Capítulo 20: El misterio.

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Shisui observó cómo Madara caminaba con rapidez saliendo de aquella cabaña. Parecía enfadado y lo único que pudo hacer fue levantarse al ver cómo iba directo hacia él.

- Enséñame las muñecas – le dijo Madara.

- ¿Qué? ¿Mis muñecas? ¿Para qué?

- Que lo hagas – le gritó.

Shisui se remangó enseguida dejando ver las vendas de sus muñecas. Por la mirada que lanzó Madara, no pareció tampoco gustarle aquello, pero no dijo nada, simplemente empezó a desatar las vendas para poder ver qué había bajo ellas pese a que Shisui seguía sin entender nada de lo que estaba ocurriendo.

- ¿Contento? – preguntó Shisui al ver cómo Madara giraba una y otra vez las muñecas del chico intentando ver algo que no había - ¿Se puede saber qué buscas?

- La marca de Minato.

- ¿Y te crees que voy a tenerla yo? Estuve a tu lado todo el tiempo – le dijo.

- Sí es verdad... lo siento... pero saber que es un Uchiha me irrita. Es simplemente inadmisible que uno de los nuestros llegase tan lejos sólo por una obsesión.

- Creo... que deberíamos descansar hoy. Tú quédate aquí y yo volveré al clan. Alguien debe avisar de lo que ha ocurrido. Si las noticias sobre que Minato está aún vivo corren por el clan, el asesino vendrá a acabar su trabajo y tú estarás aquí esperándole.

- No dejaré que vuelva a acercarse a él – dijo Madara convencido de ello – vuelve al clan y asegúrate de que todos sepan que Minato está vivo todavía, asegúrate de decirles... que vio a su asesino, así tendrá que venir sí o sí a terminar lo que empezó.

***

Dos días pasaron desde aquello, dos eternos días donde parecía que Minato se recuperaba antes de sufrir de nuevo otra crisis. El demonio tardaría demasiado tiempo en curar aquella herida, pero parecía que cada vez los ataques eran menos frecuentes, aun así, Tsunade no dejaba de vigilar a ese chico y administrarle sedante suficiente para mantenerle dormido.

Esos dos días... habían sido como una caza de brujas. Shisui y Madara habían tratado de encontrar la marca del asesino, la marca que Minato había dejado pero se habían dado cuenta de que casi todos los Uchiha llevaban los brazos vendados. Habían tenido que forzar la situación de mil maneras diferentes para que se quitasen las vendas, hasta tirarles el té encima si era necesario y, al final, aún seguían buscando. Obito al darse cuenta de cómo estaban ambos derramando bebidas y observando las muñecas, se había sorprendido y había acabado por preguntar sobre el tema. Tras mostrar sus muñecas voluntariamente a ambos, no tuvieron más remedio que resoplar y darle parte de la información para que les ayudase a buscar al asesino que andaba suelto por el clan.

Obito aprovechó el silencio de Madara para sentarse a su lado. Ambos mirando el horizonte en aquel clan en el que no se sentían cómodos. Los Yamanaka no dejaban de mirar a los Uchiha que últimamente rondaban por su aldea.

- No nos quieren aquí – susurró Obito al ver lo nerviosos que estaban todos los del clan.

- Lo sé. En cuanto Minato se recupere, lo llevaré a su clan y podremos dejar a los Yamanaka con su vida. No tendrán que aguantarnos más.

- ¿Y qué ocurrirá con el asesino? Si no lo encuentras, seguirá matando a gente por ese chico.

- Lo sé – dijo Madara.

- ¿Tienes alguna pista más sobre quién puede ser?

- Aún no – susurró Madara mientras colocaba sus manos tapando su boca. Parecía pensativo y hasta para Obito, eso significaba que sabía más de lo que contaba, o por lo menos... pensaba en algo.

El susurro (Naruto, Madara-Minato)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora