Capitulo O2

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—Hija— era la voz de mi madre que provenía de la sala —Ven que te quiero presentar a alguien...— me dijo caminando al living.

Me tomo de la mano y me guió hasta la sala.

—Él es Thomas -me presento a un chico que mirándolo bien, no estaba nada mal. Así que yo misma me autorice examinarlo por completo, lo que más me sorprendió fue la hermosa y deslumbrante sonrisa que tenia. Vestía unos jeans negros ajustados, que no le quedaban absolutamente mal, una playera roja y sobre esta traía una chaqueta negra de piel, arremangada hasta los codos. Simplemente perfecto para el crimen.

—El es hijo de Derek Badford el socio de tu padre, y él es el que se encargará de ti el tiempo que estemos fuera...—

-Bien... olvidemos el crimen- mi mirada de admiración se transformo a una de desprecio, que claramente parecía no afectarle ya que seguía con esa sonrisa.

Mi padre interrumpió el incomodo momento, mientras bajaba por las escaleras con las maletas.

—Le ayudo...— se ofreció mi "niñero".

-Idiota- pensé.

El auto del aeropuerto llego a la casa, el chófer bajo y les ayudo a subir las maletas.

—Por favor ______  no quiero problemas, sigue las indicaciones de Thomas...— me dijo mi padre.

—Está bien... cero problemas...— tal vez no era del todo cierto.

—Bien...— me dio un beso en la frente y subió al auto donde mi madre y Ana ya le esperaban.

Vi como el auto cada vez se alejaba más y más hasta que no pude verlo. Gire sobre mis talones para entrar a la casa pero ahí estaba Thomas miraba perdidamente hacia la calle, con ambas manos en los bolsillos de su pantalón, me miro y me sonrió.

—Hola...— me dijo con su melodiosa voz.

Sin contestarle nada camine y le saque la vuelta para poder entrar a la casa.

— ¿Y esas maletas?— pregunte cuando vi dos maletas grandes al pie de las escaleras.

—Son mías...— me contesto caminando detrás de mi —Viviré aquí... así que será mejor que nos llevemos bien— Lo fulmine con la mirada, y volví a subir las escaleras.

Me desperté cuando escuche tres fuertes golpes en la puerta, pero simplemente los ignore, y volví a dormir.

—Levántate ya o llegaras tarde— tome el cobertor y me tape hasta la cabeza, ya que había encendido la luz

—No pasa nada si llego tarde...— mentí.

—Si... pues asegurémonos de que no pasara nada... levántate— sentí que tomaba el cobertor, por lo que me aferre más a este para que no pudiera quitármelo, pero obviamente su fuerza fue mayor que la mía y logro quitármela.

—Ahh...— bufe molesta poniéndome de pie.

—De nada te sirven los berrinches así que cámbiate...— lanzo el cobertor a la cama y salió cerrando la puerta.

- ¡Y este quién demonios se cree!- grite en mi foro interno.

Aun ahogada en rabia, me dirige a la regadera, y le di paso a la lluvia artificial, espere a que esta se templara para ahora si comenzar a deshacerme de mis prendas, entre dejando que las gotas tibias de agua cayeran sobre mi piel llevándose todo el enojo. Nada... pero absolutamente nada era tan relajante para mí como un baño con agua caliente.

Salí de la ducha después de envolverme en una de las toallas blancas que las encargadas de limpieza dejaban ahí todos los días.

Me dirige al closet y me cambie de ropa (multimedia) tome mi bolso y las llaves del auto, para después salir de la habitación.

—No tienes un pantalón más viejo...— soltó una carcajada.

—No está viejo...—lo mire despectivamente, sabia claramente que no era viejo si no que así era, solo lo hacía para hacerme enojar.

El NiñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora