Capítulo 10: Una extraña culpabilidad.

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El fuego se apagaba con lentitud en aquella cueva bajo la atenta mirada de un desconcertado Madara. No entendía nada de lo que estaba ocurriendo, pero Minato se había alejado de él hasta la parte más honda de la cueva y se abrigaba como podía con la manta de su caballo. Estaba convencido de que sentía culpabilidad por lo que habían hecho pese a que él mismo se lo había pedido. Quizá se había dejado llevar por el momento y ahora era cuando realmente se daba cuenta de lo que estaba ocurriendo.

Por muchas vueltas que le daba Madara al asunto, no terminaba de entenderlo. ¿Era por su inminente matrimonio? ¿Era quizá por haber fallado a las exigencias de su clan? ¿Cuál era el maldito motivo para que Minato estuviera inmerso en aquella extraña culpabilidad? Fuera cual fuera, prefirió no decir nada hasta que los rayos del sol empezaron a salir. Ni siquiera podía verlos desde su encierro en aquella cueva, pero Madara podía escuchar el movimiento del bosque cuando despertaba. El piar de los pájaros, las hojas de los árboles en movimiento, los pasos apresurados de los conejos y las liebres, un nuevo día comenzaba y ellos debían salir de allí.

Apagó la hoguera realizando un par de sellos de habilidad de agua y luego miró al asustado Minato que se encontraba allí paralizado. No sabía si ir hasta allí o dejarle, pero al final, se acercó un poco, lo suficiente para verle pero no invadir su espacio, ése que ahora guardaba con recelo.

- Minato, hay que movernos. Falta día y medio para llegar al puesto intermedio, allí contabilizarán los participantes que seguimos en pie y nos darán un día de respiro.

- Vale – escuchó que decía Minato tratando de reponerse.

- Oye... lo siento si he hecho algo mal.

- No has sido tú. No debí hacerlo pero ya está... no puedo volver atrás. Lo lamento, Madara, no debías haber pasado por esto.

- ¿Es porque soy tu rival aquí y no debes acostarte conmigo? – preguntó Madara desconcertado - ¿O es por Kushina?

- Es porque eres un Uchiha, y no uno cualquiera... - susurró empezando a coger sus cosas y revisando a su caballo que ya parecía estar mejor.

Madara no entendía por qué para Minato era tan importante que él fuera un Uchiha y menos... no "uno cualquiera". Aquellas palabras se le quedaron grabadas a fuego en su mente, pero por más que pensaba en ellas, no les encontraba un significado. Era sabido que su clan era temido, pero no le veía relación con que Minato se acostase o no con él. Quizá su clan le había prohibido mantener trato con los Uchiha y él encima era el hijo del líder... no estaba seguro, pero no podía indagar más, Minato no le dejaría.

Tras mirarle un par de segundos, decidió volver hacia su caballo y colocar la manta junto a la silla y las riendas. Una vez listo y comprobando que Minato también lo estaba, abrió la entrada de la cueva empezando a caminar, tirando con suavidad de las riendas de su caballo para que le siguiera. Suponía que Minato no querría montar para no forzar a su caballo, eso lo convertiría en un viaje lento.

- ¿Crees que quedan muchos ninjas en la retaguardia? – preguntó Minato saliendo del tenso silencio que había mantenido durante casi veinte minutos de caminata.

- No lo creo. A mitad de la competición suelen hacer siempre un pequeño respiro para todos. Contabilizan los participantes que aún quedamos y podemos descansar antes del empujón final hasta la ciudad Imperial.

- Entonces crees que ya han llegado.

- No. Dudo que haya llegado alguien hoy, pero estoy convencido de que mañana por la mañana o incluso hoy de madrugada empezarán a llegar a la zona segura.

El susurro (Naruto, Madara-Minato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora