Capitulo 31

15.2K 644 15
                                    

Si una ducha me tranquilizaba, un baño lo hacía doblemente.

Después de aclarar mi mente, más bien de tratar de aclarar mi mente, salí. Tome un short de mezclilla y una playera de tirantes blanca.

Respire profundamente antes de girar la perilla de la puerta, solo salía porque mi estomago pedía a gritos que lo alimentara. – ¿Y si esta abajo?-una voz en mi interior pregunto. —Hablare con él y le diré lo que pienso— le conteste casi susurrando.

Suspire y abrí la puerta, apenas salí y vi que venía saliendo de su habitación.

—Thomas...— dije justo cuando paso por enfrente de mí, pero siguió caminando sin siquiera voltear a verme...

Abrí mis ojos como platos. O padecía sordera o me ignoro por completo. No había nada que pensar la segunda opción era más que obvia. Aun sorprendida por su bipolaridad, camine hacia donde había caminado él, que seguramente era hacia la cocina.

Entre a la cocina y efectivamente ahí estaba, se encontraba bajando un vaso de la alacena. Me pare a un lado de la barra. Ya que tenía el vaso de cristal entre sus manos, se dio la media vuelta y me miro, pero sin hacer un solo gesto quito su mirada para dirigirse al refrigerador y sacar una jarra llena con jugo de naranja. Puso el vaso en la barra para comenzar a verter el liquido en el. Yo me limitaba a verlo con detenimiento.

—Thomas... ¿podemos hablar?— le pregunte cuando termino de servir el jugo pero este volvió a ignorarme olímpicamente, tomando la jarra para volver a guardarla en el refrigerador.

Tomo el vaso ahora lleno y mientras bebía, caminaba para salir de la cocina.

- ¡Pero esque quien demonios lo entiende!- grite en mi interior, reteniendo las intensas ganas de gritárselo en la cara. Primero me besa, tiene novia, me besa teniendo novia, me besa después de terminar con su novia, me dice que le gusto y ahora parece que no existo, simplemente era inútil tratar de comprenderlo.

Me senté en una de las sillas y recargue mis brazos en la mesa, para después ocultar mi rostro. Después de darle a mí estomago lo que necesitaba, salí de la cocina, estas dos semanas si que se pasarían lentamente, sin colegio, castigada y Thomas no me habla.

Decidí leer un libro, no es algo que me agrade mucho, pero ya que no hay nada más que hacer, ya que estaba frio como para entrar a la piscina, asi que fui al despacho de mi padre y del gran estante, tome el libro que mas llamo mi atención.

El tiempo pasaba lento, Thomas llevaba una semana completa sin hablarme, por más de que trataba hacerlo enojar o reír, o cualquier cosa para que me hablara era inútil.

Flashback

Tome el teléfono, ya que seguramente me regañaría o me diría que lo dejara ahí, marque el numero de la casa de Carla, ya tenía más de una semana de no hablar con ella.

— ¡Carla!— dije alegre cuando contesto mi amiga

— ¡______ (tapdo)!— contesto igual

—Tenemos tanto que platicar...

—Lo sé...— rio — ¿Y cómo va tu castigo?— voltee y vi que Thomas se acercaba

—Me aburro como no tienes una idea...— le dije riendo —Hey que haces...— le reclame a Thomas cuando tomo el teléfono — ¡No!— desconecto los cables y se llevo el teléfono dejándome solo con la bocina, la cual obviamente no tenia línea. —Ahh— bufe furiosa...

FinFlashBack

-Sabes que ______ (tapdo) ya no le voy a insistir... si no me quiere hablar que no lo haga, en realidad no me interesa- me hable a mi misma mientras bajaba las escaleras.

Llegue al último escalón y me encontré con él. Como ya era de costumbre, me miro con su engreída, prepotente y despectiva mirada.

Estaba por seguir caminando, pero por mi orgullo, que algunos días atrás había doblado para tratar de que me hablara, decidí enfrentarlo.

El NiñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora