"𝒊 𝒕𝒉𝒊𝒏𝒌 𝒘𝒆 𝒏𝒆𝒆𝒅 𝒕𝒐 𝒕𝒂𝒍𝒌."
Cuando la oscuridad de la noche invade todo el cielo de la preciosa ciudad de Yokohama alumbrada por sus luces es cuando Chuya se sentía más solo que nunca.
Con la botella de vino tinto en la mesa y la copa medio vacía, el cigarro consumiéndose por él mismo, Chuya no paraba de escribir en una hoja palabras sin sentido alguno. Dejó su escritura en la mesa y suspiró.
Hacía tiempo que no le veía.
...
-Chuya, creo que tenemos que hablar. - dijo el castaño, su voz era clara y firme.
Chuya dirigió su mirada molesta a los ojos del otro. Observó bien la cara de Dazai, su expresión era seria, como casi siempre, pero algo le captó la atención: la venda que le recubría el ojo ya no estaba. Le pareció algo muy extraño ya que casi nunca le había visto sin ella. Decidió no darle mucha importancia a ese hecho ya que pensaba que se la había quitado por gusto o porque se había cansado de ella, para probar algo nuevo.
-Adelante, habla. - contestó Chuya.
Dazai se sentó en frente de él, mirándole fijamente a esos ojos azules que parecían cansados de todo el papeleo que estaba teniendo.
-Odasaku ha muerto. - informó Dazai en seco.
El rostro de Chuya cambió de una expresión molesta y agobiada a una sorprendida. Él no le había conocido tanto como para preocuparse por eso, pero el hecho de que era el amigo de Dazai le hizo reaccionar como si no fuese una muerte más.
No sabía qué decirle o qué hacer, solo le dedicó un pésame con un susurro, el cual Dazai agradeció con una cálida pero dolorida sonrisa. Lentamente, la mano de Dazai pasó a estar encima de las de Chuya. Las manos de Dazai estaban frías, cosa que hizo que Chuya las empezase a acariciar.
-Dazai, si quieres llorar, hazlo. Es mejor que ahora..
-Cállate, Chuya. - la voz de Dazai le interrumpió.
Chuya miró en silencio a un Dazai cabizbajo. Él sabía que tenía ganas de llorar, tenía muchas ganas, pero también sabía lo difícil que era para el castaño sacar sus emociones, así que decidió seguir sus ordenes y guardar silencio.
El pelirrojo también sabía que había algo más en la mente de Dazai que le preocupaba igual o incluso más que la muerte de su amigo. Se levantó para abrazar a Dazai, realmente este lo necesitaba.
Con ese cálido gesto por parte de su compañero, Dazai consiguió soltar unas cuantas lágrimas, pero al poco tiempo se contuvo. Respiró el aroma de Chuya al mismo tiempo que apoyaba la cabeza en su pecho así pudiendo escuchar su corazón, ese que tanto le gustaba y le tranquilizaba por dentro.
Chuya, por su parte, le dio un pequeño beso en la frente y empezó a jugar delicadamente con los mechones suaves, color chocolate, que salían de la cabeza de Dazai.
La pareja pasó así un buen rato hasta que Dazai se separó del otro. Chuya, al mirarle a los ojos tuvo un mal presentimiento.
-Eso no es todo lo que te quería decir. - dijo Dazai, su voz parecía algo cortada. - Voy a dejar la mafia.
Las palabras de Dazai paralizaron a Chuya, quien pensaba que se iba a morir o desmayar al escucharlas. Cuando ya las empezaba a aceptar, preguntó:
-Tienes que estar de broma, ¿no?
Dazai, al escuchar la pregunta, soltó una risa casi silenciosa.
-No. Digamos que eso es la última voluntad de Odasaku. - contestó Dazai, igual de tranquilo que siempre, cerrando los ojos mientras apretaba sus labios.
Chuya no sabía muy bien como reaccionar. De una cosa estaba seguro, de que Dazai no le estaba tomando el pelo y eso era lo que más le asustaba. Sus palabras, su voluntad de dejar ese trabajo eran reales, tan real como el horrible sentimiento que sentía Chuya en ese momento.
Estaba molesto, enfadado con Dazai y con sí mismo.
Se sentía egoísta por su parte, pero ahora mismo lo único que le pasaba por la mente eran la voz de Dazai diciendo que iba a dejar la mafia. Cada segundo que pasaba notaba como la impotencia de no poder hacer nada para cambiar los pensamientos de Dazai le consumía más.
El bajito apartó la mirada del otro, dándole la espalda, pensando en qué es lo que tendría que hacer ahora mismo. Suspiró un par de veces, intentando relajarse, pero no consiguió nada.
-Chuya, por favor, entiéndelo. - le suplicó Dazai, después de unos largos minutos en silencio, tocándole el hombro para que le mirase a la cara.
-Déjalo. - Chuya apartó la mano de Dazai de su hombro. - Si te vas a ir, hazlo ya.
Dazai se quedó quieto por unos segundos hasta que se dirigió cabizbajo hacia la puerta, dispuesto a salir de esa habitación donde había encontrado a Chuya con su papeleo. A su Chuya, al que nunca le había visto así. Mirándole una vez más, el castaño recubierto de vendas, se marchó.
-Gracias por todo, Chuya. Espero que nos veamos pronto. - murmuró para sí mismo mientras caminaba despacio, alejándose de ese sitio.
...
Esa noche, Dazai le recordó.
Siempre estaban molestándose el uno al otro, trabajando juntos en misiones, odiándose mutuamente, o eso decían ellos. Porque en verdad se amaban de una manera extraña, pero lo hacían.
Lo que más le dolió aquella noche a Dazai fue despedirse de él. Había perdido a las dos personas más importantes para él: a su mejor amigo y a su amante.
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Después de escribir esto me quiero clavar un puñal, beberme el clorox, ahorcarme con mis auriculares, dejar de respirar por cien años y eso. La vena suicida de Dazai me ha poseído. Pero sí, ay, soukoku.. Soukoku.. SOUKOKU.. ME DUELE EN EL ALMA. ¿POR QUÉ ME HA DADO POR ESCRIBIR ANGST? Tanto ellos como yo estamos tan en la mierda que solo vivimos por el agnst, ellos protagonizandolo y yo escribiéndolo.
En fin, espero que lo próximo que se me pase por la mente no sea una mierda de angst y más fluff o smut.. quién sabe una mezcla de todo, muajaja.
¡Muchos besitos y abrazos, creo, y muchas gracias!