¿Quién es Alex? | (Saga Sueños) [Editando]

Capítulo extra: ¿Quién es desconocido?

Desde pequeño nunca ha sido tan querido por sus padres, ellos siempre lo hacían menos y lo dejaban de lado.

- ¡¿Acaso no puedes hacer nada bien?! - le grita su madre. - ¡Eres un inútil!

Ella siempre lo hacía menos, prefería a su perro que a su propio hijo.

- ¡Papá! - corre hacia él con su balón de fútbol americano en manos. - ¿Jugamos? - Su padre pasa de él, mientras sigue hablando por teléfono.

El pequeño tira el balón al suelo y se sienta junto a él. Su padre lo mira unos segundos y sigue con su camino.

En el fondo quiere a su hijo, pero su madre le prohíbe acercarse a él.

Años después, años en los que creció solo, llegó a la preparatoria.
No conocía a absolutamente nadie, así que siguió con su camino a su salón correspondiente.

- Ian, - ve a una chica castaña con ojos azules. - estás loco... ¿Acaso crees que algún día me va a desgustar el chocolate? ¡Nunca! - Él la abraza. - ¡No vuelvas a decir algo como eso!

Él deja de mirarlos y sigue con su camino a su salón. Al llegar se sienta en una de las mesas de adelante, eso gracias a su vista... Necesita unos lentes.

Ve a la chica entrar y buscar un asiento. Ella se acerca a él. - ¿Puedo sentarme aquí? - le pregunta y él asiente. - Soy Camille. - la pequeña de quince años sonríe.

- Marshall. - dice viendo directamente los ojos de ella.

Estaba sorprendido, ella era la primera que no lo trataba como un bicho raro.

- ¡Camille! - ambos ven al chico con el que ella estaba hablando hace unos minutos. - ¡Siéntate aqui! - Ella mira a Marshall.

- Es mi mejor amigo. - dice ella rodando los ojos. - Me sentaré con él. - Marshall asiente. - Un gusto conocerte, Marshall. - ella sonríe y va con su mejor amigo.

Horas después, todos estaban en la cafetería... Él estaba buscando un lugar dónde sentarse.

- ¡Hey! Marshall, ¿cierto? - le pregunta Camille y él asiente. - Siéntate con nosotros. - Él sonríe, mientras se sienta con Ian y ella. - Él es... - se calla cuando su mirada choca con la de un chico de último año y ella sonríe bajando la mirada.

- Camille... - la regaña Ian. - Olvídalo.

Marshall mira al chico que hizo que Camille se sonrojara.

- Él es Ian, Marshall.

- ¿Qué hay? - lo saluda.

Cuando él estaba por responder, el teléfono de Ian empieza a sonar indicando que tiene una llamada. Él responde y segundos después le dice a Camille que debían irse.

- Lo siento, Marshall. - le dice ella, mientras que ambos se van.

Minutos después, la mayoría de los estudiantes que estaban en la cafetería empezaron a salir. Esto le parecía extraño a Marshall, así que decidió seguirlos.

- ¡Te dije que me cobraría lo de esta mañana! - le dice a un chico, que está lleno de pintura y plumas.

Dos chicos, que parecen ser que son gemelos se colocan de brazos cruzados detrás del otro chico.

- ¿En serio, Camille? - ella sonríe.

- Hermanitos...

«Así que tiene hermanos» - Pensó él.

- ¡Camille, has iniciado una guerra de bromas! - le dice el chico de la pintura.

- ¡¿Qué está pasando aquí?! - llega el director. - Los Andersson, eh... Sabía que ustedes me causarían problemas.

- Eso es juzgar antes de... - dice Camille. - Con esto ya nos puedes juzgar.

«Es audaz» - volvió a pensar él.

- ¡Los cuatro a la dirección!

- ¿Y nosotros por qué? - preguntan los gemelos.

- ¡A dirección!... A veces me pregunto porqué no son como su hermana mayor. - dice el director llevando su mano a la cabeza. - ¡Ustedes a sus salones! - Todos empiezan dispersarse.

Él se queda mirando a Camille.

«Ella ha sido la primera en no juzgarme, está algo loca y es audaz... Creo que me gusta.»

Ese mismo año sus padres decidieron llevárselo a vivir con sus abuelos. Él nunca pudo tomarse el tiempo de conocer a Camille y nunca pudo decirle lo que sentía.

Al llegar con su abuela supo lo que era sentirse amado. Por primera vez había recibido ese cariño fraternal que tanto necesitaba.

Olvidó a Camille en cuanto conoció a su vecina y con ella supo lo que era tener a alguien que no lo juzgaba y además quería.

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Recuerden que desconocido en el sueño de Camille solo fue un invento... Sí, conocía quién era Marshall; pero él nunca hizo lo del sueño (obvio)... La mente de Camille solo usó físicamente a Marshall.

Ahora sí... ¡Al segundo libro!

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