Sam 8

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Hola Sam, he tardado un poco en volver, me tardé en recomponerme pero he vuelto después de un gran día. Creo que entiendes en general, lo despiadas que fueron al destrozarme. De todas Dulce era por quien sufría más, cuando terminaron ellas salieron del baño y yo estaba sentada en la taza del baño con la tapa abajo, en ese momento no me daba asco pero nunca me han gustado los baños públicos.

Angelita abrió la puerta y me observó, tal vez esperaba que me pusiera a llorar pero yo no lloró frente a los desconocidos. Quería asesinarla y darle las gracias al mismo tiempo, aunque no podía hacer ninguna de las dos cosas porque tenía demasiadas emociones en mi pecho. Ella parecía triste "yo pensé que no era justo que vivieras engañada" me dijo y le pedí que se fuera "vete" es todo lo que alcancé a decir.

Quería llorar con todas mis fuerzas, no quería hacerlo sola, saqué mi teléfono que por milagro estaba en mi bolsa del uniforme y llamé a Leo que en esos momentos era el único amigo que tenía. Le pedí que nos viéramos en las canchas de futbol. Me parecieron horas hasta que apareció y con Abel a su lado ¡¿POR QUE CUERNOS LLEVÓ A ABEL SI LE PEDÍ QUE FUERA SOLO?! Creo que fue de las cosas más tontas que ha hecho Leo en su vida.

Y aunque quería hacerme la fuerte porque estaba Abel comencé a llorar y abracé a Leo con todas mis fuerzas, creo que ni me entendía lo que trataba de decirle porque estaba en el borde, en ese momento el timbre sonó para que volviéramos a clases, ¡por supuesto que sí!, con mi ataque de llanto seguro podía.

Los orientadores pasaban revisando los patios para que todos entraran a sus salones, creía que eso iba ocurrir y nos meterían al salón pero fue cosa de Abel, nos pidió que lo siguiéramos, yo era como una muñeca de trapo cuando Leo me dirigía y llegamos a los laboratorios, donde estaba solo el encargado y no sé cómo le hizo Abel para convencerlo pero pudimos refugiarnos ahí.

Sin que nadie más me viera, no reprimí nada, debo haberme visto horrible pero ni Abel ni Leo me habían dicho nada sobre eso, me abracé a Leo de nuevo hasta que ya estaba más tranquila, hablaba entre respiros y me dolía la cabeza, me sentía caliente. Pero tenía que decirle a alguien, Leo tampoco creía que ellas fueran así de malditas porque las conocía, supongo que tan poco como yo.

Me daba palmaditas en la espalda mientras yo las destrozaba con las palabras, hasta lo acusé de llevarnos la famosa lista pero ahora que ya pasó el momento, estoy convencida que fue solo el pretexto para hablar de sus resentimientos abiertamente y mostrar la envidia que me tenían. Todo por una lista ¡lo superficial que son las mujeres! Mi mamá dice que la verdadera belleza es la personalidad yo espero que no haya una lista de eso.

Ya me estaba calmando cuando solté "No sé porque cambiaron de repente, Dulce no era así" entonces Abel tenía que abrir la bocota "Siempre fue así, desde que entraron en la escuela. Ella decía cosas a los demás, le dijo a Edith que cuando estaban a solas te burlabas de ella por estúpida o Jhonny que lo veías poca cosa desde esa vez que perdieron en deportes" cerré mis ojos mientras respiraba profundo ¿En serio Abel? ¿Estás viendo como estoy y se te ocurre decirme eso? Explicaba los constantes roces con compañeros que había tenido a lo largo de los años. Si éramos incondicionales creían que eran ciertos todos esos malos intencionados comentarios pero no era el momento.

¿Adivina lo que hice Sam? Exacto, llorar más fuerte y cuando por fin dejé de llorar por segunda vez me quedé recargada en el hombro de Leo, una clase dura dos horas así que tenía todavía una hora para recomponerme y entrar como si nada. "Si quieres les hacemos cosas" me dijo Leo pero negué con la cabeza y me quedé mirando la pared de ladrillos blancos hasta que Abel apareció con un jugo y unas galletas porque estaba seguro que no había comido nada.

Querido SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora