El Mar Eterno

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El día resplandecía con un calor terrible y un sol que lo hizo levantarse de un brinco.

-Maldita sea- dijo el joven que se sobaba la cara después de que el sol le iluminara la cara a través de la ventana, después de un rato, se echo agua en la cara, tomo su túnica, se arreglo y como era de costumbre por los últimos días se puso la capucha de la túnica. Mientras el joven caminaba no paraba de pensar, en cuantos días llevaba en alta mar, primero pensó en cuatro días, luego empezó a aumentar la cuenta a una semana, diez días, un mes, un año, hasta tal punto que pensó que llevaría el resto de sus días dentro de un barco rodeado por un mar que nunca acaba.

Tan concentrado estaba en sus pensamientos que no se dio cuenta de lo que la tripulación del barco susurraba sobre el, paro por un momento de pensar y siguió caminando pero esta vez, a un paso mas lento, para escuchar que decían sobre el.

-Otra vez encapuchado- una voz susurro.

-Creen que sufra de alguna enfermedad del sol?-preguntó la misma voz, a lo que inmediatamente se escucho una respuesta de uno de los marineros cerca de el.

-No es de nuestra incumbencia saber lo que sufre ese chico, y yo que tu dejo de hablar así de las personas que transportamos a la capital - la voz del joven marinero respondió.

-Es cierto que llevamos a muchas razas a la capital, pero -suspiro - alguna vez habías visto a alguien encapuchado todo el día, y solo en la noche quitarse esa vestimenta - la voz del otro marinero le respondió

-Tienes un punto pero lo mejor es dejar de meterse con el.

El joven dejo de escuchar a la tripulación, subió las escaleras y llego a la cubierta.

El sol pegaba más fuerte que nunca, el agua era tranquila y las gaviotas volaban cerca del barco.

-Quien sabe cuantos días voy a seguir en este barco - pensó en voz alta - si tan solo lloviera esto seria mejor.

Pero alguien lo había escuchado.

-Si lloviera serían más días en alta mar - dijo alguien - tu quieres eso?

Dijo una mujer de una apariencia vieja.

-Aun me sigues atormentando? - respondió el joven - Ya te daba por muerta al no salir de tu recamara en días.

La mujer se rió en tono burlesco y le respondió.

-Si quieres deshacerte de mi, porque no pones una espada en mi corazón?

-Porque aún así seguirías viva, eres un hueso duro dé roer, además aun te necesito - la miro con desprecio - Bruja.

-Uy creo que alguien esta de mal humor y no le gustan las bromas, déjame recordarte querido que yo soy mas aceptable de lo que tu crees, y tu a quien crees que matarían primero? A una bruja que practica solo magias oscuras o a un mago traído de los muertos?

El chico tomo a la mujer del cuello con fuerza y le dijo con una rabia que nublaba todo su mente.

-Irán probablemente por mi, pero si es así me asegurare de matar a todos y cada uno de este barco, no dejare sobrevivientes.

Soltó a la mujer y prosiguió hablando.

-Ademas yo no le pedí a nadie que me trajeran del mundo de los muertos - dijo con tono molesto - Es culpa de esa mujer.

Apretó su puño lleno de ira y la mujer le respondió.

-Relájate Daniel, además faltan 4 días para llegar a Meers, donde te podrás relajar, descansar, beber y coger si se te da la gana - Tendrás esa apariencia de hombre joven pero por dentro estas tan viejo como yo - Dijo la mujer en un tono burlón.

La Orden de la Hermandad: El AlzamientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora