o Draco para asegurarse que estaban bien. Sintió un nudo agridulce en el estomago al encontrarse que la magia de los dos alumnos estaba junta en las habitaciones de Draco.

Era lo que quería, al fin y al cabo. El había hecho que pasara o por lo menos había ayudado a que fuera mas rápido. Estaba bien.

¿Entonces que era ese dolor en el pecho?, se pregunto volviendo a su habitación a terminar la poción.

Hija BastardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora