*Narra Caleb*
Scarlett durmió tres días. Tres malditos días sin dormir esperando a que ella despertara. Hoy es el cuarto día, en este momento estoy de camino al hospital donde ella reposa. Al llegar voy directamente a su habitación.
Oh Dios mio no.
La puerta de la habitación de Carly estaba abierta y una enfermera recogía los pequeños trozos de vidrio de la pequeña ventana que alumbraba la habitación. Le pregunte desesperado que había ocurrido y dijo que simplemente Carly se levanto molesta y rompió la ventana al molestarle el pequeño rayo de luz que entraba por ella. En este momento le estaban haciendo un examen general ya que dice que se encontraba en muy buen estado.
Corrí hacia el consultorio del medico que atendía a Scarlett. Ella estaba sentada en una camilla mordiendo una barra de goma mientras el doctor le indicaba que siguiera su dedo con la mirada. Ella lo hacia perfectamente. Suspire de alivio, al fin había despertado. Ella me miro y el doctor le reprocho, haciendo que ella lanzara un gruñido.
-Bien, ahora Scarlett muerde con todas tus fuerzas- Scarlett obedeció y mordió la barra con todas sus fuerzas haciendo que esta se rompiera, tanto el medico como yo quedamos sorprendidos ya que esa barra era realmente muy dura y difícil de romper por mas que fuese de goma.- ¡Que gran fuerza posee tu mandíbula!
Scarlett solamente se limito a mirarlo fríamente mientras escupía el pedazo de goma que había en su boca.
-¿Puedo irme ya?-exclamo molesta.
-Por supuesto, ya estas perfectamente bien. Deberías ir a entrenar-le respondió el medico muy animado.
Ella se limito a asentir y salir de allí. Yo la seguí.
Se freno en seco, dio media vuelta y corrió a abrazarme. Mi pequeña.
-Tuve miedo Caleb, tuve miedo de no volver a verte nunca mas-susurro aun aferrada a mi.
-Carly, eso nunca va a pasar, siempre estaré contigo, lo prometo ¿si?-ella me miro y sonrió, con la sonrisa mas sincera del mundo, se puso en puntitas de pie y beso suavemente mis labios.
La amaba. La amaba tanto. La ame desde el primer momento en que la vi y la amare siempre, a pesar de que no podamos estar juntos.
-¡Vamos, quiero que entrenes!-le dije animadamente, tomando su mano y corriendo a través de los pasillos del hospital.
Ella comenzó a reír, como pocas veces hacia, y corrió felizmente a mi lado. Salimos del hospital y comenzamos a correr salvajemente por el bosque, con todas nuestras ganas, con la mayor velocidad posible para nuestras piernas. La observe mientras ella corría delante de mi, se veía emocionada, disfrutando de esto. En un segundo ella comenzó a tomar bocanadas de aire demasiado emocionada y yo le gruñí juguetonamente sabiendo que eso quería hacer ella. Es una reacción común en un cachorro. Ella me respondió gruñendo mas fuerte. Yo aullé no muy fuerte y ella sonrió. Tomo una gran bocanada de aire y aulló. Me frene en seco casi cayendo por ello. El aullido de un Alfa. Scarlett aullaba como un Alfa. Ella vio que yo me frene e imito mi acción.
-¿Pasa algo Cal?-pregunto aun jadeando.
A lo lejos se escucho un aullido que respondía al de Scarlett. Maldita sea. Scarlett al escucharlo sonrió y corrió en su dirección, intente seguirla pero era demasiado rápida así que yo corría unos metros detrás de ella. A lo lejos se podía distinguir un grupo de personas corriendo hacia nosotros, entre ellos podía diferenciar al Alfa Dominik. Ella rugió y comenzó a agacharse cada vez mas al correr. Iba a atacar. Y yo no podía permitir eso.
-¡Scarlett, detente, no lo hagas!-pero ya era demasiado tarde ella ya estaba saltando sobre el Alfa.
Salto velozmente sorprendiéndolo y tumbándolo de espaldas. Cuando estuvo sobre él rugió potentemente en su cara. El rugido de un Alfa. El palideció, frunció su ceño y atacó a Scarlett. ambos rodaban por el pasto gruñendo. Rodaron tanto que llegaron al limite de la colina y cayeron cuesta abajo, donde se encontraba el turbulento río de la manada. El Alfa se percato justo a tiempo y logro sujetarse de las rocas que se encontraban en la orilla, pero Scarlett no, así que la corriente se la llevo. Mi corazón se paralizó al no verla salir a flote. El Alfa se soltó y fue en busca de ella.Nadaba velozmente, siguiendo la corriente. Todos lo seguimos corriendo por la orilla pero nos frenamos al ver la gran cascada por la que terminaba el río.
-¡Alfa, cuidado!- le alertó uno de los hombres que había venido con el.
El Alfa saco su cabeza del agua y se sostuvo de una roca justo un segundo antes de caer.
Todo mi cuerpo se paralizó. Corrí rápidamente para lanzarme por la cascada pero antes de saltar una mano me sujetó por el cuello de mi camiseta y me arrojó contra el suelo.
-¿¡Que crees que haces!? ¿¡Acaso piensas matarte!?- el Beta Oliver me gritó.
Me solté de su agarre y me arrodillé.
-Esto no es verdad, no mi pequeña, no mi Carly. Dios no.-comencé a balbucear conteniendo las lagrimas.-¡¡Scarlett!!-grite con todas mis fuerzas, mi lobo aullaba de dolor. Seguí gritando pero una pequeña roca me golpeo en la cabeza.
-¿A quien le lloras, maricón?- Scarlett estaba parada del otro lado de la orilla con su ropa mojada y un poco maltratada pero estaba ilesa. Comencé a balbucear y boquear cual pescado a lo que ella respondió enarcando una ceja..
-¿Como es que tu... es decir tu no sabes... y le temes...-dije cuidadosamente.
-Alguien me salvo- respondió cortante, dándose media vuelta.
-¿Quien fue? -pregunte molesto.
-Eso no te incumbe.- respondió aun mas fría y comenzó a caminar.
-Te ordeno que me lo digas- interfirió el Alfa quien ya había salido del agua.
Por mas que a Carly le hubiese encantado desobedecerle y salir corriendo no lo hizo, solamente tenso su cuerpo.
-Quien me salvo fue...-respiro hondo- Fue mi hermano.
***
*Narra Scarlett*
Son las 5 de la mañana y yo ya estoy sentada en mi cama esperando a que Caleb venga a buscarme para ir a entrenar. Había faltado toda la semana a clases. Escuche un golpe en la puerta de mi habitación y vi como la cabeza de Dunky se asomaba por ella. Me hizo una seña de silencio señalando a Theodoro el cual dormía tranquilamente en mi cama. El había decidido quedarse conmigo y que yo le cuidara en vez de ir a la mansión de la manada para ser cuidado por las criadas. Me levante cuidadosamente y deposite un pequeño beso en su frente. El solamente se removió un poco y siguió durmiendo.
Salí de mi habitación y en el pasillo me esperaba un muy preocupado Duncan.
-Hey-le dije tranquilamente.
-¿Como estas?-me pregunto bruscamente.
-Bien, Dunky, estoy bien-el sonrió y repentinamente me abrazo.
-Extrañe tanto escuchar ese apodo-suspire, el me quería.
En ese momento escuche como Theo lloraba, así que me separe de Duncan y fui a ver que le ocurría.
Estaba sentado en la cama llorando mientras sostenía el pequeño peluche que le había comprado ayer.
-Theo, ¿que ocurre, dulzura?-me acerque a el y se lanzo sobre mi abrazándome.
-Tuve un sueño feo.
Awww chiquito.
-Soñé que tu me abandonabas.
-Ay mi vida- lo abrace fuertemente meciéndolo- nunca te abandonaría.
-Pero ahora vas a irte-su carita reflejaba su desilusión.
-Sabes que debo ir a entrenar. Es para ser mas fuerte y protegerte ¿si peque? Duncan se quedara contigo.
El asintió y Duncan entro a mi habitación. Theodoro le dio un beso en la mejilla y volvió a acostarse. Ambos miramos con ternura como Theo dormía y sonreímos luego, mirándonos.
-Pero que escena taan conmovedora- nos giramos rápidamente para observar al dueño de aquella voz.
-¿¡Que carajo haces tu aquí, maldita basura!?-exclame muy enojada.
-Que placer verte de nuevo, hermana mayor -dijo felinamente el estúpido vampiro apoyado tranquilamente en el marco de mi puerta, al que yo debía llamar mi "hermano menor".
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Saludos, ARockwell.
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Alekta
Hombres LoboElla nunca pensó que podían ser reales o peor aún; que ella era uno de ellos. ¿Uno? Definitivamente no. Ella era los dos. #40 en Hombres Lobo 18/09/17 Se prohibe la copia total o parcial de esta historia. Todos los derechos reservados.