Intruso

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JACK

Quería irme. Desaparecer en la sala de recuerdos de Hada y esperar a que Norte se vaya. Todos ellos estaban charlando y bromeando con total naturalidad y yo allí como un intruso invisible a quien nadie llamó. De pronto sentí una mirada sobre mí y alguien estiró la mano en mi dirección. 

—Creo que no nos hemos presentado —dijo el chico que había tomado a Iris— Icaro Fissare, Fixer para los amigos, un placer.

—Jack Frost —repetí tomando la mano que me ofrecía. Mala idea. Apenas nos rozamos comenzó a salir un espeso vapor y sentí la mano arder en llamas. Gruñí molesto y me solté asustado, mirado mi mano como si esperase que de un momento a otro se se derrita. Fixer hizo una mueca y bajó la mirada arrepentido, pero nadie más pareció notar en ese incidente. Sólo en ese momento reparé que su otra mano no era real, sino que parecía hecha de bronce. 

—Luego de la linda presentación... —siguió el chico rubio... Nathaniel— ¿Van a ayudarme o no? Chicos, voy a morir.

—La principal arma de los gemelos es la paranoia —intervino Iris encogiéndose de hombros—. Si te descubren así, van a torturarte por semanas, déjalo ser y cuando te los encuentres... pide clemencia.

—¿Eso realmente ha funcionado? —preguntó él con una pequeña esperanza en sus ojos. 

—No —la respuesta a coro de los demás acabó con toda posible esperanza en él.

—Nevi dice que no pierdes nada con internarlo — respondió la voz de un chico detrás de mi. Sin embargo cuando me volví me encontré con una niña de unos diez años, de piel morena como el chocolate y pelo rizado de color cobrizo. Sus ojos miraban a Nathaniel con determinación, uno era de un intenso color café y el otro de un tono ámbar casi amarillo. Tenía un simple vestido blanco y aunque parecía pequeña su mirada era como la de Norte, antigua y sabia.

—Gracias Nevi —murmuró Nathaniel con resignación.

—No te preocupes Nate, le pediré a mi padre que te deje un lindo lugar en el cementerio —siguió la voz de aquel chico. Mi cuerpo se tensó, necesitaba saber de donde venía esa voz. Busque alrededor hasta que vi algo moverse entre las columnas. Me tomó un instante entender que las sombras de proyectaban parecían haber cobrado vida, y ahora se arremolinaban formando un pequeño torbellino oscuro y siniestro. De pronto comenzaron al alzarse hasta dar lugar a un chico delgado y de aspecto calavérico. Iba vestido de traje y llevaba el pelo bien peinado hacia atrás. Parecía que intentaba estar desalineado, pero tenía una elegancia natural imposible de ignorar.

—¿Siempre tienes que aparecerte así? Me da escalofríos —le soltó Fixer frunciendo el ceño, pero el aludido se encogió de hombros—... ¿Cómo están?

La niña hizo un gesto con las manos y volvió a sonreír a todos.

—Nevi dice que muy bien. Y yo, como siempre, huyendo de papá.

Ambos repararon en mi, la niña se acercó y me tendió la mano con una sonrisa.

—Ella es Carrie Nevinnost, pero le decimos Nevi. Yo soy Dimitrie Skellington.

—El príncipe del Halloween —canturreó Thomas con sorna. Dimitrie sacudió la cabeza y se encogió de hombros, no creo que lo que él dijiste le importe mucho.

—Jack Frost —conteste. Quizá Hada tedría que haberme dado una de esas etiquetas que dicen "Hola, me llamo Jack Frost". Iris volvió a tomarme por el brazo y sonrío despreocupada.

—Bueno muchachos, yo seguiré camino con el chico Frost. Estábamos en medio de un tour... 

Sin esperar alguna respuesta y bajo algunas miradas sorprendidas me arrastró lejos de todos. En parte estaba agradecido, en realidad me sentía un poco sofocado por tantas personas. 

¿Vuelas conmigo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora