Miracles' Generation

253 25 3
                                    

Estaba nerviosa. Cada cuanto jugueteaba con mi falda y con mi pelo. No dejaba de mover mis pies de un lado para otro.

—¿Estás nerviosa?—me preguntó mi madre.

—No, mamá. Esto solo es una manía mía—la miré con cara de pocos amigos.

Me miró seriamente y luego puso los ojos en blanco.

—Pues nada, Teiko se dijo y aquí estamos—dijo emocionada—hazme un maldito nieto con ese sensual chico, ¿entendido?

—Mamá...—le repliqué.

—¿Qué? Solo te lo recuerdo—río. Puse mis ojos en blanco y salí del auto—Ten cuidado, actúa con normalidad. Que esos nervios no te den una mala pasada—me recomendó.

—Lo sé, tendré cuidado—le sonreí y caminé hasta el interior.

Lentamente di varios pasos.

Era nueva, obviamente. Estaba aquí por cierto chico que me tenía loca, a mí y a mí madre, sin embargo no tenía ni idea si se fijaría en mí. Busqué su cabellera rubia con mi vista, hasta que lo ví. Mi corazón comenzó a bombear sangre aún más rápido que antes. Mis mejillas se tiñeron de rojo y bajé la cabeza. ¿Voy o no voy? Voy.

Cuando estaba cerca de él y de los gritos, intenté tocarlo, hasta que unas chicas me empujaron y caí al piso. Ellas se apartaron dejándome espacio. Miré mis rodillas para comprobar si me había raspado y de la nada, alguien se agachó a mi altura y me tendió la mano. Levanté mi mirada y ahí estaba él. Sonriéndome solo a mí...
Acerqué mi mano a la suya, estaba temblando a más no poder. Cuando por fin se la iba a dar, paré en seco. Mis mejillas ardían y parecía que mi corazón se iba a salir de su sitio. Le di mi mano, él me levantó e instintivamente, lo abracé con fuerza. Si, lo abracé.
Cuando me di cuenta de lo que había echo, me separé como un rayo y él empezó a reír. Tenía la cabeza baja hasta ese momento, que fue cuando lo miré.

—¡P-perdón! ¡No me estoy riendo de ti! Si no de la acción tan graciosa que hiciste—me volvió a sonreír.

Podía jurar que todas las demás chicas se morían de envidia, pero en seguida comenzaron a decir que eso solo era por ahora, que nunca llegaríamos a ser amigos. Cómo se equivocaban...
De todas formas no me importó, ahora solo existíamos él y yo.

Asentí tímidamente y jugueteé con mis dedos.

—Eres nueva, ¿verdad?—volví a asentir sin decir ni una palabra—¡Ven conmigo! ¡Te enseñaré el instituto y un lugar que te fascinará!—me sonrió y tomó mi brazo para empezar a llevarme por todo el centro.

Mis mejillas volvieron a teñirse.

Dejamos atrás a las otras fans y me llevó por todo el instituto, hasta que paramos en el gimnasio. Lo miré dubitativa y él me sonrió de nuevo.

—Este es el lugar tan fantástico que te dije—abrió la puerta.

Dentro habían varios chicos jugando al baloncesto. El chico que más me impresionó fue uno de tez muy muy bronceada y que tenía el pelo de color azul. Sonreí ampliamente. Ya había sido fan del baloncesto, y ver aquí había un club, me llenaba aún más de felicidad. Miré el chico rubio y él me miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Me sonrojé y volví a observar la cancha. Cogí un balón de por allí cerca, empecé a botar y con movimientos rápidos llegué a la canasta y encesté dos puntos. Miré hacia atrás y vi cómo Kise me miraba sorprendido y contento. Cuando me giré de nuevo, el chico de pelo azul me miraba atónito, cosa que luego disminuyó y me regaló una sonrisa.

—Entonces... Te gusta el baloncesto, ¿eh?—me preguntó. Yo asentí—¿Y si te unes al club?—posó una de sus manos en uno de mis hombros.

—Creo que sería genial, Aominecchi—miré a mi izquierda y ahí estaba Kise.

—Creo lo mismo—me sonrió—Ah, me llamo a Aomine Daiki, un gusto—me tendió su mano.

Yo la acepté.

—Sara García, el gusto es mío—le sonreí.

—¡Ow! ¿Vienes de España?—dijo el rubio.

Yo asentí.

—Soy española pero me encanta la cultura japonesa—les sonreí.

—¡Muy bien! ¡Pues de ahora en adelante te llamaré...! Em....—durante un rato estuvo pensando—¡Saracchi!—negué con la cabeza.

—No me gusta como suena eso—le respondí intentando no molestarlo.

—Entonces... ¡Saricchi!—asentí de acuerdo con ello.

—Bien, pues después de clases nos vemos aquí, ¿sí?—me dijo Aomine.

Asentí frenéticamente. Kise volvió a sonreírme y me llevó a mi salón. Ya saben qué cara se me quedó.

~ ~

Kise volvió a tirar de mí. Estábamos llegando al gimnasio y estaba aún colorada. Me había echo su amiga y no habíamos dejado de hablar. Pobres chicas que se equivocaron...

Llegamos al gimnasio y Kise saludó a todo el mundo. Por mi parte, caminé hasta Aomine y empecé a hablar con él. Más tarde, llegaron cinco personas más.

—Sari, ellos son...—paró y me miró—¿Está bien que te llame Sari o de alguna otra forma?

—Está bien. Me gusta—le sonreí.

—Bien. Ellos son la Generación de los Milagros, contando conmigo y con Kise—pasó a presentarlos—la manager, Momoi Satsuki; el capitán y base, Akashi Seijuro; el pivot, Murazakibara Atsushi; el mejor tirador y alero, Midorima Shintarō; y el fantasma, Kuroko Tetsuya—sentí la presencia de alguien detrás mío.

Me giré y lo saludé.

—Hola.

—¡Ah/Wow!—se oyó de los demás.

—¿No te asusutó?—me preguntaron. Yo negué.

—Estoy acostumbrada. En España tenía dos amigos que eran así—reí.

—Bien, bien... ¿Te aptece jugar un poco?—me preguntó Aomine.

—Por mí genial, pero jugar con la falda será incomodo...—bajé mi tono de voz.

—Momoi, ¿tienes alguna ropa que puedas prestarle, o tendremos que dársela nosotros?

—En seguida miro, esperad—la chica pelirrosa se adentró por un hueco, supuse que eso se dirigía a los vestuarios.

—Bueno, empecemos a mirar lo que haremos hoy—hablaron.

Empecé a mirar como Akashi dibujaba en la pizarra del campo que tenía.

—¡No hay!—dijo Momoi viniendo hacia aquí.

—¡Entonces yo le prestaré el chandal a Saricchi!—Kise me sonrió.

Yo volví a sonrojarme y a asentir.

El chico rubio fue a los vestuarios, me dejó una prenda de ropa y fui a cambiarme. Cuando ya estuve lista, me hice una cola y empecé a jugar con ellos.

Así comenzó todo...

<<Saricchi>> [KnB - Kise Ryouta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora