Estaba en la puerta de su casa, ansioso pero decidido a hablar con ella. No sabía de que humor estaría, mucho menos si seguía allí pues nunca tuve el valor de enviar ese corto mensaje. Sí, era un cobarde. No le di más vueltas y toqué la puerta. Esperé. Esperé. Y esperé. Hasta que finalmente la puerta se abrió.
-No -me dijo en cuanto me vio-.
-Elizabeth -me apresuré a detener la puerta cuando estaba por cerrarla-, tenemos que hablar.
-Ya hablamos ayer.
-No, no lo hicimos. Ambos dijimos cosas sin pensar.
Dejó de forcejear con la puerta, y después de un momento me invitó a pasar. No pasó mucho antes de visualizar a Alex, que asimismo no me quitaba el ojo de encima. Prácticamente saltó de su puesto hacia mí.
-¿Otra vez tú? -levantó la voz-, ¿Elizabeth no te dijo que no volvieras?
-Ella nunca dijo eso, además vine a hablar con ella no contigo.
-Alex... -la escuché decir-.
-¿Ah sí? Te advertí que no te le acercaras.
-Y yo te dije que no eras nadie para decirme que hacer.
-Alex...
-¿Que no soy nadie? -se acercó más a mí-. ¿Quieres terminar lo que dejamos pendiente en el hospital?
-Claro que sí -subí las mangas de mi saco-, estaría encantado.
-¡Alex! -esta vez gritó y ambos nos detuvimos a observarla-. Tengo que hablar con Tony, y a ti Alejandro te espera en casa.
-¿Quieres que te deje sola con este? -me señaló, refiriéndose a mí con desprecio-.
-Sí.
Me observó, después a ella, y finalmente tomó sus llaves para irse enojado. Si fuese un niño le hubiese sacado la lengua, pero no, como el hombre maduro que era no podía hacer eso. Aún así, cuando regresó a vernos, antes de salir, le mostré una gran sonrisa de satisfacción y él arrugó más la frente, obviamente molesto. Salió haciendo ruido al azotar la puerta. Regresé mi atención a Elizabeth que estaba sentada en el sofá de la sala. Me coloqué a su lado y mis ojos se desviaron hacia las maletas que allí habían.
-¿Aún quieres irte? -pasó las manos por su rostro-.
-¿De qué quieres hablar?
-¿No es obvio? Quiero que me cuentes todo, ¿cuándo lo supiste?
-Hace unas semanas -suspiró mientras observaba sus manos-. Tuve un retraso, saqué cuentas y todo coincidió, me hice el exámen hace unos días apenas -asentí-.
-¿Pensaste en decírmelo?
-Claro que sí -me observó como si la hubiese ofendido-. Iba a contarte, pero apareció Allison y... -nuevamente desvió su mirada al suelo-.
-¿Y qué? -me acerqué a ella-.
-Me dolió mucho saber que te acostaste con ella cuando estabas conmigo, me sentí como una completa idiota y creéme que no estoy dispuesta a aguantar más. Preferí callarlo para poder irme.
- ¿Y después qué? ¿Conocería a mi hijo cuando tuviera veinte años? -le dije enojado-.
No, no, no. No estábamos allí para discutir sino para hablar tranquilamente. Tomé aire y proseguí.
-Elizabeth eso no está bien..., yo quiero conocer a mi hijo -llevó ambas manos a su vientre-.
-¿Qué pretendes entonces? -su voz se entrecortó-. ¿Qué me quedé aquí para ver como vives feliz junto a ella?
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Corazón Recargado (CA #3)
Storie d'amoreDespués de un trágico accidente Tony recibe una visita especial, alguien a quien nunca esperó volver a ver en su vida. Gracias a ello sus planes cambian, su vida se vuelve aún más agitada, y cientos de dudas y pensamientos rondan su cabeza. Es ho...