Capitulo 43

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Había un pequeño asiento y enfrente había una cámara detrás de un cristal. Thomas introdujo un billete en la maquina. Después de unos minutos salimos, para tomar la tira de fotos.

En la primera Thomas salía con una enorme sonrisa, mientras que yo le daba un beso en la mejilla, en la segunda hacíamos viscos, la tercera sacando la lengua y la ultima y mi favorita, salíamos besándonos.

Ambos reíamos por nuestras caras, —Me gusta esta...— dijo mientras que con cuidado, recortaba con las manos la primera foto. Saco su cartera y puso la foto en el pequeño espacio para fotos. Me miro sonriente y yo solo reí. Volvió a entrelazar nuestros dedos para caminar hacia el auto. Ya que su familia nos esperaba.

En unos minutos estábamos en frente de la casa. Thomas bajo y rápidamente abrió mi puerta.

—Thomas... ¿y qué debo usar?— le dije mientras subíamos las escaleras

—Lo que tú quieras...— me dijo riendo —De todos modos te ves hermosa— dejo de caminar para abrazarme

—Thomas... ¿seguro que no quieres que te espere aquí?— le dije haciendo mi cara de suplica lo mas convencible posible.

—Me gustaría que fueras conmigo, pero si no quieres ir está bien— me dijo acariciando mi mejilla. Después de esto que me había dicho me era imposible decirle que no.

—Me iré a cambiar...— bese sus labios y entre a mi habitación.

Entre al baño para abrir la regadera y que el agua comenzara a templarse, mientras esto sucedía, fui a mi closet para buscar que usar. No lograba decidirme hasta que lo encontré. Lo deje sobre mi cama y regrese a la regadera. Saque toda mi ropa y entre, dejando que las tibias gotas de agua se llevaran lo que sobraba en mi cuerpo.

Ya vestida comencé a maquillarme, como siempre. No muy cargado. Delineador, rubor y brillo labial. Mi cabello lo deje suelto para que en él se formaran las naturales ondas. Acomode mi fleco hacia un lado y mi cabello sobre mis hombros. Tome mi bolso y salí al pasillo. Me encontré con Thomas, volteo a verme sorprendido.

—Se te van a salir los ojos...— le dije riendo mientras caminaba hacia el

—Tú eres la culpable...— me dijo abrazándome por la cintura —Te ves hermosa— me dijo con una sensual voz, que todo en mi interior se estremeció. Seguro que se dio cuenta ya que una victoriosa sonrisa se formo en sus labios y me apego aun más a su cuerpo, para unir nuestros labios. Con una lentitud rosaba mis labios, disfrutando mi brillo labial.

— ¿Vainilla?— me pregunto dudoso separándose de mis labios

— Si no estás seguro prueba de nuevo— le dije pasando mis brazos por su cuello, sonrió y sin pensarlo dos veces volvió a besarme, nuevamente devoraba mis labios de esa forma tan especial que me hace delirar. Ahora yo me separe de él y lo mire pero seguía con los ojos cerrados

—No lo sé... aun no estoy seguro...— dijo haciendo una mueca graciosa

—Eres un mentiroso...— le dije riendo desde el primero sabía que era vanilla, solo lo decía para seguirme besando.

—Sabes...— me dijo sensualmente —Puedo hablar y avisarles que llegaremos tarde— levantaba rápidamente sus cejas

—Thomas...— alargue riendo

—Está bien... vamos— dijo poniendo en blanco los ojos mientras tomaba mi mano para caminar hacia las escaleras.

legamos a una hermosa y gran casa, color blanco y con un enorme jardín, iluminado por unos rústicos faroles de luz blanca.

—Es hermosa— le dije a Thomas mientras miraba con detenimiento la residencia, me dedico una sonrisa mientras se estacionaba.

—Yo te abro...— me dijo antes de bajar del auto, aun no me acostumbraba a que siempre me abriera la puerta. Pero esos detalles como abrirme la puerta, tomarme de la mano y dar pequeños besos en mi mejilla, me fascinan.

— ¿Entonces?— le pregunte claramente sobre nuestra 'relación'

—Pues a mí no me molesta decir que estamos saliendo...— me dijo jugando con mi cabello – ¡No amigos! ¡No novios!... ¡Saliendo!- al fin aclaro mi más grande duda —Pero si te causa problemas con tus padres, lo mantenemos en secreto— me dijo sonriendo

—Creo que es mejor la segunda opción...— le dije ya que no quería que mis padres se enteraran ya que inmediatamente lo cambiarían. Tomo mi mano pero de inmediato me soltó

—Lo siento...— dijo riendo —No sé si pueda resistir eh...— me advirtió entre risas

—Claro que podrás...— le dije abrazándolo, ahora sin dificultad ya que por la altura de mis zapatos quedábamos de la misma estatura.

— ¿Me das un besito?— me pregunto con una voz de niño pequeño mientras me abrazaba

—Solo uno...— le dije riendo y asintió con la cabeza

El NiñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora