Capítulo XIII Tú, ella y yo.

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lo siento si no eh publicado es que estoy en tiempo de exámenes y se me a hecho difícil hacerlo 

pero por fin tuve un pequeño tiempo asi que aqui esta el capitulo



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La tarde cae apaciblemente y Candy y Anthony, sentados en una rama del Padre Árbol observan la puesta del sol en silencio. Candy tiene su cabeza recostada en el hombro de Anthony y éste la abraza protectoramente. Ninguno de los dos desea hablar ni preguntar nada a su compañero, la sola presencia del otro colma sus corazones con una paz indescriptible. Sus almas están absortas en la tranquilidad de saberse vivos y...juntos. Las palabras huelgan ante este hecho. Sus miradas son transparentes y la belleza del paisaje enmarca perfectamente el momento.

Desde la humilde casa las dos ambles señoras los observan con gran alborozo.
– ¿Hermana María no cree Ud. que ya es hora de que los llamemos? Ya hemos calentado la cena dos veces.....
– Sta. Pony un poco más... mírelos... están en otro mundo. El mundo que les fue negado todos estos años.
La noble señora vuelve a espiar a la parejita.
-Es cierto. Sin embargo Anthony quiere regresar hoy mismo a su casa en Lakewood y se les va a hacer muy tarde para el retorno......-
La señorita Pony está en lo cierto y después de un profundo suspiro ambas señoras deciden llamarlos.
Los jóvenes acuden sin prisa y tomados de la mano.
La cena es corta pero acogedora, casi nadie toma la palabra, el clima es de gran alegría y serenidad.
Llegado el momento la mirada de Anthony se pierde a lo lejos como presintiendo algo que a los demás le es ajeno y decide despedirse.
-Ha sido un verdadero gusto conocer finalmente a las dos madres de Candy.- La voz de Anthony es tan profunda y dulce que ambas señoras se ruborizan.
-El gusto ha sido totalmente nuestro- responde la Sta. Pony y la Hna. María asiente con su cabeza, sonriendo.
-Bien Candy llegó la hora de retirarnos.-
Candy sonríe en respuesta y abraza a las dos mujeres.
Montan sus caballos y comienzan el largo camino de regreso a Lakewood.
Por varias horas cabalgan tranquilamente a la luz de las estrellas. Sus corazones en armonía continúan en paz y unidos.
Candy mira a Anthony y sonríe emocionada, apura a su caballo y lo acerca al de él, estira su mano y toma la de Anthony, éste voltea a verla.... Sus tiernos ojos azules pueden vislumbrarse incluso en la tenue penumbra.... Cuando los fija en los de Candy ésta siente como si penetrara en todo su ser colmándola de una mayor paz aún, si esto fuera posible. El tacto de la mano de él en la suya la hace estremecer, pero para su sorpresa, no sucede lo mismo con Anthony como ocurriera las veces anteriores cuando él no conocía todavía su identidad, esto la perturba un poco pero al volver a fijar su mirada en la de él, vuelve a sentirse tranquila.
Anthony corresponde acariciando el dorso de la mano de la joven con su dedo pulgar, pero no dice nada.
La pareja sigue cabalgando en silencio durante un buen trecho más, hasta que están a una hora aproximadamente de llegar a la casona. Entonces Anthony mira a Candy y rompe el silencio.
-Candy- su voz es tan dulce que hace que la muchacha se estremezca.
-¿Sí Anthony?-
-Sabes que no tengo forma de agradecerte que me hayas devuelto a la vida....-
Candy no comprende estas palabras y se limita a fruncir el ceño.
-He estado pensando...... que si los acontecimientos hubieran ocurrido de forma diferente.... en este momento estarías casada con Terry Granchester, ¿no es asi? – Candy abre sus ojos grandemente y enmudece.
La luna acompaña la charla brindando una leve iluminación, Candy fija su mirada a lo lejos y responde con una voz apenas audible.
-Sí, así es Anthony....pero...- Anthony tiernamente la interrumpe pero con voz serena y lenta.
-Lo que quiero decir es que te han robado los momentos más felices de tu vida, Candy. Pareciera como si no se te hubiera permitido ser feliz, no importa qué camino eligieras...... yo.....la mentira de mi muerte y la tuya....... La traición de tu compañera en el colegio San Pablo con Terry..... y luego el desdichado acontecimiento con la actriz Marlow en Nueva York, cada vez que intentabas crear un futuro.... Se te era vedado.-
-Anthony, no importa eso ya, ahora sabemos que estamos vivos y que podemos crear un futuro junt...- Candy no puede continuar porque Anthony vuelve a cortar su contestación.
– Candy, he pensado una forma de compensarte con un regalo por haberme devuelto a la vida. Ahora soy yo nuevamente sólo que......- al decir estas palabras Anthony busca los ojos de su amada, Candy lo nota y le sostiene la mirada, entonces Anthony completa su idea.
-Ahora que he vuelto a ser Anthony, he notado que algo ha cambiado dentro de mí. Ya no te deseo posesivamente como antes, he descubierto que estás muy dentro mío, que te siento conmigo todo el tiempo y que estemos o no juntos...... nunca estamos realmente separados...... he descubierto mi dulce Candy.... que ahora sólo deseo tu felicidad....aquella que te ha sido negada. Si tan sólo yo pudiera cambiar alguno de esos acontecimientos.... Creo que sería el mejor regalo que podría yo hacerte en retribución por tu entrega y devoción a mi recuperación física y mental. El verdadero Anthony, el que tú conocías estaba realmente muerto cuando volviste a mí.... y ahora he revivido gracias a tu amor. Por eso y ya que falta muy poco para llegar deseo que sepas....... Que te amo Candy y siempre te amaré.- Al decir estas palabras ambas miradas parecen volverse una sola y la distancia desaparece, Candy puede sentir ese gran amor dentro suyo y esa gran paz que vive en el interior del nuevo Anthony, esto la hace vibrar y estremecerse.... Y esta vez también lo hace él.
-Sólo quería que lo supieras.... Antes de darte tu regalo.- Anthony deja de mirarla y fija su vista en el camino que se extiende frente a él, como buscando a lo lejos "el regalo" que le tiene preparado. Candy no logra comprender la profundidad ni el sentido de aquellas palabras, pero confía en que será algo maravilloso, proviniendo de un ser tan extraordinario como lo es Anthony.
El silencio vuelve a reinar por el resto del viaje.

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En la casona de Lakewood, Dorothy termina de ordenar el comedor pensando en la poca probable posibilidad de que los jóvenes lleguen sin haber cenado, cuando una voz conocida llama su atención.
-Buenas noches Dorothy.-
La presencia imponente y el semblante cariñoso de Albert la observan desde la puerta, el rostro de la muchacha se ilumina al verlo y una sonrisa de alegría se dibuja en sus labios.
-Buenas noches señor Williams.- contesta agradecida por tanta consideración de parte de su señor.
-He venido mostrándole el camino a un buen amigo mío, quiero dejarlo en tus manos para que le ayudes a tener una buena estancia en esta casa.- Al decir esto la figura de un joven aparece por detrás de él. Dorothy abre enormemente sus ojos ante lo que ve. El joven es de una belleza arrolladora y la pobre muchacha no puede quitar su vista de esos ojos azul profundo como el mar, su magnetismo personal hace que Dorothy se sonroje. Albert, sin embargo no nota su perturbación ya que algo le urge y finalmente completa su pedido.
– Dorothy, lo dejo a tu cuidado, tengo algo pendiente que me resulta urgente atender, buenas noches.- Y diciendo esto se inclina en señal de saludo a ambos y se retira rápidamente.
Dorothy sigue mirando al joven, que le sonríe abiertamente al notar lo que le sucede, pero haciendo caso omiso del hecho se le acerca resueltamente y estira su mano en señal de saludo.
Dorothy siente un gran cosquilleo en todo su ser ante la cercanía de este hombre salido de un cuento de hadas... hasta que su ensimismamiento se rompe al sentir la mano del joven tomar la suya al tiempo que dice.
-Terry Granchester, es un gusto conocerte Dorothy.-

El Retorno De AnthonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora