4 - Blaise Zabini

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Capitulo 4


-Me gustaría decirte que estamos encantadísimos que estés en nuestra casa. ¡Es un honor!- Delante de mi, un huracán moreno y extra maquillado me felicitaba con extremada exageración mi entrada en Slytherin.

-Vamos Asti, déjala respirar- Zabini tiro de mi y me arrastro entre la multitud que se agolpeaba en nuestra sala común.-Chicos, apartaros un poco.- Aunque yo hubiera salido muchísimo mas rápido, me divertía la manera en la que mi apuesto salvador intentaba sin mucho éxito salvarme.

-No te la lleves solo para ti, comparte un poco.-Una risa estúpida salió de un chico, regordete y alto, que le grito desde algún lugar de la sala.

-Cierra el pico Goyle.-La voz de Draco hizo que me temblaran las rodilla.

-Eso Goyle, las chicas somos de quien nosotras queramos.-Otra vez esa loca. Me cogió con algo más de fuerza de la necesaria y me arrastro escalera arriba. No si antes oír más protestas de todos lo chicos. Que para mi sorpresa fueron acallados por una señal de Malfoy.

Mientras subíamos empezó a hablar. Y sé que hablo. Y mucho. Me di cuenta que lo hacia. Pero pocas de las cosas que dijo me importaron. Me quede con algunos datos que me hicieran falta en el futuro, como donde estaba mi cama, la contraseña de la casa, los chicos con novia, quien era cada chica y cosas por el estilo. Si debía sobrevivir entre tanta hormona femenina, tenia que aprender sus forma de ser, para poder evitarlas tanto como me permitieran.

Cuando pensé seriamente en pegarme un tiro en la sien, Zabini apareció en su corcel a salvarme. Más o menos.

-Chicas, como si os gusta, como si no, me llevo a Kim.

Las chicas primero exageraron la presencia de un chico en las habitaciones femeninas, pero luego solo intentaron que no me llevara. El las ignoro de todas maneras y me saco a rastras. Ya no llevaba el uniforme. Solo una camisa blanca arremangada y abierta hasta medio pecho y unos vaqueros oscuros. Tenia que reconocer que era muy guapo. Pero un guapo diferente al de Draco.

Zabini era moreno, alto y de cuerpo escultural. Unos musculos muy trabajados se marcaban debajo de la camisa fina. Su eterna diversión no era empalagosa, como la algunos Gryffindors, si no que era sutil e ironica. Era embriagadora y calida. En cambio, Draco era como si te dieras una ducha de agua helada en verano. Te reconforta pero si te quedas mucho llega a dolerte. Era intenso. Era increíble. Y aunque pensándolo mejor, el camino mas fácil seria Zabini, no podía evitar pensar en el tan insufrible "y si..." Y si hubiera salido con Draco. Y si Zabini no le gustara. O peor y si a Draco no le gustaba ella. Alejo esos pensamientos de su cabeza y puso su mente en blanco.

Me fije en el camino que tomaba, para luego poder volver sola si lo necesitaba. Entonces se paro en seco. Llegamos a un pequeño jardín interno. Él me sonrió y se sentó en alfeizar de una ventana. Me invito a que me sentara a su lado, pero yo le ignore y me senté en un bordillo que quedaba justo enfrente de él, a una distancia mas alejada.

-Vamos a ver preciosa, ¿Cómo es que nunca he oído hablar de ti hasta ahora?-Me miro, todavía sonriendo. Note que a pensar de parecer contento, su sonrisa o su felicidad, no llegaba a su mirada. En el fondo de sus ojos negro había dolor. También tristeza y algo de picardía, pero sobre todo dolor. 

Me miraba expectante  pero mi cabeza era una gran masa sin vida. Estaba cansada. Muy cansada. Me apetecía tan poco mentir, que sopese la idea de decirle la verdad. No estaría mal ver su cara. Seria endemoniadamente divertido.

-Es que conoces a todo el mundo mágico. – Le respondí con una media sonrisa.

-Bueno, a todos con sangre de serpiente.- me reí con suavidad.

Hija BastardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora