Capítulo XVI: Una pareja perfecta.

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Capítulo XVI Una pareja perfecta.

Las entradas se han vendido como pan caliente en el principal teatro de Chicago y los espectadores hacen cola fuera del recinto para disfrutar el estreno de Hamlet, obra en la cual el actor principal es Terrence Granchester, un joven cuya fama aumenta día a día.
El nerviosismo crece ante el inminente comienzo de la obra y tras bambalinas los actores aprestan sus vestuarios y últimos repasos de sus líneas con gran compenetración.
Candy en un amplio espacio entre los camarines y el escenario espera a Terry para alentarlo con su presencia.
¡Cuánto se está tardando Terry esta vez!.- Candy habla en voz alta.
Una mano suave se apoya en su hombro infundiéndole confianza.
-¿Otra vez preocupándote Candy? Ya verás que estará listo con tiempo de sobra. Terry es muy profesional con respecto al horario.
-¡Susana! Me asustaste. Sí tienes razón no tengo porqué preocuparme.- Candy sonríe y le guiña el ojo a la joven actriz retirada, ambas sonríen.
– ¡Candy se te ve tan feliz! tú y Terry hacen una pareja perfecta. He de admitir que ahora que te conozco entiendo porqué Terry te ama tanto. Estuve tan equivocada al pensar que él llegaría a amarme como a ti algún día..... yo creo que he comprendido que me había enamorado de Terry el actor..... pero no realmente de Terry porque no lo conocía como tú.... lo admiraba como lo sigo haciendo y confundí ese sentimiento de admiración con amor. Pero sólo hasta que conocí el verdadero amor fue que comprendí mis verdaderos sentimientos hacia Terry ¿sabes?- Susana sonríe recordando – Me refiero a que en realidad él siempre fue rudo y seco conmigo, nunca se abrió y yo nunca lo llegué a conocer realmente. ¿Cómo pude estar tan ciega?- Susana sonríe y sus mejillas se ruborizan un poco.
-Así es mi amor, cuánto me alegra que todo eso haya quedado en el pasado.- El joven toma a Susana por la cintura desde atrás y besa una de sus mejillas dulcemente.
-¡Ian!- Susana se sobresalta y sonríe complacida por la amorosa sorpresa, aferrándose a uno de sus brazos.
-¡Hola Candy!-
– ¡Buenas noches Ian! Candy sonríe cálidamente al hermoso joven productor.
– Oye, estoy de acuerdo con Susana Candy, tú y Terry hacen una pareja perfecta. Candy sonríe agradecida desde el fondo de su corazón, donde a pesar de ella misma algo se agita ante tal aseveración varias veces repetida.
-¡Claro! Siempre lo supe, desde el primer día que la ví en aquel transatlántico, aunque sólo me di cuenta algún tiempo después.- Terry abraza a Candy desde atrás tal y como lo hiciera Ian con Susana.
-¡Terry! ¡ por fin! ¿Dónde estabas? ¡Me tenías preocupada!- Candy se da vuelta y abraza al joven actor que lanza una sonora risotada.
-¡Candy, el que va a actuar soy yo! Si yo no estoy nervioso.... ¿porqué lo estás tú?- Terry sigue riendo.
Candy frunce su nariz mostrando su molestia en un gesto que hace que Susana e Ian sumen sus carcajadas a las de Terry.
-¡Bien, ríanse pero yo no soy actriz y no puedo evitar estar muy nerviosa ante un estreno! No pertenezco al mundo del teatro como Uds. Y esto me pone los pelos de punta!-
-¡Ven mi amor! Dame tu beso de la suerte.- Terry toma a Candy con ternura y la besa, Candy se olvida de su preocupación y se pierde en el beso de su amado.
-Bien Terry es hora de reunirte con el resto del elenco. Dejemos a las damas para que puedan ir a sus butacas.
-De acuerdo Ian. ¡Nos vemos amor!-
-¡Sí! ¡Vamos Susana que Guita debe de estar por comenzar a cantar y no me la quiero perder por nada del mundo! ¡No importa cuántas veces la escuche, su voz siempre me llega al alma!- Las dos jóvenes apuran su paso para llegar al palco. No bien se sientan una angelical voz comienza una melodía suave y profunda a la vez, los vellos de todos los presentes se erizan ante tan sublime interpretación. El teatro está completo, no sobra ni una sola butaca.
-¿No es maravillosa Susana?-
-Sí, ¡Guita es increíble!, pensar que con la fortuna que tiene su padre ella no necesitaría hacer esto para vivir... pero su amor por el canto le ha hecho dejar todo atrás y dedicarse a su vocación.-
-Es cierto, excepto cuando la naturaleza la llama y se retira a su casa del bosque para vivir sola con sus animales.- Candy sonríe ante la veracidad de sus propias palabras. – A veces pienso que su vocación sólo se ve en peligro ante su espíritu aventurero y su necesidad de naturaleza. Si lo pienso seriamente me recuerda mucho a otra persona que conozco.- Candy ríe muy despacito evocando el rostro de Albert.
-Ya terminó de cantar Candy, pronto la tendremos con nosotras.-
-¡Qué bien, ya va a comenzar la obra! Terry estará soberbio.-
-Sí, es el mejor actor que he conocido.-
-¡Hola chicas, ya llegué, no me quiero perder nada!-
-¡Guita, ven siéntate aquí!- Guita se sienta a la derecha de Candy, mientras que Susana se encuentra a su izquierda. La joven cantante luce un vestido beige claro, que resalta su cabello largo castaño ondulado, su tez es blanca como la nieve y de sus finos pómulos resaltan unos hermosos ojos negros como el azabache. Su cuerpo esbelto es escultural y de una belleza élfica indescriptible y es tan delicada como la brisa de primavera. Las tres muchachas se compenetran a fondo en la obra. Los actos pasan con sus intervalos y todos muy emocionados aplauden finalmente a todo el elenco, pero al aparecer Terry el público lo ovaciona con inusitado fervor.
-¡Han estado espléndidos!- Susana aplaude fuertemente.
-¡Terry ha estado espectacular! ¿Verdad Candy?-
-¡Sí Guita, ha estado increíble!-
-¡Vamos chicas, bajemos y esperémoslos afuera que va a haber tanta gente para saludarlos que mejor evitamos la muchedumbre!-
-Estoy de acuerdo contigo Susi, además debemos cuidarte ¿cómo te va con esa pierna ortopédica?- Candy espera su respuesta con mucho interés.
-Pues muy bien, aunque a veces todavía me duele un poco.-
-Te vamos a llevar con Ian Susi, nosotras esperaremos afuera.- Guita le ofrece el brazo y Susana se aferra a ella, Candy hace otro tanto y ambas jóvenes la conducen con su esposo.
– Tengo que buscar mi bolso y mi saco en mi camerino Candy ¿Te adelantas?-
– Sí, claro. Estaré escondida en la entrada del teatro a la izquierda, allí pasaré totalmente desapercibida y cuando Terry se desocupe de su público me irá a buscar en ese lugar.-
-Bien nos vemos abajo, entonces.-
Candy se apresura a bajar evitando la muchedumbre y sigilosamente se aposta en el rincón acordado y espera pacientemente la llegada de Terry y Guita.
Sin embargo después de unos quince minutos de espera una voz proveniente de la oscuridad detrás de una columna la sobresalta.
-Hola Candy.- en la mordaz disonancia de aquel tono reconoce a la inconfundible corrosiva persona que se le acerca. Sin voltear a verla contesta alerta.
-Hola Elisa.- Elisa camina hasta ubicarse a su lado y ambas se miran después de mucho tiempo de no hacerlo.
-Veo que sigue interesándote el teatro.- Candy se apresura a cortar la tensión entre ambas con una salida social.
-Pues claro, es algo común en la esfera en que me muevo... aunque para ti ahora es algo de todos los días por lo que me han contado... finalmente conseguiste lo que querías ¿verdad Candy?.-
-Si te refieres a ser feliz, sí Elisa, soy muy feliz ahora.-
Ante la respuesta de Candy, Elisa suelta una risotada maliciosa.
-Pues claro, conseguiste estar con el actorcito, el noble venido a menos, eso es lo que querías y lo has conseguido te felicito.-
– ¡Terry es un excelente actor Elisa! ¡Y no le importan los títulos nobiliarios!....¡Y a mí tampoco!.-
-Bien, después de todo son el uno para el otro, no esperaba menos.
-¿Qué quieres decir con eso?-
– Lo que quiero decir Candy es que tú sigues siendo la misma hipócrita de siempre, igual que Terry que finge ser un actor cuando en realidad debería estar con los Granchester y heredar lo que por sangre le corresponde. Pero no claro, pretende desprestigiar a su padre jugando a la actuación por el mundo.-
-¡Cállate! ¡No puedes hablar así Terry! ¡Tú no sabes nada de él!-
-¡Sé lo suficiente, pero tú eres peor que él! ¡Fingiste que amabas a Anthony cuando Terry parecía estar irremediablemente comprometido con Susana, ayudaste a que se repusiera para luego abandonarlo a su suerte cuando tu actorzucho se vio libre de su compromiso!.-
El asombro de Candy al escuchar esas palabras se refleja en sus ojos y una daga muy afilada se clava en el centro de su pecho al escuchar pronunciar el nombre de Anthony. Su ser enmudecido da pie a una nueva arremetida.
-Clarooo..... no puedes hablar porque sabes que es cierto todo lo que digo. ¿Sabes una cosa Candy? Siempre supe que no amabas realmente a Anthony, desde la primera vez que supiste que estaba interesada en él, tú te propusiste arrebatármelo y ahora que él ha caído en desgracia y apenas si es conocido en la alta sociedad prefieres quedarte con Terry por su creciente fama pues sabes que si eso no le funciona aún le queda su herencia como noble inglés. ¡Hipócrita! ¡Si no te hubieras entrometido entre Anthony y yo no le hubiera sucedido nada malo y ahora estaríamos felizmente casados.... Después de todo la tía abuela siempre vió con buenos ojos nuestro futuro compromiso ¡Pero no! ¡Tú tenías que arruinarlo todo en ese entonces y ahora que le has partido el corazón abandonándolo por Terry tienes el atrevimiento de decir alegremente que eres feliz!
Por eso digo que eres una hipócrita peor que Terry, ya que él sólo ha hecho enfadar a su padre, en cambio tú has destrozado la vida de Anthony y la mía.-
Las palabras cáusticas de Elisa carcomen la nueva merecida felicidad que ha logrado Candy y ésta siente aun más fuerte el dolor punzante en el pecho que le dificulta respirar libremente. El rostro hermoso de Anthony se le presenta en su mente y ante la percepción de sus dulces ojos Candy siente su ser desfallecer. Unas palabras dichas casi inconscientemente brotan de sus labios cual frase hipnótica de autoconvencimiento.
-¡No.. No.. Yo amo a Terry, pero...no...no... yo amo a Terry!- Las lágrimas surcan sus mejillas sin poder evitarlo.
-¡Vamos Candy! ¡Deja la actuación para Terrence! ¿Quieres? ¡No vas a conmoverme con esas lágrimas de cocodrilo! Pero despreocúpate Candy que ahora que Anthony está solo y triste por tu desprecio es mi turno de recuperar el tiempo perdido. Yo lo consolaré y ganaré su amor de nuevo, ya verás.
Así que después de todo debo agradecer tu decisión, ya que de esa forma me das una nueva oportunidad de conquistar el corazón de Anthony. Sólo quería decirte esto Candy. Tú continúa siendo feliz con Terry.- Y dándole la espalda y hablándole si siquiera mirarla Elisa se despide haciendo gala de su habitual sarcasmo.
-Adiós Candy.-
Candy se encuentra nuevamente ante un gran sufrimiento interno, había pensado en los últimos meses que por fin había logrado ser feliz después de tantos años de dolor y soledad, pero no puede evitar ver que su corazón aun esconde un profundo amor por Anthony, su subconsciente quiere mostrárselo en las pesadillas de cada noche, que él vive, que él vive y la espera como ella lo deseara aquel día fatal, pero ella lo niega día a día y el inmenso amor que le entrega Terry y que ella también siente por él acalla el otro sentimiento, ocultándolo muy dentro de su corazón. Ante este descubrimiento resurge una pena tortuosa en su alma. Los minutos pasan sin que ella pueda percibirlos, voces, sonidos de carruajes y luces multicolores vibran a su alrededor como en un ensueño mientras las lágrimas anegan su rostro una vez más.
-¡Candy! ¡Candy! ¡Qué te sucede Candy! respóndeme!-
Candy escucha una voz lejana que la llama y trata de fijar su mirada nebulosa en pos de esa voz hasta que enfoca a una joven con gran preocupación en su semblante.
-¡Guita! – Candy se arroja en sus brazos y llora amargamente. La dulce cantante acaricia a su amiga y trata de consolarla aunque no encuentra realmente cómo. Finalmente la pecosa se siente algo confortada y trata de recobrar la compostura antes de que llegue Terry. Guita al verla mejor confiesa avergonzada.
-Lo siento Candy, no puede evitar escuchar la conversación.... Todo sucedió tan rápido y yo no pensé que te estuviera afectando lo que ella decía..... Pues pensé que Terry era tu único amor..... Sabía de Anthony... no lo puedo negar..... Aquella vez que nos encontramos con tus amigas Annie y Paty.... .ellas me contaron sobre él ¿sabes? Quería saber todo sobre ti Candy, me impresionaste desde la primera vez que te vi y pues.... Yo les pedí que me contaran tu vida... pero nunca pensé que seguías sintiendo algo por ése joven... o... ¿entendí mal y me equivoco?.-
Ante el silencio de su amiga Guita agrega.
-Perdóname Candy, no es asunto mío. Pero quiero ayudarte. Te quiero mucho, en los pocos meses que hemos estado viajando de ciudad en ciudad con la compañía Sttraford me he encariñado mucho contigo y ya siento que somos amigas de toda la vida.-
-No, discúlpame tú Guita. También te considero una de mis mejores amigas pero.... Siempre he soportado mis problemas yo sola y he tratado de no preocupar a la gente que quiero con mis cosas. Cada uno tiene lo suyo para soportar y no tengo derecho a cargar a nadie con mis dificultades. Pero muchas gracias por ofrecerme tu ayuda.
-Bueno, creo que ya me he dado cuenta de que esa es tu filosofía de vida Candy, pero déjame decirte que opino que es hora de que abras tu corazón a alguien más, alguien que sea neutral, alguien que quizás te pudiera dar un consejo o un aliento o simplemente un abrazo confortador llegado el caso.-
Candy sonríe ante estas palabras ya que esa persona siempre ha existido para ella, sólo que ahora se ha hecho cargo de un inmenso y acaudalado imperio econónimo y los viajes de negocios y las ocupaciones relacionadas apenas si le dejan tiempo para reunirse con ella.
-¡Albert!- pronuncia por lo bajo.
-¿Cómo?-
-Albert es esa persona que tú dices Guita.-
-¿Tu tutor Candy? ¿El Sr. Williams Andry?
-Sí. Sólo que ahora ya casi no tiene tiempo para mí. Siempre está muy ocupado y yo no quiero m...-
Guita no permita que termine la frase sino que la finaliza ella misma
-No quiero molestarlo con mis problemas ¿verdad? –
Candy sonríe y sus mejillas se sonrojan, se encuentra vulnerable.
-Mira Candy creo que deberías encontrar "otra" persona además de él. ¿Qué tal yo eh?.-
Candy sonríe más animada, siente que su amiga la ayuda a recobrar su compostura y reconoce que tiene poder de persuasión y cierto toque de sentido común parecido al de su querido Albert.
-Ven, límpiate la cara con mi pañuelo y déjame que retoque un poco el maquillaje que te pusimos con Susana. ¡Ajá¡ acá tengo lo necesario en mi cartera.
La dulce joven se apresura para dejar a Candy tal como estaba antes del llanto.
-¡Excelente! ¡Has quedado aún más bonita! Si es que eso es posible.- Guita ríe con ganas y Candy finalmente se le une, retornando en ella su tono alegre de costumbre.
– ¡ Fuiiiiiii! ¡Veo que lo pasan muy bien mientras esperan jovencitas!- El silbido y el comentario de Terry llama la atención de las damiselas.
-¡Terry! ¡Por fin llegaste!- Candy corre a abrazarlo, la sola visión del magnéticamente apuesto joven tranquiliza el corazón de la muchacha que siente como si todo lo demás hubiera sido parte de una de sus pesadillas.
Guita por otro lado observa cómo Candy se hunde en los acogedores brazos de Terry y, a pesar de ver a Candy nuevamente feliz, una extraña sensación deja su corazón intranquilo.
-Bien. Es hora de asistir a la fiesta en honor a los actores donde asistirá la alta sociedad de Chicago. De más está decir que sé lo que ambos piensan de estas fiestas pero no podemos faltar. ¡Vamos Candy, Terry! Me adelantaré para dejarlos solos.-
-¡Oh no! ¡Ven Guita! Estamos bien contigo.-
-Como lo deseen. Gracias.-
Los tres jóvenes suben al carruaje que los llevará a una nueva fiesta, en una nueva ciudad de un ya repetido nuevo estreno. La pareja y su amiga charlan despreocupadamente. Terry tratando de olvidar la fiesta por delante. Guita, tratando de olvidar el sufrimiento que por vez primera presenciara en su amiga y Candy dándose cuenta que no puede olvidar el otro par de ojos azules escondidos en su corazón y su mente.

El Retorno De AnthonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora