10- Secuestrada

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Capitulo 9

La boca me sabía a sangre. Me dolía todo el cuerpo. Incluso los pies. La gente podría pensar que es gracioso, pero ¿qué clase de dolor hace que te duelan hasta los pies? La luz hacia que los ojos me ardieran. Los recuerdos me llenaron la mente. Solo dos veces en mi vida había sentido un dolor parecido. Cuando mi padre se divertía torturándome y ahora en el patio de el colegio. Cuando un desconocido me había atacado por la espalada. El primer pensamiento que apareció en mi mente como un rayo fue que Harry Potter no hubiese hecho bien el único maldito trabajo que tenia y ahora mi padre había vuelto a vengarse por no haberme convertido en su sucesora.

La idea envio pánico por todo mi cuerpo, duro y doloroso pánico. Respire sintiendo como la adrenalina empzaba a despertarme del todo. Temblaba con suavidad. Sabia que si era mi padre y me quería muerta, ya me habría matado. Asi que si estaba aquí sentada respirando era porque me quería para algo.

Obviamente lo primero que pensé fue en Harry. Su única obsesion a parte de convertir el mundo mágico en solo famlias de sangre pura, era matar a Harry. Si me mandaba a hacerlo, era la hora definitiva de irme lo mas lejos que el mundo me dejara. Estado Unidos era bonito y suficientemente grande como para poder despistarlo. Preferia pasarme la vida huyendo que volver a luchar. La verdad que el mundo mágico, Harry, mi padre y todos se podían ir al infierno. Si alguien pensaba que me iba a quedar a seguir sufriendo lo tenían claro. No iba a ser mi madre. No iba a ser una heroína como Potter y sus amigos.

Mi destino no estaba donde estuviera el. Mi destino estaba lo mas lejos de sus torturas y de su odio psicópata sin sentido.

Me moví nerviosa, pero un hechizo me ataba fuertemente a donde estaba sentada. Mis manos estaban a mi espalda y me sentía expuesta. Sin poder hacer nada. En lo mas profundo de mi ser quería llorar. Pero no se lo permitirá. Ya había llorando tanto. Cuando mama murió, cuando me sentía sola todas la noches después. Cuando pensé en acabar con el dolor. Cuando me di cuenta que no era suficientemente fuerte como para acabar con mi vida.

Me encontraba en una habitación pequeña con una gran ventana. Las paredes eran de un color negro poco saludable. La ventana estaba ennegrecida también y el sol que dejaba pasar la nubes del cielo de Londres Mire a los lado, buscado a mi secuestrador, pero no encontré nada. Intente todos los hechizos que me sabía para liberarme. Pero nada ocurrió.

Deje de intentarlo y me centre en pensar que haría si resultaba ser real. Si tendría que enfrentarme a mi padre. Con todo lo que conllevaba.

No pude evitar pensar en Severus. No sabia por que, pero cada vez que pensaba en mi padre, el venia a mi mente. Siempre tenia la sensación de que el apareeria de la nada y me salvaría. Que el era quien debía salvarme. Su existencia estaba tan arraigada dentro de mi que me sorprendi al darme cuenta que cada dia gastaba unos minutos o incluso horas en pensar en el. De manera directa o no. A veces solo su voz venia de repente a mi mente. O sus ojos. Otras era mas sutil y solo recordaba que debía practicar las pociones que mi madre me ensañaba. Lo había visto en persona unas veinte veces en toda mi vida. Pero aun asi lo tenia presente en mi vida como fuera parte de mi.

No entendia porque y a veces ni me importaba preguntármelo. Simplemente estaba ahí y no sentía ni fuerzas ni ganas de llevarle la contraria a eso dentro de mi.

Pensar en el me calmo un poco los nervios que amenazaban con ahogarme. Si Severus Snape iba a salvarme esta vez, con su precensia o sin ella, era lo único que importaba.

Me sentí ligeramente mal al darme cuenta que pensé en el antes que en Draco. Y que al pensar en Draco no sentía lo mismo que al pensar en el.

Draco me hacia sentir caliente. Como si el fuego corriera por mis venas y me calentara poco a poco. Pero no pensba en el como la persona que me salvaría. Ni su voz hacia que mi corazón se volviera loco.

Hija BastardaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora