Capítulo XIV: Sin haber podido tomar una decisión.

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Capítulo XIV: Sin haber podido tomar una decisión.

El auto lujoso de la familia Williams se detiene en la entrada de la gran casona. Candy y Albert descienden.
Candy está impaciente y alegre como siempre mientras que Albert se ve preocupado. Una Dorothy apesadumbrada los recibe con una nota para Albert en sus manos.
-Buenas noches Dorothy, ¿esa nota es para mí?- Albert comprende la situación al instante.
– Buenas noches Sr. Williams, así es. El señor Anthony se ha retirado a su cuarto y le ha dejado estas instrucciones.- Tristemente la mucama extiende su mano para cumplir con las órdenes de su señor.
-¿Anthony se retiró a su cuarto?- Candy se muestra contrariada y curiosa, observa a sus acompañantes y siente una puntada en el corazón y observa a ambos con una creciente desazón.
-¿Qué sucede Albert?-
El patriarca de la familia no contesta ya que se encuentra sumido en las solicitudes de su sobrino.

"Querido Tío, por favor lleva a Candy a la fuente de los enamorados, allí está Terry esperándola. Dorothy ya ha preparado sus maletas, por favor cárgalas en el auto ni bien dejes a Candy con el joven Granchester. Sé que ahora no puedes comprender lo que hago pero te pido por favor que no me cuestiones y lleves a cabo lo que te pido. Gracias"
Anthony

– Candy- dice Albert con gran peso en su corazón -por favor sígueme.-
-¿Eh? ¿A dónde me llevas Albert? ¿Dónde está Anthony?- Candy vuelve a sentir un resquemor en su interior.-
-No entiendo, si Anthony me preparó un regalo sorpresa.... ¿porqué no estará presente cuando lo reciba? ¿Pasa algo malo Albert. Dorothy?-
– Por favor Candy haz lo que Albert te dice, es el deseo de Anthony que así sea.- Dorothy se ve triste pero le sonríe, hace una reverencia y se aleja. Candy no comprende pero asiente con su cabeza y se deja conducir por Albert a la fuente de los enamorados.
El ambiente es deslumbrante, las estrellas brillan alegremente en el cielo y una espléndida luna da mayor luz a la fuente ya bien iluminada por las candilejas.
-Hasta aquí llego yo Candy.... Sigue tú y encuéntrate con el regalo de Anthony.- Candy se muestra sorprendida ante tal comentario pero muda de sorpresa deja que Albert tome su mano cariñosamente y la bese.
El corazón de la muchacha no está preparado para lo que va a presenciar y comienza a latir con fuerza cual caballo desbocado.
Observando la fuente y de espaldas a ella un joven de largos cabellos castaños mecidos al viento contempla la fuente con gran intriga. Su chaqueta azul resalta con un color iridiscente al brillo de las luces a su alrededor dando al momento una sensación de ensueño. Los latidos de Candy se aceleran y una imagen distante pero, de algún modo, siempre presente se aparece en su mente....... El olor al océano, un movimiento de vaivén y la clara imagen de un barco... una noche brumosa y un muchacho de espaldas a ella llorando solitario en la helada noche invernal...... los labios de Candy forman un perfecto círculo de asombro... los latidos ahora parecen tambores que la ensordecen pero antes de que ni pueda escuchar su propia voz exclama en voz alta
¡Terry! ¿¡Oh por Dios eres tú Terry!?-
Terry voltea traspasado por esa voz que tanto ha deseado escuchar durante los últimos tres años.... Sus ojos se llenan de vida ante la figura amada que está frente a él.
-¡Candy! ¡Candy!.- corre velozmente hacia ella y ella hacia él. Ambos se sumen en un profundo abrazo... más profundo que el tiempo que los mantuvo separados. Terry abraza la espalda de Candy con su mano derecha y con su izquierda aferra la cabeza de su pecosa contra su pecho mientras ella rodea el cuello del joven con ambos brazos. El abrazo se hace eterno los corazones palpitando enloquecidamente y sus cuerpos ardiendo con el tacto del otro.
Finalmente se apartan para poder compartir su mutua alegría.-
-Pero.... pero.... ¿cómo es posible? ¿Qué estás haciendo tú aquí?- los ojos de Candy bien abiertos demuestran la enorme dicha que significa para ella encontrarse con él.
– Anthony me envió una carta hace algún tiempo para que viniera.... Y pues aquí estoy. ¡Estás hermosa Candy! ¡Sólo mírate... te has convertido en una belleza de mujer!.- Candy se ruboriza pero sigue viéndolo a los ojos, esos ojos azul marinos, penetrantes que parecen marearla de placer cuando los mira. Candy acaricia con ambas manos el contorno del rostro de Terry y remueve el mechón que le cae sobre uno de sus ojos.
Allí está él. El hombre con quien decidiera casarse algún tiempo atrás y que el destino le arrebatara tan duramente. Este recuerdo le trae otro rostro a su memoria.
-¿Y Susana? ¿Te has casado con ella?- la duda hace temblar las últimas palabras de Candy que lo mira con temor en sus ojos. Terry comprende de inmediato y exhala un suspiro de alivio. Ella todavía lo ama y teme haberlo perdido para siempre. Acaricia una de las coletas de la muchacha y contesta.
– Susana va a casarse pronto con el hombre de su vida. Un productor de teatro llamado Ian Mc Nielson.-
El rostro de Candy irradia felicidad.-
Ambos ríen despreocupadamente como solían hacerlo en los años del colegio San Pablo.
Terry baja sus brazos hasta asir la diminuta cintura de la muchacha y ambos se miran absortos, perdidos en los recuerdos, sin percatarse de los dos pares de ojos azules que los observan desde una habitación del primer piso de la casona. Un par de ellos dolidos y el otro con una paz inalterable y una sonrisa en sus labios.
-¿Estás seguro Anthony de lo que estás haciendo?... ¿de tu decisión?-
– Sí, estoy seguro. Ella está feliz. Aun lo ama.-
-Pero ella aun te ama a ti también....-
-No me malinterpretes tío. No estoy renunciando a ella.-
-No puedo comprenderlo sobrino... si dejas que Candy se vaya esta noche con Terry.... No creo que tengas otra oportunidad.-
Anthony deja caer las cortinas y quedan inmersos en la escasa luz de la habitación.
-Si Candy se decide finalmente por él... lo aceptaré.- los ojos de Anthony son de un azul límpido y cristalino al hablar y no demuestra la más mínima inseguridad.....sólo paz y certeza y agrega -No seré yo quien les robe su segunda oportunidad. Con el tiempo ella tomará una decisión en su corazón... mientras tanto.... Velaré por su felicidad tanto como me sea posible.-
-No estoy de acuerdo.- Albert muestra su descontento.
-Lo sé.-
Anthony vuelve a mirar por la ventana y ve que Candy y Terry están caminando por el jardín alejándose de la maravillosa fuente.
-¿Adónde vas Anthony?-
-¿A tomar un poco de aire fresco?-
Anthony se retira silenciosamente dejando a su tío en un estado de gran turbación.

El Retorno De AnthonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora