Prólogo

23.6K 1K 126
                                    

  — ¡Mamá! — la llamo, mientras bajo las escaleras en su búsqueda. — ¿Has visto mi libro de biología? — le pregunto cuando la encuentro en el patio trasero. — ¿Qué haces?

Mi madre, al igual que mi padre, son fotógrafos. Mi última pregunta se debe a que está aquí fuera con su cámara sostenida por un trípode, mientras que ella está viendo algo en la pantalla de su laptop.

  — Trabajo. — me mira de reojo por unos segundos y regresa su atención a su laptop. — Los fotógrafos no tenemos vacaciones, Mille. — frunzo los labios, mientras asiento con la cabeza.

  — ¿Fotos al cielo nocturno? — asiente.

Miro el cielo y me encuentro con una hermosa luna llena, es increíble como una esfera que parece un queso enorme se nos haga tan misteriosa a los humanos. Incluso muchos la han llegado a romantizar, pero... Últimamente, todos romantizan todo.

Volteo a mi lado derecho y veo aquella curiosa casa abandonada, algunos vecinos dicen que está embrujada por eso nadie la compra; pero me tomé el trabajo de investigar la verdadera razón y es debido a su precio elevado. La dueña es una anciana que no quiere dar su brazo a torcer por un precio más adecuado para lo que se ofrece.

  — Tu hermano debe haber tomado tu libro, Mille. — dice mi madre obteniendo de nuevo mi atención y asiento. — Ya sabes cómo es. — ¿Y cómo no lo voy a saber si hemos estado juntos toda nuestra puta existencia? Somos mellizos. — ¡Mille! — me detengo cuando escucho que me llama y doy media vuelta. — Esta última semana que queda de tus vacaciones...

  — ¿Nos llevarán algún lado? — sonrío emocionada. — Al menos un par de días. — me arrodillo frente a ella. — Por favor. — ruego entrelazando mis manos frente a mi rostro.

  — Iremos a México... Por trabajo.

  — Trabajo... — digo totalmente desilusionada. — Prefiero quedarme en casa. — me levanto dispuesta a irme, pero me detiene con sus palabras.

  — Sabes que no te dejaré hacerlo.

  — Mamá. — suspiro y frotó mi rostro con ambas manos, tratando de controlar mi enojo. No suelo enojarme, ni discutir con mis padres; pero cuando se trata de acompañarlos a un viaje por trabajo, simplemente es inevitable no molestarme. — Cada que vamos con ustedes a alguno de sus trabajos, simplemente no nos dejan hacer absolutamente nada.. ¿Cuál es el sentido de gastar dinero en nosotros si finalmente somos un estorbo en esos lugares?

  — No hables así. — dice, mientras sigue tomando fotos. — El motivo es que aún son menores de edad y nosotros no somos unos padres irresponsables que dejarán a un par de adolescentes con una casa totalmente disponible para lo que quieran.

  — Existen las niñeras... O niñeros. — sonrío tras recordar las historias clichés con niñeros jóvenes que he leído. Sería demasiado alucinante si algo de ese estilo me llegara a suceder.

  — Dije que no, Camille. — suspiro y me cruzo de brazos. — Ahora ve a tu habitación a hacer una maleta.

  — Sí, claro. — murmuro. — Haré la puta maleta. — me quejo.

  — Castigada. — Solo fue una grosería la que dije... ¡¿Por qué tiene que ser tan dura?!

Grito exasperada y camino a mi habitación, para finalmente llegar, tirar la puerta y lanzarme sobre mi cama.

Realmente, no entenderé a mis padres hasta que yo sea mamá, y como para eso faltan miles de años (exagerando obviamente) solo me queda decir que cuando lo sea, seré diferente a ellos. Entiendo que quieran cuidar de nosotros, más si se trata de un país tan loco como este, pero creo que ya exageran un poco con su rectitud y su sobreprotección.

Coloco un poco de música para conseguir relajar un poco mis nervios, pero con cada tres minutos aproximadamente de cada canción que pasa, lo que consigo es sentir como me quedo dormida con cada parpadeo pesado que dan mis ojos.

Escucho la canción a un volumen muy alto y al abrir los ojos, esperando ver mi habitación y a la persona que subió el volumen, me encuentro con que estoy en medio de una fiesta... En pijama.

Esto me da unas vibras muy 2012, lo cual es raro ya que en ese año nunca fui a una fiesta de este estilo puesto que era pequeña. Quizás se sienta de esta manera por la canción que se escucha de fondo.

  — ¡Seguimos acercándonos tú y yo, uoh! — me sobresalto cuando un chico de mi edad (al parecer) me toma de la mano con total confianza. — ¡Sintiéndonos, besándonos! — lo veo saltando como si estuviera en medio de un concierto, mientras me invita a seguirle el rollo.

Por mi parte solo he quedado algo atontada admirándolo. Su aspecto es encantador, quizás sea por su mirada algo rasgada, pero tierna, o por su hermosa e impecable sonrisa; más no voy a negar que es guapo.

  — ¡Hay algo que me gusta de ti! — canta acercando su rostro al mío como si me conociera de toda la vida o como si me estuviera cantando la canción a mí y ese movimiento me obliga a reaccionar.

  — ¿Quién eres tú? — No obtengo una respuesta concreta, simplemente una sonrisa totalmente adorable.

Para luego cambiar de escena, esta vez estoy en medio de una persecución policial y por alguna razón estoy corriendo como si fuera culpable de algo.

  — ¡Camille! — volteo a mi izquierda y veo al mismo chico de hace unos segundos manejando una camioneta negra, hace señas como si me estuviera invitando a subir al auto.

  — ¡Camille! — volteo hacia mi derecha y me encuentro con un chico que lleva una chaqueta de cuero marrón, no sé porqué, pero fue lo que más me llamó la atención de él. Este chico está corriendo junto a mí y no sé porqué siento que no quiere que me vaya con el otro.

Por otra parte, recuerdos (que no sabía que tenía o mínimo existían) llegan a mi mente y puedo ver como el chico de la chaqueta marrón solo me quiere por una absurda obsesión, mientras que... Alex.

¡Se llama Alex!

  — ¡Alex! — Ingreso al auto rápidamente y lo miro. — ¡Te llamas Alex! — digo orgullosa por haber descubierto su nombre. — Pero... ¿Quién eres? — voltea a mirarme, pero por cada segundo que pasa se hace más y más eterno su movimiento, y cuando por fin logra mirarme...

Despierto.

  — Camille. — Me siento sobre la cama sintiendo la angustia dentro de mí. ¿Por qué me siento así? — Todo está bien, cariño, solo fue un sueño. — dice mi madre junto a mí, mientras acaricia mi brazo.

¿Eso que acaba de pasar fue un sueño?

Suspiro al notar que evidentemente tenía que ser un sueño, pero ¿por qué me siento tan angustiada y por qué me levanté de esta manera? Incluso estoy sudando.

  — Ten. — dice mi padre entregándome un vaso con agua el cual acepto. — Ya pasó, cariño. — acaricia mi espalda, mientras que por mi parte solo me empiezo a sentir un poco perdida y con la sensación de vacío en el pecho.

  — ¿Quién es Alex? — veo a mi mellizo algo desconcertada al escucharlo decir ese nombre. — ¿Qué? No paraba de repetir ese nombre. — les dice a mis padres, quienes lo regañan con la mirada.

¿Quién era ese chico? ¿Y por qué soñé con él?

______________________

Sé que es muy diferente al prólogo original, pero el primero que escribí lo hice cuando tenía 14 años y ahora que tengo 19 me pareció algo aburrido, por ello decidí cambiarlo.

Aclaro que la temática original de la historia seguirá, pero habrán escenas que cambiarán puesto que hay cosas que ya no me gustan, y tampoco siento que me representan al escribir, del libro.

Escrito: Abril 2017.
Reescrito: 10/07/21.

¿Quién es Alex? | (Saga Sueños) [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora