*17 años*
Narrador omnisciente
Sophia se encontraba sentada en una sucia banca de espera fuera del aeropuerto. Llevaba más de una hora ahí, sentada, esperando a que a alguien le importase y viniese a buscarla.
Pero nadie llegó.
Meses atrás le había escrito a Olliver un mensaje de texto desde un cybercafe, pidiéndole de favor y con cariño, que el dia de su cumpleaños 17, que era cuando hasta cuando terminaba su estadía en irlanda y el internado, fuera a buscarla al aeropuerto.
Pero Olliver nunca respondió su mensaje.
"No pasa nada" se decía una y otra vez la chica para tranquilizarse.
"Olliver es un chico demasiado despistado, seguro perdió el celular de vuelta"
Y ojalá hubiese sido solo eso, porque lo que Sophie no sabía, es que Olliver estaba tratando de evitarla y deshacerse de ella para siempre, ahora que era popular y lo tenía todo.
Piiiiiiiii,piiiiiiiiii. Le pitaron el claxon.
Sophia se fijó para todos los lados, hasta que divisó un pequeño taxi amarillo que estaba casi enfrente de ella, y llevaba más de media hora ahí estacionado.
Cogió sus cosas y se acercó con sigilo al taxi, que bajó uno de sus vidrios polarizados delanteros y un hombre bastante viejo habló del interior.
-Disculpe que me meta en sus asuntos, señorita, ¿pero no quiere que la lleve a casa?-preguntó el hombre amablemente.
La chica sonrio cálidamente-. No gracias, estoy esperando a que llegue un familiar por mi.
-Bueno, solo se lo decia porque desde que llegue ha estado usted ahí sentada.
-Si. No se preocupe ahorita llamo a otro conocido para que venga a buscarme.
-Bien, si necesita algo, venga a buscarme-y dicho esto, cerró el vidrio que se encontraba abierto, poniéndole fin a la conversación.
Sophia le dedicó una última sonrisa antes de agarrar sus cosas y dirigirse de nuevo a su banca de espera, que ahora, estaba ocupada.
Se recargó en la sucia y gris pared externa del aereopuerto, procurando no tocar ningún chicle mascado que estuviera pegado en la pared.
Sacó su celular del bolsillo y reviso sus contactos, que no eran muchos, para ver quien la podía llevar a casa.
"mamá"
"papá"
"primo Lenni"
"Ana"
"Olliver"
Y un grupo de sus amigas en Irlanda.
Esos eran de los momentos en los que ella se enojaba consigo misma por no haber tenido mas amigos.
"Papá y mamá, no. No quiero verlos todavia"
"Primo Lenni, no puede, vive a tres horas de aquí"
"Ana...."
Bueno la única opción que quedaba era Ana, su antigua "amiga" antes de irse de Wale, la que había divulgado que Sophie y Olliver se veían a escondidas.
Que buena amiga.
Marcó su numero telefónico y esperó a que Ana respondiese, y lo hizo despues de un momento.
-¿Hola?-dijo una aguda voz del otro lado de la línea.
-Hola, Ana, soy yo, Sophie. Se que ha pasado mucho tiempo, pero estaba pensando si podías venir a buscarme al aereopuerto.
-¡Ahhhhhhg!-gritó con alegría la chica del otro lado, haciendo que Sophie alejara el telefono de golpe de su oído-. Estoy en cinco minutos, no te muevas.
Sophie colgó.
No era por mala onda, pero no le entusiasmaba nada la idea de tener que regresar en auto con la persona que la había alejado de su amigo.
Pero, ¿que opciones le quedaban?
Dicho y hecho, algunos minutos despues apareció Ana en su smart verde.
Sophie río por lo bajo del color verde moco del auto.
De dentro del smart, salió una radiante chica vestida moderna, pero elegante, con su brilloso cabello suelto y lentes de sol.
Ojalá Sophie se hubiera arreglado más para llegar a Wale, pues ahora se sentía como una vagabunda.
-¡Hola!-había dicho Ana una vez que estuvo cerca de Sophia. Le dio un caluroso abrazo a la muchacha, que se quedo paralizada y no supo como reaccionar.
Digamos que no había tenido demasiado amor en el internado.
Ana, al sentir la incomodidad de Sophie, se alejó, aclaró su garganta y se dirigió pavoneandose a su auto.
Sophie recogió sus cosas y la siguió.
Una vez subidas en el auto, emprendieron camino a casa de Sophie. Se quedaron unos largos minutos en silencio, hasta que Ana decidió romperlos.
-¿Vas a la fiesta de esta noche?
-¿Fiesta? ¿Qué fiesta?
-La de Jenni Mills tonta, ¿¡de quién mas!?-Sophia se encogió de hombros y miro para el otro lado.
-¡Aghhhhhh!-gritóAna una vez más, haciendo que Sophie se sobresaltase y pegase en la cabeza con el vidrio-. ¡Tengo una idea!-dijo Ana dando pequeños saltitos en su asiento.
-Mejor ocupate en conducir bien y luego veremos-dijo Sophia agarrada al auto con uñas y dientes.
-Bien, te la voy a decir igual. Hoy a la noche es la fiesta de Jenni, ¿no?-le dijo con la esperanza de que Sophie respondiese algo, para al ver que no lo hizo, siguió contando de todos modos-. Entonces, que tal si vamos las dos juntas, así vuelves a ver a todos tus compañeros.
-Yo....no se.....tengo que avisarle a mi familia.....-estaba diciendo cualquier pretexto, pues no tenía ganas de ver a su familia, pero tampoco de ir a una fiesta con Ana.
-Oh, vamos...tengo invitaciones-dijo Ana haciendo un pucherito.
-Bueno, esta bien-dijo Sophia encogiendose de hombros. ¿Qué le podría pasar? Era sólo una noche.
Ana gritó (por cuarta vez) y cambió abruptamente de rumbo, para dirigirse a su casa en vez de a la de Sophie.
"Cuando baje de aquí voy a vomitar" se dijo Sophie con la cara más que verde.
Pero bueno, una fiesta no le hace mal a nadie nunca. ¿O si?
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When the stars go blue
Novela JuvenilSophia y Olliver han sido amigos desde que tienen memoria, y juran ser fieles entre ellos por el resto de sus días. O lo que queda de ellos. Cuando una enfermedad amenaza con separarlos y romper todos los sueños y promesas que habían creado, vendr...