9. Luz en la oscuridad

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—Jazmín, ¿ya sabes algo sobre Chris?

—No Mary, lo siento.

María resopló desilusionada, ya habían pasado tres días desde la última vez que había visto a su nuevo amigo y comenzaba a preocuparse, Christian no parecía un chico que acostumbrara a faltar mucho.

—Me preocupa, no ve facebook, no responde los mensajes ni ha venido a clases ¿Qué tal si le pasó algo?

—Creo que te preocupas demasiado, quizá sólo no quiso venir a clases.

—Jazmín, no te reconozco, tú siempre eres la primera en ser una entrometida cuando alguien falta aunque sea a una sola clase, y ahora que Chris falta tres días ni siquiera te inmutas, no sabía que eras así de rencorosa.

Jazmín se sintió en parte culpable, intentaba ser amiga de Christian pero no negaba que muy en el fondo aún se sentía un poco dolida por el primer trato que le dio.

—No se trata de mi rencor, simplemente parece un chico que hace lo que quiere cuando quiere, no veo porqué debemos involucrarnos en eso.

—¿Estás hablando en serio? ¿Qué tal si le pasó algo grave y tú no le das importancia? Lo repito Jazmín ¡No te reconozco!

María ni siquiera esperó respuesta, le dio la espalda a su amiga y la dejó sola. Jazmín se sintió avergonzada, por lo general sabía que María se ponía muy sensible con esas cosas pero jamás le recriminaba a ella ¿será que realmente se estaba portando egoísta? Se preguntaba una y otra vez.

Cuando el timbre sonó, le pareció justo ir a la casa de Christian, quizá realmente estaba enfermo o grave y por eso no había ido, entonces sería muy mala amiga por no haber estado ahí con él. Con una rápida consulta en los datos de estudiantes que le facilitaron sus "fuentes", fue directo a la casa del muchacho una vez que las clases habían terminado, planeando en su cabeza las mil maneras en que podría iniciar una charla o excusarse por estar en la casa de él sin ser invitada.

Al llegar a la casa de Christian, tocó un par de veces la puerta y esperó, no recibió respuesta.

—Quizás ni está, debí llamar primero. —Se dijo a si misma tocando ahora el timbre.

"Ya voy, ya voy" escuchó una joven voz del otro lado de la puerta. Al abrirse ésta, vio a un pequeño rubio mirándole con desconcierto, en parte le encontraba un ligero parecido con Christian..

—¿Sí?

—Ah perdón, ¿aquí vive Christian?

—Es mi hermano, saca tus conclusiones.

Jazmín sonrió levemente, sin duda el sarcasmo y el tono irónico era de familia.

—¿Puedo pasar a verlo? Soy amiga de él, de la escuela.

Pablo agachó la mirada.

—No está en casa.

—Oh, entiendo, no importa es mi culpa por no avisar que vendría ¿sabes a qué hora volverá?

El adolescente negó con la cabeza, pero antes de prácticamente cerrarle la puerta en la cara, Jazmín puso el pie para impedir que ésta se cerrara.

—Oye, oye, no me cierres la puerta así, sólo quería ver a Christian, no es necesario este trato.

—Ya te dije que él no está, sólo vete.

—Lo haré, sólo quisiera saber dónde está y porque no ha ido a la escuela.

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