Thanks

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Miro los sábanas empapadas. Durante todo el día de hoy ha caído lluvia y no ha parado. Apoyo mi antebrazo en la esquina de la pared pegada al balcón y en este apoyo mi cabeza. Contemplo como la tormenta va en aumento y de la ropa salen pequeños chorros de agua. Gracias a esto se han suspendido las clases desde ayer y piensan prolongar esta decisión hasta que la tormenta amaine.

Suspiro pesadamente por el trabajo que esto me va a dar. A continuación, llevo mi mano hacia mi fleco y lo hecho para atrás mientras me siento en el sofá.

Mi móvil suena. Es una melodía de violín suave y conmovedora, por lo que la dejo sonar un rato hasta que atiendo a la llamada.

—¡Saricchi!—sonrío al escuchar ese apodo.

—Bonjour Kise—le respondo.

—¡Al final no pudimos vernos hoy!

—Cierto...

—¡Y ni si quiera podemos quedar en tu casa o en la mía!

—Lo sé... ¿Y sabes lo peor? Que no podemos tampoco ver a Aomine y a Momoi—hago una mueca de disgusto y me desparramo por el sillón.

—¡Verdad!—por la otra línea oigo un lloriqueo.

—No te pongas así, chico...

Me imagino cómo actúa dramáticamente y como lo consolaría: acariciando su cabeza mientras le sonrió y luego lo abrazo.

Una sonrisa surca mi rostro.

Hacía bastante tiempo que había conocido al idol, por no decir que eso pasó a la misma vez que conocí a toda la Generación de los Milagros. Siempre admiré la felicidad y el brillo que destellaba, y la personalidad que seguía demostrando a pesar de estar triste, enfadado o dañado. De vez en cuando sonreía falsamente, y para mí era fácil de saber ya que me pasaba todo el tiempo así, aunque nunca le decía nada.
En seguida me hice buena amiga de él, a pesar de todo el alboroto que causaba. Tuve bastante paciencia, y aún la tengo, con todo lo que lo concernaba.

—Tampoco podemos quedar con los demás—añadí.

—Ya... Por cierto, ¿¿sabías que Momoicchi tiene admiradores secretos??

—¿Qué?—pregunte suavemente.

—¡Tiene admiradores! ¡El otro día vi como un chico le dejaba una caja en la puerta de la casa!—torcí mis labios hacia abajo y arrugué el entrecejo.

—¿Te estás volviendo un acosador de Momoi? Porque si es así, ya puedes dejar de hablarme—bromeé.

—¡¡No!!—durante tres segundo hubo silencio—Bueno, puede ser...—me carcajeé.

—No tienes remedio...—negué con la cabeza—La próxima vez te cuelas en su casa si quieres—reí.

—Ojalá...—el tono de voz de Kise cambió a uno melancólico y entristecido.

—¿Estás bien? No te estará dando un amarillo, ¿verdad?—le pregunté sarcástica-preocupada.

¿Pillaron el doble sentido de lo del amarillo?

—¿Un amarillo?—dibutó.

—Como se nota que los japoneses no salen mucho de su país—dije con humor.

—¡Oe!—reí ante su quejido afligido.

La sonrisa no se desvaneció de mis labios.
Miré el techo aún con esa sonrisa tonta incrustada en mí y me perdí entre los momentos que había compartido con el chico rubio.

—¿Saricchi?

—Ah, perdona. Me quedé pescando—me disculpé.

—¿Pescando?

—Sí, me refiero a que me quedé en trance—solté una risilla.

—¡Ay! ¡Es que no te entiendo Saricchi! ¡Nunca me acostumbraré a tus palabras y a tu acento!

—Pues tendrás que hacerlo si quieres que me quede toda una vida a tu lado—le murmuré. Hubiera estado perfecto poner la lunita negra del WhatsApp.

—¿¡Nee!?—reí.

—#Fichas—volví a hacer la acción de antes.

—¡Qué no me tires esas fichas, Saricchi!—protestó como un niño.

—¡Es la acostumbre! Siempre lo hacía con mis antiguos amigos...—hablé nostálgica y con una vocecita que siempre acompaña a los ojitos de cordero degollado.

—¡Saricchi...!

—Tranquilo, hombre. Es broma, no me voy a poner a llorar—sonreí.

Me senté y volví a mirar por la ventana.

—Oye... ¿Prefieres estar aquí con los chicos y conmigo o estar en tu país?

—¿A qué viene esa pregunta, rubio?—me estaba asustando.

—Respóndeme, ¿prefieres estar allí?

—Kise...—hubo silencio sepulcral por unos instantes—No...

—¿No qué?

—¡No pienses en cosas así! Está claro que los extraño...

—Ya veo... Eso me resp—no lo dejé terminar.

—Pero es diez mil veces mejor estar aquí. Aquí soy libre, pude cumplir el deseo de venir a este país fantástico y también... Tuve la gran suerte de conocer a un chico espléndido que acapara la atención de demasiadas personas. Puede hacer feliz hasta a la persona del mundo que peor vida tiene, e iluminarte el día con su dramatismo. ¿Te responde eso a tu pregunta, Kise Ryouta?—al otro lado no se oyó nada.

—...—

—¿Kise?

—...Saricchi...

—¿Sí?

—¡¡Iré inmediatamente a tu casa y te daré un abrazo demasiado fuerte y largo!!

—¡Idiota! ¡¡Vas a coger una buena gripe como salgas a la calle con este tiempo!! ¡Quédate ahí y ya nos veremos cuando el tiempo mejore!

—¡Está bien!—sé que ahora mismo está sonriendo—Gracias por preocuparte por mí, Saricchi.

<<Saricchi>> [KnB - Kise Ryouta] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora