La ingenuidad podía ser su mejor arma al tratar con mujeres, con sólo fajarse la camiseta, hacerse un peinado de niño bueno y hablar bajo y entre tartamudeos, la mayoría de las mujeres lo consideraban un ingenuo, inexperto e inadaptado muchachito que realmente buscaba amistades.
¿Cómo podían negarse a esa mirada dulce y baja y ese tono de suplica? Algunas hasta creían que podría suicidarse por tener tan pocos amigos y era por eso mismo que aceptaban sin chistar sus invitaciones, siendo siempre la última salida que tendrían en su vida.
Nadie podía sospechar que el angelical muchacho podría ser un asesino serial, y en una ciudad tan "pacifica", no es para ponerse de paranoico y creer que cualquiera cargaría consigo un arma.
Esa estrategia es lo que más le funcionaba a Christian a la hora de ir por sus nuevas víctimas. En su mochila entre tantos cuadernos el que siempre abría entre clases era su libreta de matemáticas, pasando algunas hojas lleno de problemas y ecuaciones llegaba a la deseada, la lista de sus victimas.
"1-. Gemela 1 (Samantha Garaley)
2-. Gemela 2 (Sammy Garaley)"
"Qué padres más creativos" Pensó con ironía, aunque su padre tampoco se quedaba atrás, llamar a sus hermanos menores (que casualmente también eran gemelos) Paulo y Pablo tampoco es que tuviera mucho ingenio ¿Cuál era la manía de los padres en poner nombres similares a gemelos? ¿No era suficiente con que tuvieran un físico parecido? Bufó, a pesar de que sólo una de las gemelas era la contagiada, no podía dejar a la gemela con vida, sería un testigo y eso no podría permitirlo. Siguió viendo la lista.
"3-. El portero (Brian)
4-. El defensa (Fer)"
Hizo una ligera mueca de duda, no tenía muchos datos de esos dos más allá de que jugaban siempre en el mismo equipo y siempre en el mismo puesto, apenas preguntando de forma ingenua a las porristas había dado con sus primeros nombres pero nada más, después vería como encargarse de ellos.
"5-. Chico yeso (Julio)
6-. Chica churro (Aún un misterio)"
Sin duda de esos últimos eran de los que tenía aún menor información, tenía que trabajar rápido, tenía seis presas y poco tiempo, y ese día después de clases tendría a sus primeras dos víctimas.
—¡Christian! —rápidamente cerró su cuaderno al escuchar la voz chillona de Jazmín ¿Qué no se había deshecho de esa tipa?
—¿Qué sucede, Jaz? —Pese a intentar sonar amable, se podía notar aún el desprecio en su mirada, pese a ser un maestro en actuación, si la persona con la que interactuaba no tenía nada importante estaba claro que no iba a fingir una actitud alegre.
—Oh, sólo quería saludar, ayer creo que no tuvimos un buen primer encuentro y la verdad me gustaría ser...
—Calla —bufó al entender a que iba esa tipa, típica sociable que buscaba ser amiga de todos. —No estoy interesado en mantener cualquier lazo de amistad con cualquier estudiante de esta institución, espero pronto se realice mi traslado a otro lado, así que no pierdas el tiempo.
—¿Qué?
—Lo que oíste, no soy de quedarme mucho tiempo en un lugar, mi padre viaja mucho y yo me voy con él.
—Pero entonces... —Bajó la mirada algo apenada. —¿Por qué le pediste a las gemelas su amistad si no buscas eso?
Sintió inmediatamente una punzada ¿ella como sabía eso?
—Te seguí ayer cuando te fuiste y te escuché hablarles, pidiéndoles su amistad, creí que...
¡Maldición! Ella podría volverse un problema como soltara la lengua.
—Esas chicas son inteligentes —Hablaba algo pausado, ideando las palabras correctas en su mente y escondiendo perfectamente sus nervios. —Tener su amistad me es muy conveniente para que me ayuden a ajustarme a esta institución, tú no, ahora si me permites mi siguiente clase ya inicia.
Sin esperar respuesta de Jazmín, inmediatamente fue a su aula, dejando a la chica con un mal presentimiento.
Ella podía ser algo lerda, quizá demasiado ingenua y torpe pero no llegando a la idiotez, sabía que ese sujeto tramaba algo y se sentía muy mal al respecto ¿Por qué hablaría justo con las gemelas después de lo que contó? Con tantas malas casualidades si realmente pasaba algo él sería su primer sospechoso.
-
—Maldición, necesito deshacerme de esa cría. —susurró para si mismo mientras guardaba sus cosas, había sido demasiado estúpido al cometer tantos errores con esa chica, a esas alturas debería hasta deshacerse de ella como se atreviera a abrir la maldita boca. Suspiró profundamente intentando controlarse, posiblemente a partir de esa tarde las cosas en la escuela se volverían muy agrías.
—¡Christian! —bufó con molestia al escuchar de nuevo esa chillona voz, le estaba siguiendo demasiado. Ya varias veces tuvo que cortar sus investigaciones de los demás infectados por culpa de esa chica que no paraba de estar "casualmente" donde él se encontraba, no podía levantar más sospechas de las necesarias.
—¿Ahora qué quieres? ¿No fui lo suficientemente claro contigo?
—Sí, es solo qué, no quería que hubiera tanta tensión entre nosotros ¿qué te parece si un día de estos salimos? Yo puedo invitarte.
—Jazmín, por favor, para ya. Te he dicho que no quiero ninguna relación, tus calificaciones por lo que veo son muy promedio, tu estatus escolar igual, no me da ninguna ventaja tener algún lazo contigo.
—Pero podemos ser amigos.
Puso los ojos en blanco tras la insistencia de la chica y el timbre del salón fue su salvación.
—Jazmín, para ya, te estás volviendo una molestia.
La chica agachó la mirada y apretó los puños.
—No quiero eso, es solo que, pienso que podemos ser amigos.
—Deja de humillarte, no tengo ningún interés en ti, ya lárgate de mi vista.
Gruñó bajo y salió corriendo hacia las gemelas, pronto debía llevarlas a algún lugar apartado para poder cumplir con su trabajo rápido y continuar con su trabajo.
Jazmín sólo le miró alejarse y chisto con la lengua, sabía que él planeaba algo y lo averiguaría a costa de lo que fuera. Aún tenía que ir a la reunión de delegados así que por el momento su persecución terminaba. Corrió al salón donde se llevaría a cabo la reunión pero fue interceptada por su compañera de clases, quién la tomó del brazo antes de que siguiera.
—Espera Jaz, te escuché hablar con ese tipo, el nuevo, es un completo patán ¿Por qué te estás arrastrando así por él?
—Shhh, tengo un muy mal presentimiento con ese chico, necesito estar en su círculo de confianza a cualquier costo.
—Pero Jaz —La pequeña castaña suspiró pesadamente, sabía que Jazmín era terca pero ¿hasta que nivel? —Te estás humillando públicamente, ese chico lleva aquí apenas dos días y ya creen que estás loquita por él.
—Mejor aún, si los rumores se esparcen me va a llegar más información sobre él, tú nada más no digas nada ¿de acuerdo? Confío en ti Mary.
La castaña asintió y la soltó para que siguiera su camino, ¿Qué podía tener el nuevo para que levantara esas sospechas en su amiga quien jamás veía actitudes maliciosas en otros?
Seguramente cuando el amanecer llegara y una oscura noticia llenara el instituto, lo entendería.
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Destino
Teen FictionLa continuación de El Laberinto del Vampiro. "Ni la enfermedad de Christal ni la muerte de mi madre fueron una casualidad o una cruel jugada de la vida que no tenía remedio. Entre la unión de un inmortal y una humana privilegiada, iba a nacer un mo...