Narrador Omnisciente
Al día siguiente, Chris, Rin y Nomi se encontraban frente a una puerta, los tres llevaban un pequeño bolso que contenía ropa. Esperaron un tiempo, se despidieron de Jackie y atravesaron una puerta utilizando una llave. Esta los condujo a un salón de entrenamiento a las afueras de un bosque conocido como "El bosque demonio" donde se rumora, está plagado de demonios, y los pueblerinos no se equivocan. Ese bosque está plagado de ellos, pero todos son de bajo nivel, inofensivos.
-Bien. Lo primero con lo que trabajaran es volverse unos expertos con la espada. Si la dominan, tendrán algo más de control sobre sus poderes. Rin, ya que tu poder, se podría decir que es el más destructivo tendrás que primero, aprender a controlar el fuego azul, para ello debes encender las velas que se encuentran por allá-dijo Nomi apuntando tres velas a un lado del resintió. Era todo de madera, el suelo de cerámica. Al fondo había una puerta, que era una habitación grande, donde ellos dormirían, ya que pasarán un largo tiempo allí-debes encenderlas sin incendiar este lugar, cuando piedras hacer eso te enseñaré a usar bien la espada. Una vez los dos la controlen, aprenderán a cómo controlar a voluntad sus poderes. Chris, si lo dominas, podrás hacer que tu cabello y ojos vuelvan a su color original.-dijo mirando a la chica con cierta ternura. Chris, abrió sus ojos sorprendida, pues pensó que su cabello y ojos no tendrían arreglo.
A los minutos Rin se encontraba a un lado del edificio intentando encender las velas, pero seguía fracasando. Las velas se derretían al quedar totalmente envueltas en el fuego azul característico de satán.
Por otro lado Nomi le enseñaba a Chris cómo adiestrar la espada utilizando espadas de bambú, ya que sería peligroso usar la katana de Chris en un lugar cerrado como lo era este.
Nomi y Chris blandían las espadas de bambú, chocando una con otro, la frente de Chris estaba cubierta por una capa de sudor, Nomi se encontraba tan fresco como una lechuga, y Rin exasperado porque ya había quemado más de veinte velas.
Tras dos horas de esfuerzo el grupo de jóvenes decidió descansar. Todos fueron a tomar un baño en las aguas termales que se hallaban al interior de la parte de atrás de ese dojo (dollo).
Al llegar la noche, los primeros en caer rendidos fueron Nomi y Rin, pero Chris, se mantuvo despierta toda la noche, algo no la dejaba dormir, y era que se sentía ansiosa, por algún motivo.
Resignada se levantó del futón, se cambió a su ropa de entrenamiento y fue al dojo. Una vez allí comenzó a blandir, contra un muñeco de práctica, su espada de bambú. Estuvo allí alrededor de una hora, cuando se disponía a ir a dormir por fin, vio su katana a un lado del dojo.
Sus ojos se quedaron sin brillo al estar observando la espada por un tiempo. Con pasos lentos y pesados fue hasta la espada, tomándola con su enrojecida mano por la fuerza que había empeñado en el día.
De igual forma, lenta y pesada, caminó al exterior del dojo, hacia el bosque. Desenvainó su espada, su cabello se volvió blanco, sus ojos celeste claro, sin brillo, su piel más pálida, y el enorme dragón de blancas y brillantes escamas se hizo presente. Entonces, habló...
-Christal...-Dijo con voz aparentemente melancólica-Despierta...-Habló una vez más. Fue entonces que los ojos de Chris adquirieron brillo una vez más.
-¿Qué? ¿Cómo...-soltó Christal al viento, sin caer en la cuenta de la presencia del dragón blanco.
-Christal...-Habló una vez más el dragón.
Chris miró sorprendida y asustada al dragón.
-Tú...-habló Chris pero fue interrumpida por las palabras del dragón.
-Christal...debes despertar...te ayudaré...seré tu guía en esta travesía...y alcanzarán tu destino...
-¿Qué? ¿Destino...?
Una fuerte luz envolvió al dragón, cegando a Chris, y convirtiendo al gran dragón en un adorable dragón blanco de pequeño tamaño. Parecía una persona, un chico, de cabello blanco, piel pálida, ojos celestes brillante, un traje parecido a una túnica, que miraba con el semblante serio a Chris.
