Ya han pasado tres meses desde que Nomi se llevó a Chris y a Rin a entrenar. Rin domina a la perfección su fuego azul y Chris ya ha aprendido a dominar la espada, al igual que Rin. Chris ahora no se agota como antes al fusionar su espíritu con Ryu, como lo había explicado hace un tiempo. Tal parece que, al momento en que Chris gritó el nombre del pequeño espíritu sus almas de fusionaron, logrando que Chris sacara su lado demoníaco. No era necesario gritarlo, sólo llamarlo con el pensamiento.
Ahora, después de tres meses, ambos chicos volvían a Vera Cruz, donde se hallaba un grupo de jóvenes que, luego de tres meses, se encontraban hartos de buscar a un par de chicos de gran poder espiritual por cielo y mar. Recorrieron dos veces el bosque completo donde fueron vistos por última vez, por ciudades y pueblos cercanos, pero nada. Yukio estaba desesperado, pues no sabía nada de su querido hermano mayor, de pequeño había prometido cuidar, y ahora faltaba a su palabra. La otra persona que estaba perdiendo los estribos era Suguro, que temía por Chris, temía que Rin le hubiera hecho algo malo.
Chris, utilizando una llave, los guió directamente al pasillo donde se encontraban los salones de las clases de exorcismo. Antes de ir allí dejaron todas las cosas que se habían llevado en sus respectivas habitaciones y se habían puesto sus uniformes. Físicamente estaban cambiados, al igual que espiritualmente.
Chris llevaba su cabello más largo, ahora, atado en una coleta alta con un pequeño fleco a su lado izquierdo, y aún así le llegaba hasta la cintura. Era de color rosa claro, un poco más claro que la primera vez que llegó al instituto, tenía las puntas de color celeste claro debido a sus transformaciones, sus ojos siguen siendo de un color celeste brillante, su piel pálida pero con color. Era un poco más alta, ahora medía el metro setenta, su cintura se estrechó un poco y sus senos crecieron un poco, dándole la apariencia digna de una Cuica de quince años, a nada de cumplir los dieciséis.
Rin, por su lado, estaba unos centímetros más alto, medía el metro setenta y cinco, su cabello estaba más largo, su espalda un poco más ancha al igual que sus brazos, ya que su masa muscular incrementó con el entrenamiento de Nomi.
Ambos se dirigían al salón se clase con pasos firmes y seguros.
Al abrir la puerta, todos posaron su mirada sobre ellos los cuales, estaban con miradas serias y duras. El maestro, que en este momento era Yukio los miró con un sudor frío recorriendo su espalda. Sin medias palabra, ambos chicos tomaron asiento en los que eran sus puestos antes de irse y comenzaron a tomar nota de lo que decía Yukio, el cual estaba tenso por el ambiente incómodo para el grupo de jóvenes, menos para Rin y Chris, que se había formado.
Al sonar la campana ambos jóvenes salieron del salón bajo las fijas miradas por parte de sus compañeros, que fueron ignoradas olímpicamente. Fueron a la fuente, donde se colocaban antes y comenzaron a hablar animada mente mientras comían sus bentos. Ryu salió del, aparentemente, cómodo bolsillo que arregló Jackie para Ryu de la chaqueta de Chris a comer con ellos. Específicamente golosinas, tal parece que las adora.
En eso llega el grupo de jóvenes que estuvo buscando a aquella pareja por tres meses. Todo quedó en silencio, Ryu estaba tras la espalda de Chris comiendo sus golosinas ajeno a lo que sucedía.
-¿Dónde estuvieron estos tres meses, Nii-san?–preguntó duro, decidiendo romper el silencio Yukio.
-Con Chris, entrenando–respondió Rin de igual forma.
El silencio volvió a reinar en la fuente, a excepción del agua de esta.
-Nos tuvieron preocupados, los buscamos por meses por todos lados–habló esta vez Suguro.
Rin y Chris sólo los miraban de manera indiferente, desesperando a todos allí.
-Rin...¿lo sientes?–hablo Chris cerrando sus ojos al igual que Rin.
-Sí, es uno grande, se acerca rápido.–complementó Rin. Una de las habilidades que ambos desarrollaron es el poder sentir a los demonios por sus auras malignas, y con ello, su fuerza.
-¿Qué están diciendo?–preguntó Izumo ajena, al igual que todos, a aquella conversación.
-Chris, se acerca–Dijo Ryu saliendo de las espaldas de la chica. Ambos jóvenes se levantaron de donde estaban y se acercaron a la puerta que tenían más próxima. Usaron una llave, como de costumbre, y sacaron sus espadas, ya que las habían dejado precisamente para no recibir un interrogatorio, lo cual fue inútil.
Una vez con sus espadas, Rin desenvainó la suya, pero Chris no, simplemente llamó a Ryu con su pensamiento y ya se encontraba con un cabello blanco brillante y ojos celeste blanquecino, como veces anteriores.
Avanzaron unos pasos de su posición, justo frente al grupo de chicos, esperando algo, que llegó. Un enorme demonio de color marrón, oscuro y rojizo, salió desde el suelo.
Yukio, por instinto, sacó sus armas de su saco y apuntó al demonio. Pero, antes de disparar, Chris lo detuvo. Antes de que este replicara Chris habló...
-Rin...antes de atacar intenta lo que dijo Nomi.
Rin respondió asintiendo.
Se acercó al demonio a una distancia prudente, este no atacaba, pues reconoció a Rin como su amado príncipe demonio, hijo de satán.
-¿Qué haces aquí?–preguntó Rin con voz fuerte y firme, sin llegar al grito.
-vine a destruir este lugar–respondió de forma pausada aquel demonio.
-¿Cómo lograste atravesar la barrera?–volvió a preguntar de la misma forma que antes.
-la abrieron para mi–respondió el demonio.
Todos quedaron perplejos al oír eso, pues eso significa que hay un traidor del Vaticano que dejó entrar un demonio en Vera Cruz.-Lamento decirte que no dejaré que destruyas este lugar...