19. Pinturas

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Por la tarde recibí una llamada de Allison, estaba enojada y me pidió que fuera inmediatamente a casa. Así que Elizabeth y yo llegamos rápidamente para encontrar a Allison dando vueltas por la sala.

-Tony -se acercó a paso rápido-, al fin llegaste.

-¿Que sucede?

-Esto sucede -señaló la sala-.

En el lugar había varios cuadros, unos cuantos sobre el sofá y otros recostados en la pared, unos envueltos y otros no. Elizabeth se acercó a una de las pinturas.

-Dejaron esto aquí, les pedí que se lo llevaran pero dijeron que habían recibido esta dirección.

Me acerqué a Elizabeth y examiné la pintura. Tenía la impresión de haberla visto antes, hasta que distinguí la firma.

-No pedí esto.

-Yo sí -dijo Elizabeth mientras tomaba el cuadro entre sus manos-.

-¿Y por qué rayos los trajeron a mi casa? -refutó Allison enojada-.

-Quizás tienen mi vieja dirección -Elizabeth la observó-, esta era mi casa.

Mi escolta continuó admirando la pintura mientras Allison me arrastraba por el brazo lejos de Elizabeth.

-Tony, tienes que sacar todo eso de aquí -suspiré-.

-Lo haré Allison, si son de Elizabeth se los llevará ella -el celular de Allison empezó a sonar-.

-Tengo que ir a la oficina, aunque no creo que sea sensato dejarte a solas con ella -murmuró con desdén antes de contestar-.

Se fue hablando por teléfono. Regresé a la sala y observé a Elizabeth quitando la envoltura de uno de los cuadros. Me senté sobre la pequeña mesa.

-¿Es lo que fuiste a hacer ayer? ¿A remover nuevamente el pasado?

-No todo se trata de ti, Tony -dijo sin observarme-. Fui a hablar con Stela y me dijo que los tenía allí guardados.

-¿Por qué fuiste a hablar con ella? -continuaba sin observarme, más atenta en las pinturas-.

-Estaba buscando un lugar a Elliot.

Aún estaba relacionada con él, eso me molestaba ¿Por qué se hacía cargo después de todo lo sucedido?

-¿Por qué vas tú? ¿No debería hacerlo alguien más? -me observó finalmente-.

-Eso no es de tu incumbencia.

Y sin más regresó a lo suyo. Por un momento lo único que se oyó fueron las olas del mar y los dedos de Elizabeth deslizandose por el lienzo. Observé atentamente la firma de mi madre en las pinturas, siempre que la visitaba en aquel hospital la encontraba iniciando la pintura pero no lograba ver sus trabajos finalizados, siempre lograba terminar antes de que pudiera llegar a verlos, además de dejarlos ocultos. Pero tenía talento, no sólo para la actuación sino para la pintura, eso era seguro. Y ahora lo veía, su trabajo era simplemente increíble.

-¿Qué vas a hacer con ellos? -se sentó a mi lado-.

-Voy a venderlos, el dinero será para la casa hogar de Minnesota, pero si deseas puedo cancelar todo.

-¿Ya tienes todo listo? -asintió-.

-Sin embargo falta lo más importante, tu aprobación-suspiré-.

-Haz lo que quieras, no me interesa conservarlos.

***

La invitación fue entregada a la recepcionista del piso, que parecía ser buena amiga de Elizabeth.

Corazón Recargado (CA #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora