¿Quién es Alex? | (Saga Sueños) [Editando]

Capítulo 27 (Parte II)

- ¿Qué es lo que no entiendo? Explícame para poder entender. - dice molesto. Trago el nudo que se habría formado en mi garganta. - Camille... - cierro los ojos. Siento que no puedo respirar bien. - ¿Qué es lo que no entiendo?

- ¡Fui una apuesta, sí! - grito.

- ¿Qué? - pregunta desconcertado.

Sí, nadie se esperaría que dijera algo así, pero es la verdad.

- Todo pasó antes de que este con Ian, en ese tiempo él era mi mejor amigo... ¿Ahora entiendes porque le creí más a él? - bajo la mirada, no quiero saber cuál es su respuesta. - Estaba enamorada del más popular de la preparatoria. Él me llevaba y me lleva dos años, osea él ya estaba en su último año. No nos hablábamos, de hecho, él ni sabía de mi existencia... Hasta un día en el que él me dirigió la palabra, luego de eso me coqueteaba, era extraño pero lo dejé pasar sin cuestionar... Estaba ilusionada con él. Ian también creía que era extraño. Luego de eso, Erick, así se llama el imbécil, me pidió ser su novia, obvio yo acepté. Ian se molesto mucho a tal punto que ni me dirigía la palabra. - Y ya saben que soy una llorona.

Trato de no mirar a Alex, siempre trato de ocultar mi lado más sensible, pero no puedo con todo lo que está pasando.

- Cam, - seca mis lágrimas con sus pulgares. - si no quieres no sigas.

- Un día Ian llegó todo golpeado...

FLASHBACK

Estaba en mi habitación escuchando música, mientras leía casos misteriosos en internet... Me encanta todo sobre el misterio, pero obvio no quiero que pase.
Tocan el timbre desesperadamente, no había absolutamente nadie, aparte de mí, en casa. Así que eso significa que tengo que ir a ver quién es.

- ¡Ya deja de... ¿Ian? ¡Ian! - se desmaya cayendo sobre mis brazos.

Lo arrastró hasta el sofá más cercano y lo recuesto. Voy por el botiquín, le coloques un algodón con alcohol a la altura de su nariz y poco a poco fue abriendo los ojos.

- ¡Eres una apuesta! - Se sienta de golpe. Lo miro confundida e ignoro lo que dijo.

- ¿Quién te hizo esto, Ian? - pregunto curando sus heridas. Él aún estaba con la respiración agitada.

- Auch. - se queja cuando desinfecto una herida abierta en su mejilla. - Fue... Fue Erick. - Me quedo inmóvil al escuchar el nombre de mi novio.

¿Por qué Erick haría esto? Sé que a Ian no le agrada nada Erick, pero... ¿Por qué Ian me mentiría? O ¿Por qué Erick... No, Erick no pudo haber hecho esto.

- Sé que Erick no te agrada, pero no bromees y dime quién fue. - Coloco mis manos a cada lado de mi cintura. Ian me mira y me toma por los hombros.

- ¡Erick! ¡Fue Erick! - lo veo directo a sus ojos. - Créeme por favor. - sé que no está mintiendo.

- Y... - Una sensación hizo que me quedará callada... ¿Miedo? Tal vez. Pero no voy a dejar que me impida saber la verdad. - ¿Por qué Erick te haría esto?

- Porque escuche algo. - aparta la mirada.

- ¿Que escuchaste como para que te haga todo esto? - Seguí curando sus heridas.

- Auch... Escuché que... - Me mira a los ojos y se queda callado.

Esto ya me estaba cansando.
¿Acaso no me puede decir lo que escuchó de una buena vez? Esperé durante largos minutos... No decía nada.

- ¡¿Qué?! - pregunto exasperada.

- Eres una apuesta, Camille.

- ¿Qué? ¿De qué hablas? - Frunzo el ceño. - Bromeas, ¿cierto? - Unos mechones de su cabello castaño caían sobre sus ojos, lo que me impedía ver un toque de diversión en ellos.

- No, Cam. Es enserio... Erick y sus amigos me golpearon por haberlos escuchado. - Las lágrimas no tardaron en llegar.

¿Cómo Erick pudo hacerme esto? Claro, por eso insistía tanto a que me entregara a él. Todo era parte de una fachada, todo era parte de una apuesta.

Eres una apuesta, Camille.

- ¡No, no, no, no! - Ian me abraza, lloré hasta que me quedé dormida en sus brazos.

***~~***

- Camille. - Sigo caminando hacia la cafetería. - Camille. - Nada me iba a detener, iba a hacerlo de todas maneras.

- Erick. - Llego hasta su mesa, todos los populares me miran con una sonrisa divertida en sus rostros. Malditos idiotas. Erick estaba de espaldas a mí, así que cuando todos sus amiguitos me miran él voltea. - ¡Eres un maldito desgraciado! - Formo un puño y lo impacto contra su mejilla izquierda. - ¡Mal nacido! - Me dolió la mano, pero no estaba dispuesta a demostrarlo. No ahora.

- Veo que tu amiguito ya te fue con el chisme. - mira a Ian que estaba a mi lado. - Bueno, pensé que me iba a divertir más contigo, conejita. - Se frota con los dedos en la zona en donde lo golpeé. - Como ya lo sabes es mejor que... ¡La gente lo sepa! - Todos nos miran. No, de hecho, todos ya nos miraban desde que lo golpeé.

- No te atreverías.

- ¿Ah, no? - Se levanta y acerca su rostro al mío. - ¡Atención! ¡Les tengo una noticia! - Toco su hombro, tratando de hacer que pare, pero aparta su mano y sigue con su discurso. - ¡Como ya todos saben, Camille Andersson y yo teníamos una relación... ¿Muy tierna, verdad?! - lo miro con odio. - ¡Pero lo que no sabían es que mi adorada novia Camille, - pasa su brazo sobre mis hombros, lo quito de inmediato. - no era más que una apuesta! - Ian se fue encima de Erick. Mis hermanos también se metieron en la pelea. Yo salí de ahí llorando, mientras que mi hermana, Mia y Chloé me seguían.

FIN FLASHBACK

- Pasó un año de eso, Ian se me declaró. No sabía si corresponderle o no por todo lo que pasó con Erick... - mi voz se quiebra y rompí en llanto.

Alex me abraza. - No digas más. - acaricia mi mejilla. - Tranquila, eso ya pasó. - lo abrazo. - No debí entrometerme tanto.

Aún cuando recuerdo eso no logró estar tranquila. Sé que ha pasado dos años, pero aún sigue ahí la herida. No sé por cuánto tiempo seguirá ahí, pero lo que sí sé es que al estar en los brazos de Alex, todo lo que viví se me olvida y puedo sentirme como si nada de eso hubiera pasado. Ya no me siento tan atormentada y deprimida como antes. Es como sentirme segura.

NARRA ALEX:

Ese hijo de... Maldito gilipollas.

¿Cómo le pudo hacer todo esto a Camille? Después de saber todo lo que pasó con ese tal Erick... Se supone que si eres su mejor amigo la cuidarás y no querrás seguir causándole más dolor en la herida.

Miro a Camille, ya se había quedado dormida, aún tenía lágrimas en sus mejillas. Las seco.

- Conmigo no vas a sufrir. - digo y la abrazo más fuerte acercándola más a mí. Y luego de eso los dos nos quedamos dormidos.

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