Costumbres

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A las diez de la mañana, escuché la puerta de la casa, y un silbido alegre. Dormimos en el sofá y vi como de reojo Joaquín se emocionaba y sonreía.

   — Iri, qué onda cómo estas, buenos días. —  me saluda mientras reacciono, y el pone todas su cosas en la mesa del comedor.

—  Buenos Díaaas, qué bueno que vienes. —  sonrió antes de encontrármelo para abrazarlo. — Quiero que conozcas a mi amigo. Eder, Joaquín; Joaquín, Eder. —  los presento con expectativa de ver la reacción de Joaquín.

   — Mucho gusto amigo, es bueno ponerle un rostro, a la persona de que tanto he escuchado hablar. — Eder con la amabilidad de siempre, saluda a Joaquín. 

   — Espero que solo cosas buenas, Eder, muchísimo gusto. — veo la cara de asombro de Joaquín.

Me distraigo por un momento mientras hago el desayuno, Eder se ducha, y Joaquín sigue viendo The Walking Dead.

— Sabes, además de ser un presagio, es un hombre amable y guapo, siento que lo amo. —  Entre risas Joaquín, me da disimuladamente que realmente le agrada mi compañero de piso. 

 — Lástima que no esté soltero, sería mucho mejor. —  baja la voz para decirme eso mientras se levanta a arreglar la mesa y terminar el desayuno.

Me limito a ignorarlo y hacer que no lo escuché.

Eder me acompaña a dejar a Joaquín a una estación, que se tiene un tour por Ciudad de México, y otros estados, estará fuera por una semana. Nos despedimos y de vuelta a casa topamos con tráfico terrible por lo que tuvimos mucho tiempo estuvimos un buen rato en silencio, la verdad el silencio con Eder nunca es incómodo. 

   — Iri,  ¿vos sentías mucha inseguridad con tu relación,cuanto viniste a México, por la distancia y así?—  me pregunta con una timidez que no le conocía y rompe el silencio.

  — Umm, venía triste, y consciente que era difícil,  pero tenía la seguridad que todo estaría bien, que estar lejos o sería impedimento. Pero me equivoqué. Igualmente, cuando es una relación honesta y fuerte, estoy segura que si funciona.Con ustedes no pasará como conmigo. — le digo con la intención de calmarlo y darle la respuesta más honesta posible.

— Lo que pasa es que soy yo el inseguro, no creo que funcione.—  Me dice con mucha seguridad.

— Pues trabaja para que si funcione, es algo que debe ser un apoyo de ambos, no hay que dejarlo al azar.—  le digo mientras le doy una palmada en la espalda.

— Espero que Sol ponga de su parte, yo lo haré.— lo escucho más calmado.

  — ¡Esa es la actitud! Ahora busquemos dónde comer antes de que me desmaye.—  le digo entre risas y en son de broma para relajar el ambiente.

Luego de cenar, justo llegando a casa me dice;

  — Iri de verdad, lo único que siento ahorita es que voy contramarea en mi relación con Sol, siento que estoy forzando seguir con ella,  desde que tuvimos problemas no es la misma, siento que la costumbre es la que me mantiene ahí.—  me asustó a verlo reaccionar así.

  — Eder, creo que seriamente, deberías conversar con ella y contarle como te sientes, tal vez ella tenga las respuestas que necesitas, yo estaré apoyándote siempre pero en las relaciones deben resolverlo los involucrados.— le tomo la mano y lo miro a los ojos tratando de darle el empujón que necesita.

  — Me llevarías a casa de Sol, necesito resolver esto cuanto antes, maneja tu, yo no me puedo ni concentrar — saca las llaves del bolsillo de su sweater, me las das y suspira mientras bajamos las escaleras.

Llegamos a casa de Sol, y yo espero en el carro sin saber que hacer, más que esperar que sea lo mejor para ambos.

Mientras pasa el tiempo pienso que muchísimas veces, la costumbre es la que nos detiene, la que nos hace caer en una zona de confort que no nos permite avanzar, ni descubrir quienes somos, y que debemos ser valientes no solo para reconocerla si no para dejarla ir.


  


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⏰ Última actualización: Nov 11, 2016 ⏰

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Antología de Amores PerdidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora