3. Amnistía

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Arreglé mi corbata, tomé mi celular y bajé para encontrarme con Elizabeth, resignado a tenerla como escolta nuevamente. Ella estaba en la sala de mi casa, analizando cada parte hasta que me observó y con una sonrisa se acercó unos centímetros a mí.

-¿Nos vamos Señor Steele?

Pasé a su lado para tomar mi saco que estaba sobre el sofá.

-¿Por qué tapaste el piano? -preguntó a mis espaldas.

Voltee a observarla y después al gran piano ahora con un cobertor encima.

-Me trae malos recuerdos.

Vi como su sonrisa se desvanecía. Hubo un tiempo en el que quise arrojar ese piano por la ventana, creo que aún tengo esa sensación.

-¡Tony!

Allison apareció de repente y se abalanzó sobre mí para darme un largo beso en los labios. Todo frente a mi escolta que apartó la mirada después de unos momentos.

-Creí que te habías ido.

-Sólo regresé por unos papeles. ¿Por qué ella está aquí?

-Vengo por el Señor Steele -respondió Elizabeth-.

-Tú estás despedida.

Se acercó un poco más a nosotros.

-El Señor Ryde me dijo que siguiera solamente sus órdenes, es lo que hago, y ahora me pidió llevar a Tony.

-Tengo que hablar con él -dijo aún aferrada a mi cuello-.

-Entonces, ¿nos vamos Señor Steele?

Me zafé de los brazos de Allison y salí hacia mi auto.

Elizabeth conducía ágilmente por las calles transitadas de la ciudad, sin pronunciar ni una sola palabra, observándome a ratos por el retrovisor. Estaba molesta por lo que acababa de ver, y por alguna razón eso me alegraba un poco.

-West me puso al tanto de lo que ha pasado en estos meses. Mi tumba, tu exceso de alcohol... Tu nueva relación.

-¿Te molesta?

Suspiró

-A ti te molestaba que llegara con el perfume de Alex, ¿qué crees que siento yo cuando te veo besarla?

Continuamos con nuestro camino y cuando llegamos bajé del auto, asimismo Elizabeth. Pero no estábamos en mi edificio, ni siquiera sabía donde estábamos. Mi escolta empezó a subir las pequeñas escaleras hacia la puerta del lugar y yo la seguí. Dentro estaba West, Elizabeth se acercó de inmediato a él.

-¿Cómo va todo?

-Sólo faltas tú.

Adelantó su paso, dejando a mi amigo junto a mí.

-¿Qué pasa West? ¿Dónde estamos?

-¿No te lo dijo? Vamos a asistir a un juicio.

-¿De quién?

Elizabeth abrió de par en par las puertas frente a ella. Dentro había varias personas, un pequeño pasillo y varios metros adelante estaba el juez. Estábamos ya en el juzgado. Elizabeth avanzó por el pequeño pasillo mientras mi amigo y yo tomábamos asiento. Mi escolta se sentó en su lugar correspondiente, el juez hizo ruido con su mazo y la sala quedó en silencio.

-Hemos realizado esta audiencia a petición de la señorita Collins. La escuchamos.

Elizabeth se levantó.

-He venido a pedir amnistía para mis compañeros.

Nuevamente la sala se llenó de murmullos, el juez golpeó su mazo y regresó a Elizabeth.

-¿Con que propósito? Usted fue detective y comandante de la policía, confiamos en su fidelidad, pero ellos son delincuentes.

-No son delincuente Señoría, al igual que yo trabajaban bajo chantaje.

-¿Y los indocumentados? No podemos concederles la amnistía, irán a la cárcel.

-Entonces yo también iré -protestó de inmediato-.

Y los murmullos comenzaron nuevamente. Yo sin embargo no entendía nada, ¿a quienes liberaría? ¿qué fue lo que hicieron? ¿por qué ella iría a la cárcel? West, por otro lado, estaba tenso. Él sí comprendía la situación, algo malo estaba pasando. El juez repitió el mismo proceso de la vez anterior y los murmullos cesaron.

-Dígame, señorita Collins, ¿qué sucede si al dejar libres a estos hombre cometen nuevamente un delito?

-No lo harán, confío en ellos -por un momento observó a un par de personas sentadas cerca-, y si eso sucede yo me haré responsable.

La sala se quedó en silencio un momento. Un hombre se acercó al juez y después de contarle algo al oído habló.

-Señorita Collins, debido a sus años de servicio para la policía de los Estados Unidos y tomando en cuenta su versión de lo sucedido, este juzgado decide aprobar su petición y conceder la amnistía a las personas que usted ha seleccionado.

Las personas en la sala hablaron nuevamente, y yo seguía sin entender un ápice de lo que sucedía.

-Sin embargo estarán vigilados y, como usted lo ha dicho, si alguno llega a cometer otro delito será usted, Elizabeth Collins, la responsable. Dicho esto se cierra la sesión.

El juez hizo ese peculiar ruido con su mazo y salió. West y yo también salimos de la sala y allí fuera finalmente pude preguntarle lo que acababa de suceder.

-No entendí nada West, ¿a quienes defendía Elizabeth?

-¿No te ha dicho nada?

-No

-¿O es que no has querido escucharla?

Elizabeth salió después y cuando se acercaba a nosotros un grupo de hombres, los mismo de adentro, la rodearon mientras hablaban con ella. La mayoría no dejaba de abrazarla, besarla y agradecerle por lo que acababa de pasar.

-¿Realmente hubieras ido a la cárcel por nosotros? -habló uno de ellos-.

-Les prometí libertad para todos, y sí ustedes no podía salir tampoco lo haría yo.

A pesar de mi odio hacia ella, sabía que sus palabras eran sinceras. Conocía perfectamente lo testaruda que era, lo que se proponía lo hacía.

Nota del autor: Hoooola ¿cómo les va? Espero hayan tenido una increíble Navidad y Año Nuevo 🎆 Este capítulo se centra un poco más en Elizabeth (cof, relleno, cof), y claro más adelante se sabrá más de lo que pasó cuando fue raptada.

No olviden votar y por supuesto comentar 😊

❤️❄️

PD: subiré otro capítulo en su horario normal (o sea en dos días 😏)

Corazón Recargado (CA #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora