1. El nuevo estudiante

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Dos años atrás...

—"Y en otras noticias... El Licenciado Hasiel Hernandez, ha terminado en el hospital siendo que sus extremidades inferiores se han convertido en cristal, así es, una nueva víctima de la enfermedad Christal, las estadísticas son alarmantes, ya el 30% de la población ha sido víctima de Christal.


—¡Maldición! —El Gobernador golpeó con fuerza su escritorio —. Ya con él son doce personas esta semana que se les detecta Christal... Ya es el colmo, a este ritmo ya nadie quedará con vida.

—Señor Gobernador, no se altere, hay que tomar este asunto con calma... Nuestros científicos y médicos siguen buscando la cura, pronto la encontraremos

—¿Pronto? ¿¡Pronto!? Ya van dieciocho años desde que esta enfermedad comenzó... Y me vienes a decir ¡Que pronto encontraran la cura! —El gobernador se puso de pie mirando fijamente a su secretaria.  —tenemos que hacer algo pronto... exterminar esta enfermedad desde la raíz... ¿O acaso quieres que tus futuros nietos o bisnietos hereden la enfermedad porque tus hijos se enlazaron con alguien enfermo?

El silencio gobernó la sala.

—Matémoslos —fue su sádica opinión— No se pueden hacer las pruebas necesarias pues el cristal se deshace cuando intentamos realizarle exámenes... jamás se encontrará una cura, como usted dijo señor Gobernador... tenemos que destruir esta enfermedad de raíz... tenemos que asesinar a los portadores hasta que no quede nada...

Aquella opinión había sido la causante de una de las más grandes masacres en todo el país, en tan sólo dos años hubieron más de quinientos asesinatos que jamás tuvieron respuestas, y todos tenían algo en común: los fallecidos poseían la enfermedad Christal.

Fue algo reconfortante para los gobernadores, pues sin duda descendió notablemente el número de portadores de la enfermedad... pero aún no acababan por completo con todos.

Mataban a los pocos ancianos que lograban sobrevivir con la enfermedad y así mismo asesinaban a los mas jóvenes como los bebés que tenían la marca de la muerte, nadie se salvaba de los asesinatos del gobierno.

A pesar de que ya habían pasado dos años para el instituto Gran Libertad apenas comenzaba la verdadera pesadilla.

—¡Deja de meterte en mi vida!

—¡No me levantes la voz!

—¡Christian! ¡Papá! ¡Ya basta! —Gritó Evangeline poniéndose entre ambos varones al darse cuenta de que estaban al borde de agarrarse a golpes.

—No te metas Evangeline —siseó Marcos con ira, sin despegar su rojiza mirada de los ojos de su hijo que eran de la misma tonalidad rojiza.

—¡Están asustando a los niños! —y fue entonces que Marcos entro en si, miró hacia la puerta principal donde los dos menores de quince años miraban con temor aquella escena que se presenciaba, algo que ya era casi rutina.

—Paulo... Pablo... —musitó Christian, lanzó una última mirada de odio a su padre y por siguiente fue con los dos jóvenes —. Escúchame... Marcos... —no miró a su padre, solamente le dio la espalda. —yo tendré mis razones de cambiarme de escuela, tú sólo no te metas —y sin decir más palabra salió de la casa.

—Eres un... —Marcos no terminó de hablar, solamente se fue a sentar al sillón de la sala que fue el escenario de la pelea diaria con su hijo el mayor.

—Papá... ¿Estás bien...?

—Si Eva... estoy cansado es todo, lleva a tus hermanos a la escuela y regresa pronto.

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