Capitulo 15

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Me encontraba en el Bosque Muerto, llevaba un vestido rojo y estaba descalza ¿Qué diablos hago aquí? Me levanté y sacudí el espantoso vestido.
A lo lejos pude escuchar como un lobo aullaba, era un aullido realmente doloroso de escuchar, me dolía mucho la cabeza. Cuando el lobo calló, dejé de sentir esa molestia. Me quedé quieta allí, escuchando el crujido de los árboles que seguían aún despiertos.
El aullido volvió a escucharse, esta vez mucho más cerca, propinandone otro dolor de cabeza. Al voltear me encuentro con un gran lobo rojo, sus ojos eran amarillos. Volvió a aullar y yo jadeé ya que el dolor era mucho más intenso.
-Detente...-Susurré y el estúpido chucho volvió a aullar-¡Ya basta!- caminó hacia mi y me aulló en la cara, sin embargo esta vez no se detuvo, continuó y continuó, caí de rodillas, ese lobo me miró a los ojos y comprendí de quién se trataba-¡SOLARIS DETENTE!
-Shh, los árboles duermen- susurró la voz de un hombre e inmediatamente me volteé, me dí cuenta que era un vampiro por sus ojos rojos y su pálida piel sin embargo él no me miraba, sino que observaba atentamente la copa de los árboles.
Retrocedí y choqué con Solaris.
-¿Quién..- me interrumpió.
-Sh, los árboles duermen.- me quedé paralizada, los árboles no estaban durmiendo, yo los escuchaba moverse.
-Eso no es cierto.- susurré un tanto alto.
Repentinamente me miró, con sus ojos muy abiertos.
-¿Cómo sabes que no es cierto?- pronunció con el mismo tono de voz.
-Porque los escucho moverse- de un instante a otro me estaba sujetando del cuello, sin embargo no ejercía presión.
-Ya veo, asi que desarrollaste los mismos instintos de tú estúpido abuelo- río maliciosamente. Lo miré desconcertada ya que no entendía donde entraba mi abuelo en todo esto. -Oh, ¿tu madre no te lo ha contado? Tu abuelo, era un Alfa, al igual que tu madre... Y tú. Él podía sentir la vida del bosque, podía escuchar como los arboles se movían, como se formaba un nuevo ser vivo, como florecían las flores. -suspiró- Sin embargo, nunca pudo escuchar a su amada hija, no se si será porque ella no podía escuchar la vida del bosque o quizás porque ella amaba a un vampiro. Tu madre fue desterrada por tal pecado y decidió huir con su amado vampiro hacia tierra de humanos y allí formar una familia.-solto mi cuello y su cara hizo una mueca de tristeza- Pero aquel vampiro, no podía abandonar a su clan ya que él era el lider. Luego de unos años tuvo que decidir, si su clan o su familia, y por más doloroso que fuera se llevó a su pequeño hijo vampiro y abandonó a su hermosa hija alekta.
Me quedé mirandolo fijamente y supe quien era.
-Padre...- él asintió correspondiendome.
-Scarlett, lamento tanto haberte dejado, pero ahora podremos empezar una nueva vida, solo tu, yo y Christopher. Ven conmigo hija -el extendió su mano y yo la tome, comenzó a caminar hacia la oscuridad y yo lo seguía.
Algo me detuvo y jaló de mi, haciendo que lo soltara y cayera al suelo. Levante la vista asustada.
-Solaris.
-¡NO!- pude ver como él enfurecía y sus ojos brillaban violentamente.
Solaris aullo y se interpuso entre mi padre y yo.
-¡Scarlett! Recuerda que si tarde o temprano no vienes conmigo, todos tus seres amados morirán mi pequeña y todo será tu culpa- con un chasquido de dedos él desapareció.
Desperté muy agitada y bañada en sudor, me incorporé rápidamente y mi corazón ardió. Yo debía ir al Bosque Muerto, o de lo contrario todos morirían.
Me levanté rápidamente, tomé incienso de el cajón de mi mesa de luz y silenciosamente salí de ella. Caminé a través del pasillo hasta llegar a la habitación de Duncan, la puerta se encontraba entre abierta, pasé por la pequeña ranura, Duncan dormía colgado boca abajo del techo con los brazos cruzados. Prendí el incienso con un encendedor y lo puse justo debajo de él. En ese momento la puerta del armario de mi madre se abrió dejando ver un vestido rojo en su interior. Asi que el vestido de mi sueño es de mamá. Lo tomé sin dudar y salí rápidamente de allí.
Entré nuevamente a mi habitación y me coloqué mi ropa de entrenamiento, tomé una mochila y allí metí el vestido, incienso, otra ropa, dagas y frutas, la cerré y antes de irme le dí un último vistazo a Duncan quien dormía profundamente gracias al incienso que coloqué debajo de él. Lo siento Duncan, lo siento tanto. Una pequeña lágrima escapó de mi ojo izquierdo y yo la seque rápidamente. Corrí escalera abajo y silenciosamente huí por la puerta trasera de la casa. Nunca había sentido tanta tristeza, repentinamente y como un cuchillo con veneno la imagen de mi madre apareció en mi mente clavándose en mi corazón,  cerré los ojos fuertemente y corrí en la única dirección que conocía, el Bosque Muerto.
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Lo lamento taanto haber tardado demasiado,  pero no tenía demasiada imaginación,  próximamente subiré mas seguido, besitos ARockwell

AlektaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora