¿CUAL HERMANO?

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Yahiko:
¿En París? (Meneando la cabeza.) ¡A temo que esa disposición no sea buen indicio de su estado de ánimo en los últimos momentos! Sin duda usted querrá que en mi plática del domingo haga alguna ligera alusión a esta desgracia doméstica ¿verdad, míster Akasuna no? Cuente usted conmigo (Jack le estrecha la mano convulsivamente.). Mi sermón sobre el sentido del maná en el desierto puede adaptarse a casi todas las situaciones, gozosas o, como en el caso actual, aflictivas. (Suspiro general.) Lo he pronunciado ya un sinnúmero de veces, en bautizos, confirmaciones, días de penitencia, días festivos... La última vez fue en la catedral como sermón de caridad, en favor de la Junta preventiva del descontento entre las clases altas. Al obispo, que estaba presente, le causaron gran impresión algunas de mis comparaciones.

Jack:
¡Ah, a propósito, ahora que recuerdo. Usted sabrá bautizar, ¿verdad, mi reverendo? ( reverendo Yahiko le mira con estupefacción.) Quiero decir que usted bautiza muy a menudo, ¿no es eso?

MISS Konan:
Siento decir que es uno de los más constantes deberes del reverendo en esta parroquia. Yo he intentado varias veces hablar de la cuestión a las clases necesitadas; pero todo ha sido inútil. No tienen la menor noción de lo que es la economía.

Yahiko:
Pero ¿se trata de algún niño que le interesa a usted particularmente, míster Akasuna no? Su hermano, si no me engaño, era soltero, ¿verdad?

Jack:
¡Sí, sí, soltero!

MISS Konan: (Amargamente.)
Los hombres que no viven más que para divertirse suelen permanecer solteros.

Jack:
Pero no se trata de ningún niño, mi reverendo. No; el caso es que esta misma tarde, si no tiene nada que hacer, desearía que me bautizase a mí.

Yahiko:
¿Pero seguramente, míster Akasuna no, estará usted ya bautizado?

Jack:
¡La verdad, no recuerdo!

Yahiko:
Pero ¿es que tiene usted alguna duda respecto a ello?

Jack:
Me parece que sí. Por lo menos no tengo la seguridad. Ahora usted me dirá si hay algo que me impida hacerlo. Acaso la edad...

Yahiko:
No, no, en absoluto. La aspersión y hasta la inmersión de los adultos es perfectamente canónica.

Jack:
¡La inmersión!

Yahiko:
¡Oh, no se inquiete usted! Con la aspersión bastará. ¡El tiempo está tan inseguro! ¿A qué hora desea usted que tenga lugar la ceremonia?

Jack:
A las cinco, si a usted le parece.

Yahiko:
¡Perfectamente, perfectamente! (Sacando el reloj.) Ahora, mi querido míster Akasuna no, voy a dejarle a usted que llore su desgracia a solas. Sin embargo, no se deje abatir demasiado por el dolor. Lo que a veces se nos antojan pruebas durísimas son bendiciones disfrazadas.

MISS Konan:
Ésta me parece a mí una bendición sin el menor disfraz.

(Entra Ino, que viene de la casa.)

Ino:
¡Tío Jack! ¡Tío Jack! ¡Cuánto me alegro de que esté usted de vuelta! Pero ¡qué traje tan lúgubre se ha puesto usted! ¡Vaya usted a mudarse!

MISS Konan:
¡Ino!

Yahiko:
¡Hija mía! ¡Hija mía! (Ino se dirige hacia Jack. Éste la besa melancólicamente en frente.)

Ino:
¿Qué ocurre, tío Jack? Vamos, ponga usted una cara más alegre. Parece como si tuviera usted dolor de muelas. ¡Si supiera usted la sorpresa que le aguarda! ¿Quién cree usted que está en el comedor? ¡Su hermano!

Jack:
¿Quién?

Ino:
Su hermano Sasori. Hará media hora que llegó.

Jack:
¡Qué disparate! Yo no tengo ningún hermano.

"LA IMPORTANCIA DE LLAMARSE SASORI..." - SASOSAKU INODEI 《TERMINADO》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora