Capítulo XIX: Afianzando lazos

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El tren se desliza holgazana y lentamente por las vías, estacionando al fin en el andén.

Los pasajeros comienzan a apretujarse tratando de llegar a las puertas para hacer su arribo en Nueva York. Anthony observa cada movimiento de las personas con gran interés y vivo asombro. Mira cada detalle que lo rodea, adentro y afuera.

Tres señoritas pelirrojas de ojos verdes, que están junto a su madre han estado admirándolo por largo tiempo sin que el joven les prestara la debida atención. Las muchachas sonríen nerviosas y cuchichean ante su presencia. Anthony está perdido en el mundo acelerado que gira a su alrededor: todo es nuevo y excitante y de una velocidad increíblemente mayor a la que él está acostumbrado, sin embargo, no se siente apabullado sino entusiasta. Todo le atrae, como a un pequeño niño descubriendo el mundo circundante.

Ya en el andén, una de las bellas jovencitas se acerca y deja caer su pañuelo enfrente de él. Anthony caballerosamente, lo levanta y se lo devuelve. La joven, al ver al muchacho tan de cerca se sonroja y queda verdaderamente hechizada ante los ojos azules de Anthony, al punto que ya no puede emitir palabras y se limita a hacer un gesto con su cabeza a modo de agradecimiento y, al recibir la sonrisa del joven como respuesta, lleva una de sus manos a su boca, quedando petrificada, mirándolo.

-¡Vamos Anthony! ¡No deslumbres a la señorita! ¿Quieres?- Anthony busca con su mirada al dueño de esa voz y exclama -¡Terry!-

La jovencita se da vuelta y ve a Terry a su lado, sus ojos parecen agrandarse de sorpresa al ver a otro joven de impactante hermosura. Anthony y Terry se dan un afectuoso abrazo olvidando a la joven que los mira atónita. Sus hermanas y madre a unos escasos metros detrás también están desconcertadas ante tal despliegue de belleza masculina.

La atrevida jovencita despierta de su ensueño de príncipes azules y pregunta tartamudeando.

-¿Sss....son, son hermanos?-

Terry que está mirando a Anthony voltea la vista hacia la señorita y comprende la situación en forma inmediata, le sonríe galantemente y asevera -¡Pues claro!- luego mira a Anthony, quien, después de dos segundos de sorpresa fija su mirada cómplice en la de Terry y agrega

– ¡Sí! ¿acaso no se nota el parecido?- Terry toma la palabra -Yo soy castaño por parte de mi padre- y Anthony continúa – Y yo soy rubio por parte de mi madre- ambos sonríen compinches.

– La verdad es que sí, son bastante parecidos si.... hasta hablan sincronizados-

Los muchachos vuelven a mirarse y esta vez dejan escapar una sonora y abierta carcajada. La muchacha es llamada por su madre dejando a los jóvenes disfrutando de su chanza. Terry coloca afectuosamente uno de sus brazos alrededor de los hombros de Anthony y le dice con franqueza.

-¡Bienvenido a Nueva York, Anthony! Hace bastante que deseaba traerte conmigo para sacarte de tu ostracismo y hacerte conocer un poco el mundo. ¡Por fin lo he logrado!-

-¡Sí, yo también lo he estado deseando!-

-¡Bien, tengo el itinerario ya trazado!-

-A decir verdad, Terry, tengo mis expectativas puestas en una charla profunda contigo, más que en hacer turismo.-

Terry deja de sonreír y su voz se torna más profunda y emotiva – No sé porqué pero creo que sabía que dirías algo así, y la verdad es que yo también anhelo una charla contigo. Conozco el lugar perfecto para tomar un exquisito café, pero antes vamos a mi departamento para que dejes tus pertenencias y estés más cómodo. Estaré solo, hasta el lunes inclusive y teniendo en cuenta que hoy es viernes.....pues nos queda bastante tiempo por delante.-

El Retorno De AnthonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora