Capitulo Diecisiete

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Ocho días más tarde, el rodaje de la foto de Louis para CabezaCaliente casi les separa.

Doscientas horas despertándose juntos, haciendo pequeñas reparaciones y trasladando las cosas de Louis, cancelando la deuda y doscientas horas de follar como conejos. Y entonces Louis tuvo que cumplir su acuerdo con Alek.

Harry se enfureció.

Si antes era celoso, ahora se mostraba completamente irracional. No importaba que hubieran estado juntos en una página web haciendo porno. Daba igual que la foto les mantendría a salvo. No importaba que nadie se enterara de que era Louis el que salía en las fotos. Ahora que eran una pareja, Harry no podía aceptar la idea de dejar que Louis posara en un estudio durante tres días mientras una "puta" le manoseaba y sacaba fotos de su polla.

Harry hasta había ido adonde Alek y había intentado ocupar su lugar. Le había suplicado y amenazado, de hecho, pero Alek se mostró inflexible; quería que Louis saliese en las fotos. Punto. Lo que por supuesto sólo agravó la situación. Afortunadamente, Harry no llegó a atacar físicamente a Alek, pero únicamente porque Louis se disculpó rápidamente y le consiguió meter en la camioneta a tiempo.

Al final, Louis accedió a dejarle ir con él, y Harry estaba decidido a hacer de los siguientes tres días un infierno viviente para todos los implicados, Louis incluido.

Cuando subían, Harry echaba chispas en el ascensor. Su hostilidad se sentía como el calor en el desierto. Louis estaba seguro de que trataba de doblar el aire, formando espejismos a su alrededor con su furia.

Sálvanos, Señor, de los italianos posesivos.

Habían tomado el metro hasta Broadway-Lafayette y habían caminado hasta un viejo y destartalado apartamento abuhardillado en Bowery, junto a un albergue de vagabundos y a una clínica de metadona. La maltrecha puerta roja daba paso a un vestíbulo sucio. Estaba claro que este lugar habría sido una fábrica hacía tiempo, y el ascensor era de cara abierta, con una puerta de metal que les permitía observar el suelo desnudo del hueco mientras avanzaban lentamente hacia el apartamento de la fotógrafa en un silencio tenso.

Por fin, cuando el ascensor pasaba por unos graffiti pintados en el cemento entre el cuarto y el quinto piso.

—Vaya mierda de sitio.—Dijo Harry entre dientes.

—Venga. Ella necesita espacio. Alek dijo que tenía mucho talento y que era muy tranquila.— Louis echó una mirada a los hombros rígidos de Harry; ¿por qué seguía actuando así de loco? Éste debía ser el ascensor más lento de todo el universo.

Harry sonrió pero la sonrisa no alcanzó a sus fríos ojos.

—Alek te desea tanto que se dejaría hasta cortar el cuello por que le pusieras las manos encima.

—Tranquilo, tigre.— Louis juntó los labios.

¡Ding! Salieron del ascensor y miraron a la derecha, después a la izquierda en un vestíbulo con suelo de parqué que crujía bajo sus pies. Desde un extremo se escuchaba una música tenue; instintivamente los dos se encaminaron en esa dirección.

Harry caminaba un poco por delante de él, asegurándose que llegaría primero para poder saludarla como se merecía.

—No voy a soportar que una tía cachonda se ponga a babear mirándote y te sobe entero.

—Hazz, no se puede estar en misa y repicando.

—Sí, si estoy ligando con alguien, soy el responsable. Pero cómo puedo estar seguro de lo que ella hace contigo.— Harry se dio cuenta de que estaba hablando con el aire y de que caminaba solo. —¿Adónde vas?

CABEZA CALIENTE|Larry Stylinson|Adaptada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora