Narra Suguro
-Estaba más que claro que diría que si. Soy un tonto por pensar que podría tener algo con ella. Desde el principio lo arruiné...–dije. En realidad estaba mal pero, estoy feliz por ella. Si es feliz con Rin, está bien.
-No seas tan duro contigo mismo Bon–dijo Izumo–tal vez ella no era la indicada para ti. Alguien mejor llegará.
-Izumo tiene razón Bon–dijo esta vez Konekomaru.
-¿Qué te parece si hoy vamos al centro a un bar a buscar chicas?–dijo Shima con picardía.
-No te pases, ¿un bar? No los dejarán entrar–dijo Izumo con toda la razón. No nos dejarían entrar.
-El Bar De Jackie si. Es un bar para menores. No sirven alcohol. Claramente sólo a los adultos.
-En ese caso vamos–respondí. Ya había oído de ese lugar. Es un bar para todas las edades. Identificación para alcohol y tienen bebidas para los jóvenes.
Fuimos a las habitaciones y nos cambiamos, iríamos solo Shima, Koneko y yo. A eso de las seis salimos, llegamos al bar seis con treinta. Fuimos a la barra donde un chico de cabello negro con puntas azuladas atendía.
-Hola chicos, ¿que les sirvo?
Pedimos nuestras bebidas, yo una Redbul, Shima café helado y Koneko solo una soda con hielo. Estuvimos hablando, un par de chicas se nos acercaron, una de ellas era rubia y la otra pelicastaña. Eran simpáticas y muy lindas.
-¡Nomi!¿Necesitas ayuda en la barra?–dijo una voz tras de mi. Empecé a sudar frío.
-Si Chris. Ya debo ir a buscar las cosas que encargó Jackie. ¿y Rin?–habló el muchacho de la barra.
-Está estudiando un poco, pronto baja para ayudar con las mesas–habló ella. Me di la vuelta un poco, allí estaba ella. Llevaba un short de jeans hasta medio muslo, apretado, una sudadera de color celeste pastel, su cabello recogido en una coleta y unos lentes de marco morado.
-Veo que ya tienes tus lentes–dijo de nuevo el muchacho de la barra.
-Sí, luego de que alguien rompió el primer par porque los pisó, los mandé a hacer de nuevo. Se tardaron demasiado porque los cristales son de América–dijo mirando acusadoramente al chico.
-Ya te he pedido perdón por eso–dijo lloriqueando.
-Si, si. Ya ve que si no Jackie te deja sin sexo–dijo desinteresada empujando al chico para poder acercarse a la barra. El chico respondió con un muy fuerte sonrojo y yo no pude evitar soltar una carcajada. En seguida guardé silencio al notar que Chris me vio.
-Hola chicos –dijo saludandonos.
-H-hola Chris–respondí. Koneko y Shima por igual.
El chico de antes se fue y su lugar fue tomado por Chris.
-¿Quieren que les rellene los vasos?–dijo sonriendo.
-Claro, gracias–respondió Shima. Chris llenó nuestros vasos rápidamente.
-Hey, una cerveza por aquí–dijo un chico de cabello rubio y ojos verdes al otro lado de la barra. Chris sirvió un jarro se cerveza y se lo entregó.
-Gracias hermosa–dijo el tipo. Chris guardó silencio y yo me molesté. Iba a ir a decirle algo al tipo pero Chris abrió la boca.
-Hermosa tu puta madre. Las reglas están bien claras en las paredes niño bonito. Sin coqueteos a las chicas, menos a la de la barra. Cavaste tu tumba.-dijo antes de quitarle el tarro de cerveza, entregarle su dinero y tirarlo a patadas por la puerta.
Todos la mirábamos algo sorprendidos.
-¡Al próximo idiota que se le ocurra pasarse con las chicas lo mando a volar! ¡¿OYERON!?–Gritó. Todos se quedaron callados. Chris bufo y volvió a la barra. Poco a poco las voces se escuchaban de nuevo.
Atendió a las otras personas con normalidad. A los minutos bajó Rin y la ayudó con a algunos pedidos de mesas.
Dieron las once y decidimos irnos. Pagamos las bebidas y nos fuimos a loa dormitorios.
Narra Chris
Bon y los chicos se fueron, dejaron el dinero en la mesa. Lo guardé en la caja registradora. Rin comenzó a traer las cosas que dejaron algunas personas en las mesas junto con el dinero que dejaban como propina o pago por las bebidas. Iba lavando las cosas que traía y acomodándolas en las repisas.
Pronto el local quedó vacío, así que cerramos.
Limpiamos las mesas, en eso entra Nomi con muchas bolsas. Rin lo ayudó mientras yo limpiaba la última mesa. Nos quedamos allí, comimos algo, hablamos esperando a Jackie. Cuando llegó, todos nos fuimos a dormir. Me cambié a mi pijama y me metí a la cama junto a Rin, sin tardar me abrazó por la cintura apegandome a el, logrando que mi rostro terminara en su pecho. Me acurruqué y nos dormimos.