Sam 14

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Hola Sam, hoy quiero contarte de algo que no puedo creer, estoy tan emocionada porque creo que me gusta alguien y no me había dado cuenta. Hay chico que es muy alto y tan adorable, todo encantador, como me gusta con su piel muy blanca, es raro, desde que me mudé aquí la norma es la piel blanca y los ojos claros y la altura... todos son tan altos hasta las chicas, bueno, quizá yo soy demasiado pequeña.

Pues como decía ¿No te ha pasado esa sensación extraña de sonreír cuando piensas en esa persona y ponerte nerviosa? A mí me pasaba de vez en cuando, cuando lo veía. Creo que el comenzó a darse cuenta de mi actitud porque cuando se aproximaba parecía por algo divertido y siempre me saludaba.

Al principio pensé que me ponía nerviosa porque era muy alto y me intimidaba cuando se acercaba pero cuando estaba sentado y lo veía no podía dejar de pensar que era muy guapo. Y su sonrisa uf, sonríe muy fácil y hace muchos gestos, es tan divertido que también por eso pensé me gustaba estar con él. Me reía tanto y la pasaba bien. Sus muequitas me parecen encantadoras.

Pero entonces comenzó a pasar algo muy raro, él tiene muchos amigos y amigas, a la mayoría le gusta saludar con dar cinco. Quizá porque apenas nos estábamos conociendo nunca nos habíamos saludado así y ese día chocamos la mano, yo apenas roce mi piel con la de él. Recuerdo que él me sonrió y me dijo "demasiado delicada o con pereza" pero yo estaba confundida porque no quería tocarlo, recuerdo que sonreía de manera incomoda, no sé si lo notó pero dentro de mí decía que no lo tocara.

Y uf, esa tarde pasé mucho tiempo tratando de relajarme porque me sentía tensa y tenía las manos frías, no podía dejar de pensar como nos habíamos saludado. Al día siguiente, me sentía más tranquila y ayudó que no lo había visto en todo el día... hasta en la tarde cuando me iba para mi casa. Los salones a esas horas ya casi estaban vacíos y me senté en una de las bancas blancas del jardín fuera del salón para esperar a mi amiga.

En ese momento estaba distraída escuchando música y cuando se sentó junto a mí, di un salto por el susto y mi cara se llenó de tres tonos distintos de rojo creo yo, me sentía caliente, caliente porque me descubrió cantando ¡qué horror! Para lo pésima que soy en el canto.

Como era de esperarse él se rio y levantó las cejas, no sé porque, te lo juro, pero eso hizo que mi corazón saltara más de los que podía soportar. En eso apareció mi amiga que tenía mucha prisa y no pude hablar porque Lilí estaba tirando de mi ropa "Lo siento, lo siento, de verdad tenemos que irnos" fue lo que ella respondió ¡¿Puedes creerlo?! De seguro me veía como una tonta y todavía me da pena pero risa también.

Pero no me gusta esa sensación en que pierdo el control y soy... y pues no soy yo ¿Cómo voy a ser yo la que se pone nerviosa? Respiré profundo esa noche, no iba a dejar que me venciera... que esa cosa rara tomara el control y tampoco me iba a importar ese chico tanto como lo hacía porque no te he dicho, cuando escucho su voz o lo veo pasar soy consciente de él. Sé que anda cerca y quiero hablarle aunque este ocupada pero afortunadamente todavía tengo la cabeza suficiente para no dejar lo que estoy haciendo e ir a buscarlo... menudo pato iba a hacer.

Y aquí viene la parte interesante, hace unos días (tú sabes que no soy la persona más constante en eso de escribir) me propuse que iba a concentrarme en otra cosa que no fuera él cuando se acercara. Pues fue perfecto en la biblioteca, estaba sentada en el ordenador pasando datos de una lista, eran muchos números que necesitaba para hacer cálculos y si me equivocaba seguro todo se estropeaba. Una chica estaba junto a mí perdiendo el tiempo, ya sabes, para lo que sirven las bibliotecas ¡of course!

En eso estaba cuando apareció el chico con sonrisa de brillante y esos ojitos... total, me saludó y mi corazón empezó a latir pero ah no, no le iba a dar el gusto de darme una taquicardia a ese corazón pues ¿Quién manda? Le obligué a relajarse y sin despegar la mirada de la pantalla le contesté, y "¿Qué haces?" preguntó el chico, fue curioso, su voz por un momento aumentó mis latidos pero una vez más logré relajarme con una respiración, fue raro pero como que no sentía nada así que pude responder lo que quería saber.

"¿Quieres ayuda?" dijo con lo que supongo era atención en la libreta porque vi su dedo cerca de donde yo tenía el mío para marcar el numero en el que iba. "Estoy bien, gracias" contesté y continúe anotando, la chica que estaba al lado mío era su amiga y le hizo platica, no sé qué la verdad. En ese punto tenía control absoluto de mi ser pero sé que él le puso atención.

Yo coloqué los audífonos del ordenador, puse música de you tube y seguí trabajando para que sus voces no me distrajeran aunque mi cabeza lo hacía solita. Una pequeña sonrisa curvó mi rostro, no la podía detener porque estaba orgullosa de mí: nada de hacer el ridículo cambiando de color, diciendo tonterías y siendo tan... patosa. Casi puedo jurar que él se acercaba porque disfrutaba verme en ese aprieto, era tan obvia que no había manera que no se diera cuenta.

Vi que ellos se movieron pero no me di cuenta si se fueron o que, estaba tan de buen humor que me venía importando poco. De hecho cuando terminé me estiré en la silla y di un gritito, era la biblioteca después de todo, por fin en días era yo de nuevo; me quité los audífonos y ahí estaban ellos dos pero lo cierto es que ahora como que me sentía confiada así que me di la vuelta para salir y justo cuando estaba dando unos pasos en mi alegría ¡me dieron unas ganas enormes de besarlo en la mejilla! ¿Exactamente porque? Se supone que estaba feliz porque... ahg, para que te engaño Sam, en ese momento me di cuenta que me gustaba porque quería aproximarme para besarlo.

Salí de la biblioteca aún con mi sonrisa e inclusive me estaba riendo en el pasillo, no una risa loca solo risitas pequeñas pero los chicos se me quedaban viendo de todas maneras. Por supuesto que te gusta, me dije. Y no vas a creer lo que hice al llegar a mi casa: fui directo al espejo y me miré en él por un rato pensando en que podía ofrecerle a él o si tenía una oportunidad.

Es de lo más tonto que he hecho en mi vida, no creí que me pusiera frente a un espejo para pensar en cómo arreglarme para otra persona. Y no es que dude de mí, como que tenga mala autoestima, creo que estoy superando eso pero somos tan dispares: él es tan alto y yo tan bajita... él tiene ojos azules y yo café, él es blanco y yo morena... como que no congeniamos en nada. Ni siquiera en el carácter, digo, él habla con todo el mundo y yo pues como tiene poco que llegué me cuesta algo de trabajo aunque nos llevamos bien cuando hablamos.

Mientras me miraba al espejo comenzaba a hiperventilar, ahora que me di cuenta ¿Cómo voy a reaccionar al verlo? Tengo tanto que hacer y tantas otras cosas que lidiar que agregar esto a la mezcla siento que voy a vomitar y no dejo de preguntarme si le gusto. Por eso tenía que contarte, por favor guárdame el secreto porque si mi madre se entera me saldrá con el discurso de que ninguna mujer debe vivir para un hombre ni debe arreglarse por un hombre y si le digo a mi padre seguro se ríe mucho y me dice que no me preocupe, que me dejé llevar....

Y con eso del viaje no tengo confianza con mis nuevas amigas para comentarles eso. Así que eres lo único que me queda, ay, no sé ni cómo verlo a la cara...por fortuna solo tomamos una clase juntos.

En la próxima ocasión te digo su nombre que ahora me da pena... lo sé Sam, seguro soy de pena ajena pero que puedo hacer. Es la primera vez que pasa, ahora entiendo al pobre de Salvador, que mal me siento por él.

Dedicado a xynth-shadow, me haces reír chica, gracias.

Querido SamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora