XXV

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La noche ha sido larga y no puede dormir con todo el ruido que inunda la habitación, pero sin duda alguna el peor de todos debe ser el tik tok del reloj que sigue y sigue y no se detiene, parece que solo alarga su agonía y le mantiene consiente de que el tiempo pasa muy deprisa y por más que lo desea no lo puede detener, no puede tomarse un descanso de su horrible vida.

Oh, como quisiera detener el tiempo.

Con dificultad se levanta de la cama, pues sus piernas duelen como el infierno y sus manos parecen no querer responder; ha sido una noche difícil tratando de complacer a Thomas.

Camina por la habitación dejando atrás a su amante y cuando entra a la cocina le cuesta un poco recordar que hace ahí.

Oh, si, un poco de café.

Llena la tetera con agua de la llave y pronto prende la hornilla a su máxima capacidad, mientras el líquido se calienta él se queda de pie observando cómo todo parece írsele de las manos.

Desde que ha llegado a esta nueva casa no ha hecho más que ser infeliz, odia el clima, odia su nueva habitación y odia al nuevo chofer de Thomas, sin embargo lo que más parece odiar es el hecho de estar a cientos de kilómetros de aquel pelinegro adicto.

Ojalá pudiera dejar de pensar él, pues no tiene caso, no tiene remedio pensar en alguien que ya no es parte de tu vida. ¡Y diablos! Eso dolía más que cualquier golpe recibido antes en su cuerpo... esto era diferente, era como una puñalada directo en el corazón, y a diferencia de heridas anteriores está parecía no sanar nunca y solo doler más y más con el tiempo.

Lo extrañaba y no habría nada en el mundo que deseara más que saber cómo está, saber que está bien y que pudo superar sus demonios, saber que su partida no le afectó en lo más mínimo, pero ¿a quien trata de engañar? Probablemente al no verlo regresar tuvo una recaída.

La tetera suena indicando que el agua está lista, pero a él no le importa, es como si se hubiera quedado hipnotizado viendo cómo la cocina de pronto se llena de humo.

Sigue pensando en Gerard, se pregunta si algún día podrían volverse a encontrar y amar y el mayor podría perdonar su abandono.

Oh, Dios.

De pronto siente sus mejillas arder y no es por el humo caliente que sale de la tetera, es por la ira que tiene acumulada hacia el horrible ser que duerme en la habitación de arriba; lo odia muchísimo por haberle arrebatado lo único que lo hizo levemente feliz en la vida; por haberle dado la oportunidad de huir solo para después volverlo a enjaular.

Viéndole desde lejos parecería alguien normal parado frente a la estufa preparando un café, pero dentro de él algo se había quebrado, su cordura y sensatez lo habían abandonado de a poco y eventualmente solo dejaron el esqueleto de lo que solía ser un joven lleno de sueños y aspiraciones, alguien que a pesar de estar atrapado veía una luz al final del túnel... ahora solo estaba la carcaza, sin alma, lleno de ira.

Toma la tetera hirviendo y sube por las escaleras completamente inexpresivo, entra a la habitación y se acerca al viejo Thomas; sonríe antes de hacerlo y como si su rostro fuera una taza vierte el líquido hirviendo sobre el.

Le toma unos segundos reaccionar al mayor, pero para cuando lo hace ya toda el agua ha sido esparcida sobre él; grita de dolor pues su cara está roja y puede sentir su piel quemar como el mismísimo infierno. Apenas puede abrir los ojos pero cuando lo hace divisa a un sonriente Frank parado a un lado de la cama; tiene una sonrisa juguetona en los labios y los ojos le brillan con inocencia; antes de poder moverse y atrapar al pequeño travieso que le ha quemado la cara, este reacciona con mayor rapidez y golpea su ya adolorido rostro con la pesada tetera de metal.

Heavy Dirty Soul |Frerard|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora