Capitulo 37

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— ¡Eres una tramposa!— me dijo riendo mientras agitaba su cabeza para sacar el exceso de agua

— ¿Por qué tramposa?— pregunte ingenua —Solo te quería ayudar a despintarte los bigotes...— le dije acercándome a el

—Por eso me gustas...— tomo mi mano y me acerco a él. Lo abrace por el cuello, después de que me envolviera en sus brazos al mismo tiempo de que me alzaba para quedar a la misma altura. Saque una de mis manos de su cuello y comencé a limpiar su rostro haciendo desaparecer cualquier rastro de marcador, Mientras que el me miraba con detenimiento, como si guardara en su memoria cada centímetro cuadrado de mi rostro. Lo mire a los ojos, esa mirada almendrada que antes me producía enormes cantidades de enojo al simple instante que se conectaba con la mía, ahora me hacia desfallecer.

Poco a poco la distancia entre nosotros fue disminuyendo hasta que la eliminamos por completo al unir nuestros labios en un exquisito beso.

— ¿Tienes frio?— me pregunto separándose de mí, ya que seguramente había sentido mi estremecer.

—Algo...— mentí, tenía bastante frio, estábamos en pleno Septiembre no era tanto el frio, pero había un fuerte aire, además de que ya estaba obscureciendo.

—Salgamos...— me dijo y obedecí, tome su mano y salimos

Caminamos por toda la casa en silencio para nada incomodo, el tomaba mi mano y de vez en cuando hacia caricias con sus dedos. Llegamos a la puerta de mi habitación.

—Iré a ducharme y cambiarme...— me dijo para después besar mis labios con una lentitud delirante.

Entre a mi habitación aun algo desconcentrada por el beso, tome mi pijama que constaba de un short y una blusa de tirantes, entre al baño. Después de una ducha me vestí y cepille mi cabello. Salí esperando encontrar a Thomas, ya que todas las noches dormíamos juntos, pero no estaba.

Comencé a acomodar las sabanas y las almohadas, cuando sentí que dos manos se posaban en mi cintura, una sonrisa se dibujo automáticamente en mi rostro, mientras que me abrazaba, con una mano corrió a un lado los tirantes de mi blusa y de mi sostén para dar un lento beso en mi hombro y después volverlos a acomodar en su lugar.

Vestía un pantalón a cuadros rojos con negro y una musculosa negra, la cual dejaba al descubierto sus bien marcados brazos. Lo tome de la mano y lo guie para que me siguiera a la cama, nos acomodamos debajo de las sabanas, me acomode como siempre en su hombro cerca de una de mis partes favoritas de su anatomía. Su cuello.

— ¿Tienes sueño?— me pregunto mientras que con su mano libre acariciaba mi brazo...

—Nop...— le conteste divertida — Supongo que tu tampoco— le dije obvia ya que había dormido toda la tarde.

—No...— dijo riendo —Pero creo que no me volveré a dormir cuando tú estés despierta, a menos que necesite un disfraz— me dijo levantando una de sus cejas

—Hay...— alargue —Solo fue una pequeña broma...— le dije inocente

—Pues si pero...— estaba por decirme cuando escuche que mi celular sonaba desde el mueble que estaba cerca de la puerta. Volteé a verlo y vi como la luz de la pantalla alumbraba parte de la pared y del techo.

—No contestes...— me dijo Thomas en tono de suplica

—Thomas...— alargue —Puede ser algo importante...— le dije riendo

—Si es importante ya llamara de nuevo— me dijo mientras me apegaba mas a él, para evitar que escapara, aunque en realidad no quería hacerlo.

—Está bien...— dije ya que había dejado de sonar —Pero si vuelve a timbrar...— no pude terminar la oración cuando el pequeño aparato electrónico volvió a emitir ese sonido, solo que esta vez era de un mensaje. Volteé a verlo aguantando la risa, y él me miraba haciendo un puchero curvando su labio inferior hacia afuera. Me provocaba tanta ternura..

—Thomas...— alargue nuevamente —Me paro, lo tomo y regreso... no me tardo ni dos minutos...— le dije mientras le llenaba de cortos besos.

Resignado me soltó, para que pudiera tomar el celular, rápido me puse de pie y tome el celular.

El NiñeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora