VII

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Es lunes por la mañana y he tratado de mantenerme alerta en caso de divisar a Gerard entre los pasillos de la universidad, definitivamente no quiero verle la cara después de lo qué pasó. Me siento tan estúpido después de haber dejado que me vea tan vulnerable, no quería que bajo ninguna circunstancia pensara que soy alguien débil.

Mierda, claro que lo soy pero jamás dejo que nadie vea ese lado de mi, no se en que diablos estaba pensando.

— ¡Frank! – Estaba por salir del edificio, a punto de estar libre, pero entonces escuche su voz llamarme y no pude evitar voltear a verlo.– Espera,– venía corriendo hacia mi y por un segundo quise desaparecer.– ¿crees que podamos hablar?– me pregunta cuando por fin estamos frente a frente.

— La verdad estoy un poco ocupado.– Desvío la mirada y empiezo a caminar hasta la salida pero él decide seguirme.

— Realmente necesito hablar contigo.– Y yo realmente necesitaba salir huyendo de ahí lo antes posible.

— Tal vez en otra ocasión, tengo que...– me quede petrificado cuando salí de la facultad y ahí frente a mi, en el estacionamiento, se encontraba el auto de Thomas.

¿Qué mierda hacia él aquí?

Ahora más que nunca deseaba desaparecer, y más que nada hacer que Gerard desapareciera de mi lado, sino esto solo me causaría problemas.

— ¿Frank?

— Tengo que irme, nos vemos luego, ¿si?– Agacho la cabeza, ni siquiera puedo despedirme de él como quisiera, pero mientras más rápido me aleje de él será mejor para ambos.

Puedo sentir su mirada sobre mi, sé que está confundido y probablemente esté más confundido al verme entrar al auto negro en el que se encuentra un hombre mucho mayor que yo.

Siento la cara arder de la vergüenza.

— Es lindo, ¿quien es?– Pregunta de forma burlona en cuanto me subo al auto y yo le hago una mueca de disgusto como respuesta, no quiero hablar de Gerard con él así que desvió la conversación completamente.

— Te he dicho que no me gusta que vengas por mi.– Le digo mientras me abrocho el cinturón y Thomas pone en marcha el auto con dirección a quien sabe donde.

— Es importante, Frankie.– Sonríe en una mueca y yo tuerzo los ojos. Odio tener que soportarlo en las tardes, me gusta más cuando solo nos vemos en la noche porque para entonces él ya está cansado y no tiene tantas ganas de discutir... Lo único que quiero hacer ahora es bajarme del auto, no me importa si está en movimiento, solo quiero alejarme de él.

— Tengo tarea.

— ¿Tarea? ¡Vamos! Te he dicho mil veces que olvides esa tontería.– Si, era una tontería pero al menos era mejor que quedarme en casa, solo, esperando ver su horrible silueta aparecer por la puerta.– Estoy de buen humor, así que te lo dejaré pasar hoy.

— ¿Y a qué se debe tu buen humor?– Le pregunto sin ningún interés, la verdad no me importa porque Thomas jamás está de buen humor realmente, el que esté con una sonrisa en el rostro me pone los pelos de punta.

— Gané el caso en el que he estado trabajando por un tiempo, me pagaron muchísimo dinero.– Lo veo de reojo y parece realmente feliz, como un niño que acaba de entrar en una dulcería, y no me sorprende su actitud porque Thomas solo vive por su maldito trabajo y por librar de la carcel a gente que realmente merece cadena perpetua.

— ¿A quien defendiste ahora?– No me importa pero sé que si no pregunto se molestará.

— Jeff Collins,– Tan pronto como dice el nombre lo reconozco, había oído de ese chico alguna vez, solo que no recuerdo donde.– Sus padres me pagaron una fortuna por salvar su trasero.

Heavy Dirty Soul |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora