Capitulo 26

15.3K 652 7
                                    

—Entonces acabo el entrenamiento y voy a tu casa ¿sí?— me pregunto sonriente.

—Perfecto...— me despedí y camine hacia el auto de Thomas.

—Creo que está más que claro que estas castigada ¿no?— me dijo sin despegar la mirada del camino —No saldrás desde ahorita, hasta que lleguen tus padres...— me dijo pensativo —No celular... no llamadas, a menos que sea importante...— No reclame nada, en realidad no tenía ganas de pelear ahora con él.

— ¡Pero que le paso señorita!— me dijo una de las de limpieza.

—No paso nada...— le dije riendo —Solo un pequeño problema...— deje mi bolso en la mesa.

La casa ya estaba completamente limpia, me senté a un lado de la barra de la cocina y tome mi cabeza entre mis manos.

—Eso pasa cuando bebes en exceso...— escuche la voz de Thomas —Ten... tómatelas— me dijo mientras a un lado de mi dejaba un par de aspirinas. Las tome y me puse de pie por un vaso de agua.

—Joven...— le dijo a Thomas una de las trabajadoras —Necesitamos estas cosas...— le entrego una lista cuyo contenido desconocía.

—Está bien... ya mismo iré a comprarlo— le dijo saliendo de la cocina, pero se detuvo —Que ______ no tome el teléfono y que mucho menos salga...— les dijo a todas, yo solo solté una carcajada —Tu celular...— me dijo tendiendo su mano.

—Ten...— le entregue toda la bolsa para después ponerme de pie y subir las escaleras.

Entre a mi habitación, quite mi suéter y lo lance en la cama, para luego dirigirme al baño, después de deshacerme de toda mi ropa y que el agua tuviera una buena temperatura, entre. Después de un buen rato salí. El dolor de cabeza iba disminuyendo. – ¡No volveré a tomar nunca!- pensé segura. Me puse algo mas cómodo ya que no tenía planeado salir, ya que estaría castigada por mucho tiempo. 

Estaba por recostarme cuando tocaron a mi puerta, me puse de pie y abrí.

—Señorita... el Joven Chris esta abajo...—

—Gracias, dile que ahorita bajo— le dije mientras ponía mis pantuflas.

Baje las escaleras, y lo encontré sentado en la sala, ya se había cambiado, traía una playera blanca con unos jeans de mezclilla.

—Hey...— me dijo sonriente cuando me vio.

—Hey...— le dije igualmente mientras me sentaba a un lado de el.

—Me dijeron que estabas castigada...— soltó una carcajada...

—Así es...— le dije seguido de un suspiro.

—Mira como te dejo la mejilla...— trato de tocar el rasguño.

—Hey no toques...— le dije quitándome —Me arde...— reí.

— ¿Y que le hiciste?— me pregunto curioso.

—Pues, solo te diré que me querían para el equipo de lucha...— ambos reímos.

— ¡Estás loca _______ !— me dijo despeinando mi cabello.

—Sabes que yo no soy así... pero ella me saco de mis casillas— me defendí.

—Te creo... te creo...— me abrazo.

— ¿Y Thomas?— pregunto con cara de desagrado.

—Salió a comprar unas cosas que hacían falta...— le dije mientras jugaba con los dedos de su mano.

—No me agrada en lo absoluto...— me dijo sincero.

—Tú a mí tampoco me agradas...— brome.

— ¿Ah no?— pregunto haciéndose el ofendido.

—No...— solté una carcajada.

— ¿Segura...?— puso sus manos en mis costillas para comenzar a hacerme cosquillas.

—N... no... para... para... por...por fav...por favor— apenas podía hablar ya que sentía que me ahogaba, me recosté en el sillón para tratar de liberarme.

Las cosquillas cesaron, cuando note que me miraba con detenimiento el cuello.

—Confía en mi... y dime... eso no es alergia— me dijo mirándome fijamente ahora a los ojos, me puse de pie.

—Creí que no íbamos a hablar de esto...— le dije molesta.

El NiñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora