Camille
Esta última semana, posiblemente, ha sido de las más aburridas de toda mi existencia... Creo.
Bueno, siempre suelo exagerar las cosas y más si estoy enojada, por lo que conociéndome no me tomaría en serio lo de aburrido.
Pasar toda una semana con mis padres y el tonto ese (mi mellizo) en México, para ser exactos Cancún, y no salir del hotel porque mis padres estuvieron ocupados, me sorprende aún seguir viva luego de tanto estrés generado por discutir con mis padres.
Lo único que hacíamos era acompañarlos a las sesiones de fotos y quedarnos en una esquina totalmente apartados, mirando redes sociales y envidiando a mis amigas por si tener unas vacaciones reales.
Dejando de lado esa semana...
Mañana es el primer día de mi último año en la preparatoria, no estoy nada emocionada puesto que odio la preparatoria, lo único que puedo rescatar de ese lugar es el haber conocido personas increíbles como mis amigos y haber creado buenos recuerdos.
Pero si me enfoco en la preparatoria en sí, me parece una pérdida de tiempo, ni siquiera el sistema es bueno. A final de cuentas, apenas salga de ese lugar habré olvidado todo lo que nos han "enseñado".
Acabamos de llegar de ese pequeño viaje por trabajo. No he hablado con mis padres desde que discutí con ellos en México, soy muy orgullosa al igual que mis progenitores, por lo que es seguro que nos tomaremos unos días sin dirigirnos la palabra.
La discusión fue porque quería salir del hotel junto con mi hermano hacia la playa, pero nos dieron un no rotundo. Entiendo que quieran cuidarnos, pero solo íbamos a la playa.
Deberían entender el porqué de la rebeldía de sus hijos de una buena vez, padres sobreprotectores solo obtienen hijos rebeldes o hijos miedosos.
Y nosotros somos del primer grupo.Lo único que pedimos es confianza.
Luego de deshacer mi maleta, me di un largo y relajante baño, para luego ponerme la pijama (en realidad son prendas viejas de mis hermanos mayores) y alistar las cosas que llevaré mañana.
— ¡Kyle! — camino hacia su habitación y abro la puerta sin más. — Mi libro de biología. — me cruzo de brazos.
— Ten. — lo toma de su escritorio y me lo entrega. — Te lo iba a devolver.
— Sí, en Navidad. — digo con ironía. Regreso a mi habitación y guardo mi libro en mi mochila.
Mi mellizo suele tomar mis libros para copiar todo lo que tengo avanzado y que luego mis padres no lo anden retando por sus notas. Lo dejo hacerlo porque realmente no me importa, no es problema mío si jala algún curso.
Veo que tengo todo organizado y me lavo los dientes para por fin dormir tranquila. Pero luego de solo dar vueltas en la cama, decido imaginar alguna situación que no me va a pasar en la vida real, pero es lindo pensar que sí.
Veamos, imaginemos que estamos en algún pueblito lejano en el cual no habitan muchas personas. En aquel pueblo tengo una pequeña casa muy acogedora en la que pasó la mayor parte de mi tiempo.
Salgo hacia el gran campo verde con toques de colores gracias a las flores en busca de algún espacio en donde sentarme a leer en completa calma y, cuando lo encuentro, decido recostarme durante unos segundos a admirar el cielo azul.
— Cami. — me levanto confundida al escuchar esa voz masculina y volteo a mirarlo. Él sonríe, me enseña la botella de vino que lleva en una de sus manos y en la otra tiene bolsas de frituras. — Quizás debí traer frutas y comida hecha en casa para que sea un poco más romántico. — dice viendo las bolsas en sus manos y sonrío al notar lo tierno que se le ve con el atuendo que lleva.
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¿Quién es Alex? | (Saga Sueños) [Editando]
Ficção Adolescente¿Es posible que alguien sueñe con una persona la cual nunca ha visto en su vida? Muchos estudios dicen que no; otros dicen que sí viste a esa persona en algún momento de tu vida, mas no la recuerdas. Yo digo que solo sigas con tu vida, ¡vamos! Es so...